ABC MADRID 22-05-1998 página 119
- EdiciónABC, MADRID
- Página119
- Fecha de publicación22/05/1998
- ID0004376012
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VIERNES 22- 5- 98 ESPECTÁCULOS ABC 119 1997 fue el año de su buena estrella, el año de su consagración y el año en que recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes gra, pese a su excelente factura y la soberbia fotografía del recientemente desaparecido Teo Escamilla, hacer olvidar el original. Entre otras cosas porque Ricardo Franco, un hombre que parece no haberle tenido miedo a nada ni a nadie, da la impresión de haberse sentido acobardado ante la osadía de hacer el remake de un clásico. Y además, porque Julia Migenes no es Marlene Dietrich. El filme, en suma, es m melodrama con canciones que no c o n s t e lo que de hecho es, no ya misión sino elemento esencial del propio género, conmover y, de ser posible, hacer Uorar al respetable. Ante una situación de hecho a la que no siempre es ajeno, decide, no abandonar, sino hacer un tercio de quite. Es decir, pasarse con armas y bagages a la televisión, para la que ya había trabajado en los primeros años sesenta, rodando cortometrajes documentales en África Occidental, donde fue a parar después de que su espíritu aventurero le llevara durante unos meses a Madeira, a cazar ballenas. En esta su segunda etapa televisiva dedica su actividad, básicamente aunque no exclusiva, a la ñcción, dirigiendo distintos episodios de series de prestigio. Destacan entre ellos los que se inscriben en la inolvidable La huella del crimen que produjera Pedro Costa, El caso del cadáver descuartizado y El crimen de las estanqueras Pero también son recordables La mujer perdida un episodio de La mujer de tu vida y No habrá ñores para los muertos En su escondite mente sin un duro- y el guión y la direccióncorrían a cargo de Antonio Gasset; los protagonistas eran Emma Cohén, prestigiosa chica de Barcelona, recién llegada de París, y Ramón G. Redondo. Elena Santonja hacía de mujer de smoking Manolo Maiji arrancaba un coche, y mucho colaboraban Iván Zulueta, la citada Justa y Jaime Chávarri, que iba vestido con una camiseta muy larga, como Charly Rivel. Y, mira por dónde, formaban entonces la vanguardia del cine español, de la que nunca desertó Ricardo Franco. De Los hábitos del incendiario escondida definitivaI mente entre un k J r- rr g, moutóu de latas, sal tamos a la otra parte de la mar océana. Era el año 1981, yo Yo lo conocí en el Ricardo Franco Festival de Benalmáestaba en Los Ángedena, en plena protesta, al grito de ¡Liber- les, tratando de que algunos miembros de la tad! con su película El desastre de An- Academia de Cine vieran El nido y vivía nual que escandalizó a las fuerzas vivas, al en casa de José Luis Borau, que ya prepagobernador civil de Málaga, al ministro de raba Río abajo Por allí apareció Ricartüto Información y Turrismo y a los espectadores Franco. Fue entonces cuando nos conocimos desprevenidos. Ricardito Franco levantó el más. Algunas veces paseábamos por el célepuño y los grises se lo Ule varón al trullo. bre bulevar, hablábamos de cine y de otras Creo que esa efemérides es de 1970. Años cosas, callábamos largo rato y fuimos indespués vi en el cine Azul Los restos del cluso a una boda de campo, la de José María naufragio con Fernando Fernán Gómez, Martí- corresponbsal en el extranjero- y Ángela Molina y él mismo haciendo de có- asamos una cabrá, que quedó medio cruda. mico, de director y de guionista, como debe Asar una cabra en California es un sello de ser. Aquella película me fascinó. Yo no sé si identidad, porque bastaba decir que en Eses buena, mala o regular, pero está llena de paña las cabras se comen medio crudas. Riencanto, de humor, de sabiduría escondida, cardo Franco se reía a escondidas con sus de nosta a y de sensibilidad. Porque esta ojillos de listo, se burlaba del mundo, sonfamilia- los Franco- es así y lo demuestran reía, estaba decidido a llegar al sitio que se Carlos y Belén- hermanos de Ricardo, pinto- había marcado. res- y su tío Jesús, el inolvidable pariente de Y llegó. Como en aquel juego antiguo- el