ABC MADRID 26-07-1998 página 19

DOMINGO 26- 7- 98 QPIMIÓM Pero ya advirtió Sócrates que el reconocinüento de la propia ignorancia es el primer paso que conduce por el camino de la sabiduría. Hoy ignoramos si las cifras reales son más altas que las oficiales, porque no se computan grupos de parados efectivos, o si son más bajas, dado que algunos parados oficiales son trabajadores encubiertos. El registro anunciado en la Universidad Menández Pelayo por Aparicio, permitiría contribuir al desvanecimiento de uno de los grandes misterios de nuestra realidad social: las cifra del paro. Quizá sea razonabl. e mantener un prudente excepticismo hasta c o m p r o b a r si el o p o r t u n o proyecto Uega a ver la luz pública, pero no cabe duda de que el sistema anunciado parece fiable. Si no interfieren interesadas distorsiones, la c u a d r a t u r a de la cifra del paro, contar simplemente el número de los que trabajan, no d e b e r í a constituir una meta inalcanzable en este cibernético final de milenio. OR escasas que sean, verosímilmente, las posibilidades de concretar la responsabilidad, hay que aplaudir la decisión del presidente del Supremo, Javier Delgado, de abrir una investigación para determinar a quién cabe atribuir el quebrantamiento del secreto de unas deliberaciones, sabiamente filtradas. Ha t e n i d o que llegar el caso Marey y ha tenido que t r a t a r s e del Supremo p a r a que t o d o s c o b r e m o s c o n c i e n c i a de algo que a fuerza de repetirse, estábamos en riesgo de trivializar: la degradación de la Justicia que supone la divulgación de sumarios secretos, el conocimiento general- como si de u n p a r l a m e n t o se t r a t a s e- del contenido de una deliberación y de la formación de voluntad de unos órganos cuyo secreto es esencial para r e s p e t a r la independencia real y la libertad de juicio de los magistrados que resuelven. Estos lodos vienen del polvo de la pre- ABC 1 9 LA CUADRATURA DEL PARO EDIR el paro se ha convertido en tarea casi tan complicada como encontrar el primer trabajo. Las cifras poco menos que secretas de la economía sumergida, la proliferación de contratos eventuales, la sutil habilidad de los Gobiernos para adecentar unas cifras que testimonian en contra de su eficacia y el falseamiento de la realidad mediante el expediente de no computar como parados a determinados colectivos, siembran de excepticismo la contemplación de los índices oficiales de desempleo, fel arte de medir el paro casi se ha convertido en un ejercicio de prestidigitación. Si falaces resultan los expedientes para calcular el desempleo, no lo son menos algunos de los remedios propuestos contra él, como la semana laboral de 35 horas, o algunas medidas solicitadas por los sindicatos para regular el contrato a tiempo parcial. Tan embarulladas y confusas andan las cifras que el secretario de Estado para la Seguridad Social, Juan Carlos Aparicio, acaba de reflexionar sobre la conveniencia de adoptar un nuevo sistema de medición del empleo, que recogerá los datos de la Seguridad Social, de empleados y funcionarios públicos y de las mutualidades de los profesionales liberales. El secretario de Estado ponderó la conveniencia de que, de aqioí a año y medio, dispongamos de un registro fiable, asumible y avalado por u n conseriso social generalizado. La cosa es tíkn sencilla, al menos sobre el papel, como sumar correctamente a las personas empleadas No ha de ser ni arma arrojadiza, ni instrumento demagógico, sino una herramienta, sencilla y objetiva, para calibrar con precisión el fcdice de desempleo. El pertinente recordatorio de Aparicio nace de la eirtdencia de hechos como éste: más de 1.700.000 personas que demandan empleo en las oficinas del INEM no son consideradas oficialmente como paradas. La propuesta del secretario de Estado es más que razonable y permitiría elaborar, por fin, un método fiable para medir las proporciones