ABC MADRID 04-04-1998 página 134

ndalucía ett fe ¿í í. í e ¿t La provincia tiene una ruta siempre atractiva y de cine; la del desierto y el far- west donde se rodaron casi un centenera de películas del Oeste en la década de los 70 A este lado del Mississippi Aunque cualquier tiempo puede ser bueno para viajar al desierto de Almería y a los parajes que fueron escenario- por las calendas de los 70, sobre todo- de casi un centenar de películas sobre spaguetti- western y otros géneros, la excursión resulta más que apropiada en estas fechas, cuando el tiempo se ha estabilizado y la primavera nos invita con toda su fuerza a descubrir nuevas rutas y a volver sobre los pasos que tienen un interés real. Recorrer los caminos del desierto alménense, con la serie de atractivos que nos ofrece habitualmente- paisajísticos, cinematográficos, científicos, etcétera- constituye, sin duda, una de las aventuras más gratificantes. El viajero nunca se sentirá defraudado, porque siempre encontrará elementos, ya sea naturales o artificiales, para admirar o para hacer volar su fantasía, lo que es algo de agradecer en una época como la nuestra, tan caracterizada por la prisa y el stress Tradición e historia (imagen de la izquierda) y modernidad más allá de las fronteras propias (imagen inferior) La provincia de Almería, tínica pero variada, es capaz de saciar todos los gustos. El Mini Hollywood es otra forma de disfrutar del paisaje del desierto. Una visita insólita que nos transporta a otro continente, a otros mundos que también están en éste. Nada más y nada menos que el lejano oeste americano. Un mundo de película para una ruta siempre atractiva: la del desierto de Tabernas í desde las estribaciones de Sieixa Alhami 11 a- algunas, con un breve, pero suficiente caudalobran el milagro vegetal de las retamas y tarays que crecen y se multiplican entre las arenas de estos singulares cauces, perdidos en la inmensidad del primer desierto de Europa, por sus dimensiones, por su fauna, su flora y su esteparia soledad. Desde el altozano que existe antes del cruce con la carretera de Granada, el paisaje hasta la vertiente sur de la Sierra de Los Filabres, en cuyo lomo blanquean las cúpulas del Centro Astronómico a 1 rH 5 JT. La ruta Para llegar al desierto, desde la capital, basta enfilar el vehículo por la antigua Nacional 340, en dirección a Murcia. Una vez pasado el largo casco urbano de Rioja, asomado al cauce del río Andarax, los cerros pelados empiezan a despuntar ya, a la derecha de la ruta, sobre las plantaciones de naranjos, con sus frutos colgados todavía entre el verdor de las ramas, en espera de que la fábrica de zumos de Gádor los transforme de una vez, ante la escasa tirada del producto. ¡Qué años aquéllos, en que los compradores levantinos tiraban de toda la producción y estas fincas eran una mina para sus propietarios. A medida que se avanza, las ondulaciones, vistas desde la carretera, son más secas y calvas. Curiosamente, las ramblas que discurren El desierto ha enriquecido sus atractivos con una reserva zoológica Hispano- Alemán de Calar Alto, se vuelve prácticamente selenita. Las pequeñas elevaciones de la multitud de cerros gastados por la erosión- ocres y peladas, como calcinadas por el solse suceden ya sin interrupción, sólo con las hendiduras de las ramblas que atraviesan el desierto con sus veneros de agua. A partir de este punto, el viajero se adentra también en los terrenos del lejano oeste almeriense, que fueron descubiertos, a comienzos de los años 70, para la filmación de películas del citado género y de otros. Gracias a las producciones realizadas en estos escenarios, los astros más brillantes de la época cabalgaron por el desierto de Tabernas, y los títulos que protagonizaron contribuyeron a divulgar el nombre de Almería por todo el mundo. Películas tan conocidas como Cazador de recompensas Shalako El Cóndor Érase una vez en el Oeste Lawrence de Arabia líní ae 998 TsiBC