Rafael Aparicio en El extraño viaje rescatao le decían- rozó levemente en la Pero hubo un tiempo en el que Ricardo mano del cine y dijo ahora te toca a tí. EnFranco, sus am os y yo, Elena Santonja, la tonces, sin que nadie supiera cómo, se esJusta, el perro Foma Fomich y Leo Anchó- condió y no lo vamos a encontrar. ¿Dónde riz, cruzábamos con toda naturalidad la ca- está Ricardo Franco? ¿Estás debajo de una lle Eduardo Terán (Canillejas) de mi casa a col, dentro de un armario, en el seto del la de Anchóriz, decorado principal de Los jardín de tío Jesús a en un cuadro de tu herhábitos del incendiario una película que mana Belén? Yo sé dónde estás, pero no se lo- por desgracia- se ha perdido. En la huerta voy a decir a nadie: estás escondido dentro de Leo Anchóriz se rodaba aquella singular de una película del querido Boris Karloff. película o en cualquier otro sitio cercano. Ricardo Franco fue el productor- naturalJaime de ARMIÑAN OR encima de todo Ricardo Franco quería hacer cine, se había marcado el camino- como algunos otros que conozco y que he conocido- y para llegar a la pantalla, la más grande de todas, la más brillante, estaba dispuesto a utilizar cualquier atajo, como disfrazarse de productor, hacer de actor magnífico, pintar los decorados e incluso inventar la música. Él quería escribir y ser director de cine, ésa era su meta y estaba dispuesto a a alcanzarla, mejor antes que después. Muy cerca le anduvo con su Pascual Duarte hizo el pleno en La buena estrella que le llenó de merecidos aplausos y allí se quedó, para desgracia del cine y de sus amigos. P Regreso al cine De regreso al cine, no termina de acertar en ¡Oh, Cielos! una comedia escrita por el trío de colaboradores habituales del siempre exitoso Manuel Gómez Pereira- Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano y Juan Luis Iborra- cuyo sentido del humor no parece coincidir con el mucho más acre del realizador. Y, tras aquélla, emprende la aventura de retomar a la familia Panero, o lo que queda de ella, veinte años después de que Jaime Chávarri la retratara tan singularmente en El desencanto Su filme en puridad, no desmerece de su ilustre predecesor. Pero el deterioro marcado por el tiempo en sus tres protagonistas ha sido excesivo y, de otro lado, el impacto que su lamentable situación produce en el espectador de 1994, dista de poderse comparar con el que recibiera en 1976, lo que hizo delfilmeun nuevo fracaso comercial, aimque no artístico. Por fin, en 1997, le llega a Ricardo Franco el éxito por el que tanto había luchado, aunque sin renunciar a nada ni aceptar compromisos. Es el año de su buena estrella. Y tal es el título de la película, como ya se ha dicho, ganadora de los Goya al mejor filme la mejor dirección, el mejor guión original, el mejor actor- Antonio Resines- y la mejor música. Fue el año, también, en que obtuvo la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. El año, en fin, de su reconocimiento. O, si se prefiere, de su consagración, gracias a la cual, antes de que comenzara el año siguiente, podía desempolvar y poner a punto su antiguo proyecto Lágrimas negras que él definía como una historia oscura donde la locura y el amor se entrelazan, al inicio de cuyo rodaje la mala estrella se ha im, puuestoalabuena. César SANTOS FONTENLA Filmografía Guiones: Adiós pequeña (1986) junto a Imanol Uribe. Sangre y Arena (1987) junto a Rafael Azcona. Cortos: Gospel, el monstruo (1969) El increíble aumento del costo de la vida (1969) Largometrajes: El desastre de Annual (1970) con guión escrito junto a Javier Marías. Pascual Duarte (1975) Palma de Oro en el Festival de Carmes para José Luis Gómez. Los restos del nauñ- agio (1978) In n out (San Judas de la Frontera) (1982) Berlín blues (1988) El sueño de Tánger (1985) Después de tantos años (1993) que continúa El Desencanto de Jaime Chávarri. Oh, Cielos (1994) La buena estrella (1997) que obtiene cinco premios Goya; y Lagrimas negras (1998) sin finalizar. Series: El caso del cadáver descuartizado (de La hueUa del crimen 1984) La mujer perdida v (de La mujer de tu vida 1989) El crimen de las estanqueras (1991)