de ese fracaso colectivo que es el paro. Si negara a Implantarse, pronto podríamos conocer, sin necesidad de acudir a augures ni a arúspices, el ntimero de los parados en España. Hoy sólo sabemos que no sabemos. FILTRACIÓN INTERESADA P meditada politización de la Justicia- c o n c e b i d a como territorio enemigo susceptible de o c u p a c i ó n- p o r el PSOE hegemónico de 1982 y que tuvo en la elección parlamentaria del Consejo General, en la política de jubilaciones, y en el recurso a los terceros y- cuartos turnos sus expresiones más e s t r i d e n t e s Una h e r e n c i a penosa que el Partido Popular no ha t e n i d o t i e m p o fuerza o resolución para rectificar. En cuanto a la filtración, la consideración más somera de las reacciones sucedidas no permite albergar dudas sobre su- alcance e intenciones y, por tanto, presuntivamente, sobre su previsible origen. Los peores temores que a título interrogativo nos permitíamos sugerir sobre la pretensión, no sólo de desprestigiar la sentencia sino de intentar torcer la voluntad de la Sala, mediante la creación de u n asfixiante clima de presiones, se ven confirmadas. Contra toda evidencia, contra cualquier raciocinio elemental, parece claro que confiaban en la impunidad. No es temeraria suponer que quienes sostuvieron la teoría de la estigmatización para acantonar en el nivel de Barrionuevo la exigencia de responsabilidades; quienes pretendieron a n t e p o n e r el examen de la prescripción para evitar la vista oral; quienes, en las últimas horas, int e n t a n romper fuera de la Sala acuerdos de equilibrio alcanzados en su seno, son los únicos i n t e r e s a d o s en p r o d u c i r u n a divulgación prematura del fallo. En un caso concreto, no tenemos que movemos en el terreno de la presunción: nos parecen deplorables las profusas declaraciones radiofónicas del magistrado García Ancos, reiterando sus tesis minoritarias sobre el concurso de delitos. Para eso están los votos particulares y no los micrófonos. V í c t i m a d e l GAL, S e gundo Marey, del que parecemos olvidamos, fue sacrificado en aras de una pervertida y chapucera razón de Estado que optó por el atajo de la guerra sucia Sin revanchismo ni utilizaciones políticas, la reparación de lo que con él se hizo es la condición moral necesaria incluso para el fortalecimiento del Estado en su perseverante lucha antiterrorista. M GONZÁLEZ, GENIO Y FIGURA presidente González parece en atentar contra su respetabilidad la que le haría acreeE Lsuexpuesto propiahistoria reciente. a empeñadoservicio que dor en la El mejor cabría hacerle sería ignorar sus declaraciones de ayer, reiterativas hasta la obsesión, descompuestas hasta la cólera, ininteligibles hasta la incoherencia. ¿A qué viene ahora esta extemporánea y puramente retórica asvmción de responsabilidades? ¿A qué viene este histrióiüco victinúsmo? La sustanciación ante el Supremo del caso Marey y de las restantes causas del GAL no es ninguna cacería sino la manifestación de la vigencia del Estado de Derecho. A lo que, constitutivamente, González parece incapaz de renunciar es a la tergiversación. Aferrado a la teoría de la conspiración González ha ignorado la pulcritud del portavoz Piqué y del propio Aznar, negándose ambos a formular opiniones sobre la sentencia nonnata y les ha atribuido unos comentarios y unos juicios que en ningún caso han hecho. Genio y figura... r Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director FRANCISCO GIMÉNEZ- ALEMÁN Subdirectores Santiago Gástelo, Ángel- Antonio González, Emilio Contreras ABC Jefes da Redacción: C. Maribona. R. Gutiérrez, V. A. Pérez (Continuidad) J. A. Álvarez- Gundín (Cuftura- Comunicación) A. Fernández (Economía) M. A. Flores (Edición Gráfica) J. L. G. -Besada (Madrid) E. Ortego (Deportes) L. Parada (Opinión) R. Pérez- Maura (Internacional) F. Rubio (üustradón) J. A. 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