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ABC MADRID 22-05-1998 página 36
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ABC MADRID 22-05-1998 página 36

  • EdiciónABC, MADRID
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3 Ó ABC NACIONAL El Burladero gssüíssa; VIERNES 22- 5- 98 Cuaderno de notas ffií! s i? Eisruiarasw ííiffii! rai iaiS. iíi SÍNDROME D DE OSLO H EN LA JAULA DE GODELAS Por Lorenzo CONTRERAS A vuelto la sonrisa al apa- no fue. En resumidas cuentas lo que no serán. rato de Ferraz. El efecto Los borrelhstas harían bien Borrell va camino de ser moen darse de baja del proyecto dulado en la dirección conveque tan entusiásticamente se niente, con la ayuda del propio cundaron. Téngase en cuenta autor del efecto. La situación que el primero en causar baja cambia por días. Ahora, con el ha sido el flamante candidato candidato de las primarias ingresado en la jaula deltigrede promovido por las primarias No sólo acepta el ñchaje de la Gobelas, sólo falta recompofaraona Almeida ner áfeunos criterios para que lo inmosáble imaginar para las futuras de siempre siga j oiripra elecciones auto siendo lo de siem e dose jsorreu qmera nómicas, sino que, con el pre pre. No procede Villar al jefe. Lo qoe en texto de manta citar a Lampe- realidad practica es el nerse en la po dusa. El escritor arte de la resignatíón, mada de la alta siciliano hizo de del ÍCM UI U. W valorado política, es decir fatalismo tuumuu cir a un personaje la que circula por de El Gatopar- MÍO el universo felí do que es necepista, se dispone a sentar sus sario que todo cambie para que reales en Gobelas. Imposible todo siga igual. En el PSOE ha ocurrido solamente algo ha imaginar que José Borrell quiera vigilar al jefe, tenerlo cambiado algo, no todo, y ese cerca para dar virtuaüdad a su a o sufrirá, lo estamos viendo, papel de líder de las bases, objeun proceso reduccionista que tivar su tarea supervisora. Lo llevará al plácido delta del fehque en realidad practica es el pismo los ríos momentáneaarte de la resignación, del fata mente turbulentos. lismo valorado como sentido Se percibe efervescencia en pragmático. Borrell, buen admi el PSOE, en sus bases, en sus rador de toreros famosos podría agrupaciones o en ese mundo que por abajo creyó que, por hacer suyo el sobado dicho que fin, los socialistas verdaderos atribuyen al Guerra: Lo que no puede ser no puede ser y ade recuperarían el orgullo de serlo hacia afuera. Ahora sólo les más es imposible. queda el orgullo de ser disconConste que la alusión al Gueformes con los amaños, pero rra no implica previa intención hacia afuera lo que en buena lóde mencionar a Guerra. Sin em gica tendrán que percibir es el bargo, como la escritura es gesto irónico del espectador siempre un azar en el que las pa descom rometido. El efecto labras se rebelan contra los pía Borrell sustituido por el efecnes de quien las usa, ahí esta to Almeida se transforma en Guerra, Alfonso Guerra, el bolero, lo que pudo haber sido y adoptante de una acuñación verbal que parece no i Ss rsgííSgsssíí ss w originaria de su caletre, pero que le sir vio de mucho en sus tiempos de cómltre i de la galera socia lista: El que se mueve no sale en la foto. Persuadido ahora de todo lo con trario, o sea, que solo el movimiento ayuda a recuperar un lugar en la foto el hombre se agita, se postula como re presentante de la iz quierda verdadera reivindica el respeto de las primarias es procedimiento I electivo que jamás habría pasado an taño por sus ocu rrencias. Y Borrell mientras tanto, en las mazmorras de Gobelas. S. íSráiSlSSEíaWSSÍS 3 S! í SSS í; Si 5 í! Eeia Por Víctor MÁRQUEZ REVIRIEGO OS enseñanzas, para la po- enigma, que lo hay. Y si en Las lítica española, saco de la fi- piedras son testigo la aclaranal entre Real Madrid y Juven- ción del crimen jamás se alcantus. Las da el entrenador italia- zaba, aquí sí que acaba por salir no Marcello Lippi, y las brindo todo, hasta el misterio de las maal que sea: Aznar o Borrell o... reas y sus pandeos, de los vienComo diría nuestro abuelo tos dominantes en el suroeste Kant, Lippi anda en un caso por español, del calor y del frío del el mundo de la moral y en otro agua en las playas atlánticas de por el ámbito del conocimien- alh, e incluso del secuestro doto. En lo moral, admirable re- ble, sus motivaciones y el cosulta su lección de perdedor rrespondiente crimen... Nundignísimo, que reconoce la supe- ca se dilucidará (palabra esta rioridad del adversario, lo feli- muy propia para el caso) el miscita y no acude a la retórica ha- terio de la vida y del alma humana... ¿Dónde está el centro de la investigación aquí? De pronto me acordé de una vieja película- creo que de Eric Rohmer, aquel de los diálogos morales, a los que tan inclinado en su novelística se muestra Vaz de Soto- y era Le genou de Glaire la rodilla de Clara entre nosotros. Creo recordar también que acaso el autor la viera conmigo, cuando éramos jóvenes y sin embargo llovía, aunque menos que ahora. Tal vez en él ha obrado el subconsciente, que ahora saco aquí, sin ánimo de reventar la trama. No quiero ser como aquel acomodador de un cine, que molesto porque el espectador acomodado no le había José María Aznar dado propia, le soltó: bitual y justiñcatoria de los subterfugios. En el saber dijo, según información abecedaria de J. M. M. de ayer: -No dominamos el centro. Tomen nota, pues, los señores Aznar y Borrell. Porque ahí, en el centro, es donde se ganan las grandes finales; y no sólo las dfr la Copa de Europa, o comoquiera que ahora se diga, sino también las electorales de cuando corresponda. Tendrán que combinar, para señorearse del centro, lo que Pascal llamaba espíritu de geometría, y también el de fineza o justeza. Eso es lo que hace Cayetano Pedrero, el personaje creado por Vaz de Soto en Las piedras son testigo y ahora dominante en Síndrome de Oslo su novela última, ya claramente policiaca en su estructura narrativa. Lo cual hizo que apenas recibida, y tras haber leído alguna página, no pudiera dejarla hasta llegar al final. Tan lineal y fácil en su desarrollo, pero no en los saltos y fases de la resolución del- El asesino es el mayordomo. No diré quién es aquí el asesino, que lo hay en la novela. Y también en la vida editorial española, capaz de condenar al malditismo involuntario a un extraordinario escritor como José María Vaz de Soto. Por fortuna, los lectores son más intehgentes que los editores. Espero. I á 1 i l (Q? 3 m

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