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ABC MADRID 10-05-1998 página 88
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ABC MADRID 10-05-1998 página 88

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SUCESOS DOMINGO 10- 5- 98 Un continuo goteo de muertos hace perder la esperanza a los pueblos napolitanos sepultados Las garras metálicas de las excavadoras arañan la tierra en busca de supervivientes En este pueblo hemos crecido siempre con el temor al Vesubio, pero no podíamos esperar que la muerte nos atacara por la espalda desde esta montaña, de una forma tan siunamente traicionera Los ojos los tiene salpicados de barro, como si se tratase de lágrimas de tierra, este médico de cincuenta y dos años, GioAscienden ya a 116 los muertos a causa de la catástrofe, mientras se excava a toda prisa en esta nueva Pompeya con la esperanza de encontrar aún con vida a algunos de los centenares de desaparecidos. A Mickey Mouse y a su novia, Minnie, el aluvión que se desplomó sobre Sarno en la noche del lunes al martes, después de horas de lluvia torrencial, les sorprendió abrazados sobre un corazón rosa en el poster de la habitación de las hijas de Alfonso. La casa de este fotógrafo, de cuarenta y siete años, se encuentra en el barrio de Episcopio, literalmente barrido por una colada de lodo con un frente de cien metros y una longitud de cuatro kilómetros Sarno (Ñapóles) Pedro Corral vanni, habitante de Sarno, la población más dramáticamente afectada por los aludes de lodo, que cayeron el martes del monte Pizzo de Alvano sobre cinco localidades del sur napolitano. Y entre esa diezmada población, los habitantes que quedan parecen haber perdido la esperanza de recuperar a sus seres queridos. -1 misma calle, Via Margherita, un I equipo de rescate lucha a brazo partido con el barro en una bodega sepultada. PhiUppo, de ocho años, bajó allí en el momento de la tragedia para buscar una botella de vino para su abuelo, a la hora de la cena. No, no hay esperanzas... Ya son cuatro días desde que el pequeño quedó sepultado nos comenta un amigo de la familia. El padre de Philippo es el hombre que está apoyado en un muro de su casa; los ojos, enrojecidos de insomnio y dolor, mientras contempla cómo una pequeña excavadora retira el lodo de la bodega y, a la vez, entierra delicadamente con sus garras de acero, el último resto de esperanza. Las víctimas son centenares, pero no nos lo quieren decir. En la familia de mi marido eran once y ahora sólo quedan vivos dos. Yo me avergüenzo de nuestras instituciones. Y eso que las represento. Europa no nos importa nada. Sólo queremos vivir tranquilamente con nuestras casas y nuestro cementerio afirma una mujer policía, con gorra y uniforme. w s j. íí I 3 feíflS 5 síiw ¡y S v v Como lava nía No quedan apenas casas en pie en Episcopio, donde se cuentan más de ochenta muertos, las dos terceras partes de los señalados hasta ayer en toda la zona del desastre. Bajo la gigantesca lengua de barro, desplomada desde el monte Pizzo de Alvano, yacen decenas y decenas de víctimas sorprendidas por elaluvión. Una inmensa colada de lava fría ha cancelado en ese barrio todo vestigio de vida, de civilización, como ocurrió en el año 79 en la cercana Pompeya, sepultada por la ceniza del Vesubio, que se alza amenazador a unas decenas de kilómetros del lugar de esta catástrofe. El centro de Sarno es una inmensa tumba precipitadamente abierta en la noche por la Naturaleza, bajo la lluvia torrencial, y cerrada a la misma velocidad, mientras sus habitantes cenaban o se preparaban para dormir. A sus lados quedan restos de edificios y un amasijo apocalíptico de vigas, coches triturados y enseres irreconocibles. En el pueblo trabajan cerca de dos mü efectivos entre militares, bomberos, policías, carabineros y voluntarios, con todos los medios posibles, desde excavadoras a la última pala, para terminar de abrir las entrañas a esa criatura pegajosa y mortífera que se ha aferrado a cada rincón del pueblo Portavoz de la rabia Ella es la portavoz de la indignación y la rabia de un grupo de personas abatidas que espera al pie de la lengua de barro noticias sobre los cadáveres de sus seres queridos. Ni siquiera el cementerio de Sarno ha sido respetado por el fango irreverente. Los muros, los panteones y las tumbas han frenado el aluvión. Por eso se han salvado nuestras casas, porque al menos nos han ayudado los muertos comenta un anciano que vive en Via Palma, frente al camposanto. Y esa calle es la frontera entre Episcopio y el resto de Sarno, y allí fue donde las tres grandes coladas frenaron su mortal descenso después de más de cuatro kilómetros de recorrido arrasándolo todo a su paso. A los de Quinditi, el pueblo de la otra vertiente, donde han llegado los americanos de la OTAN con sus auxilios, les avisaron a las tres de la tarde de que la Estado en que quedó la localidad de Sarno, tras la avalancha con sus tentáculos negros y pes- pared acribillada de viblentos pegotes de fango. Mis hijas estatilentes. La casa de Alfonso fue golpe- ban en mi establecimiento, en la ada por uno de los flancos de la parte de abajo del pueblo, y por colada y la partió en dos, casi eso se salvaron limpiamente. La habitación de Las llevé allí- prosigue el sus hijas, en el segundo piso, se hombre- cuando vi los primeros asoma con un resto de pudor en- derrumbes por el monte, desde tre las ruinas. Una de las camas esta ventana que ahora estoy pide las niñas, de nueve y seis sando comenta Alfonso mienaños, pende sobre el vacío. Mic- tras señala bajo sus botas de key Mouse y Minnie siguen abra- goma un marco de madera. zados, ateridos de pánico, en una Pocos pasos más arriba, en la Denuncian que la Camorra intenta controlar los trabajos de descombro para pasar elevadas facturas, en su momento, a las autoridades locales

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