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ABC MADRID 20-03-1998 página 56
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ABC MADRID 20-03-1998 página 56

  • EdiciónABC, MADRID
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56 ABC VIERNES 20- 3- 98 Última corrida de l a s Fallas Ficha de la corrida Plaza de toros de Valencia. Jueves, 19 de marzo de 1998. Se colgó el cartel de no hay billetes Saltaron al ruedo seis toros de Puerto de San Lorenzo, blandos y mansos, rajados todos, y un sobrero de Atanasio Fernández, soso y descastado. Enrique Ponce, de rioja y oro. Estocada trasera (oreja y vuelta al ruedo) En el cuarto, dos pinchazos y estocada. Escuchó un aviso (petición y vuelta al ruedo) Vicente Barrera, de grana y oro. Media estocada y un descabello (petición y salida al tercio) En el quinto, media atravesada (petición y salida al tercio) Raúl Blázquez, de blanco y plata. Seis pinchazos y un descabello (salida al tercio) En el sexto, un pinchazo y media estocada (süencio) Destacó Vicente Yestera con el capote y Antonio Saavedra a caballo. matar con él, hasta que su rajado enemigo se echó. Nada logró hacer con su invalidez, defensiva para más inri. La ceremonia de alternativa- abrazos antes de la cesión de los trastos, abrazos después, muchos abrazos- mejor dejarla para el olvido. ¿Cuesta tanto cuidar ritos tan pequeños y tan importantes, tan ancestrales, para el toreo? Al olvido también habrá que entregarle la actuación del toricantano Blázquez, que no tuvo suerte en esta tarde tan importante para su carrera. Cabeceaba y se defendía también el sexto, y un enganchón sucedía a otro, sin solución de continuidad. La tarde tuvo la importancia que le dio Ponce, y ni siquiera acabó bien: muertos ya todos los mansos y blandos toros, se desbocaron las mulillas, que de no ser por un valiente mulillero aún seguirían galopando por el ruedo. Y es que en esto hasta las muías guardan peügro. Vicente ZABALA DE LA SERNA La importancia de Enrique Ponce El diestro de Chiva desplegó toda su maestría para someter a un bronco manso de Puerto de San Lorenzo, pero no culminó con la espada Valencia, en positivo, sí. Porque positivo ha sido que dos tardes, una ayer, colgaran el hasta esta Feria olvidado cartel de no hay hilletes que, salvo la rechazada corrida de Atanasio, se hayan lidiado todas las anunciadas, independientemente de su juego y alguna que otra presentación. Porque positivo es que Valencia cuente con unaflgurade la talla, del poderío y de la importancia de Enrique Ponce, que demostró, una vez más, por qué manda en el toreo. Y es que la faena del maestro valenciano al tierra, como rúbrica de la gran obra, emanaserio cuarto y colorao toro de Puerto de San ron belleza en estado puro, belleza que ni siLorenzo adquirió unos tintes de verdadera quiera quebró el fallo con la espada. Otra trascendencia. Desplegó todo su poder domi- cosa es que perdiera las orejas. La plaza era nador, toda su inteliim hervidero, un clamor de entrega, un grito gencia torera, toda su de pasión durante la apoteósica vuelta al técnica. A resultas de ruedo final. semejante despliePatente quedó la importancia de llamarse gue, cimentado sobre Ponce y su verdadera magnitud, la otra caía un valor sin fisuras ni de la moneda de su primera faena. La misma concesiones, al toro mano que sometía al cuarto trataba de mimar se le rajó la bravura a la ruina de nobleza que era el segundo de la mitad de la labor. tarde. Entonces, el mérito residía en que el Mientras le aguantó, penitente animal no claudicara. Los largos no se lé olvidó nunca derechazos de los albores de la cuestión coquién movía el enbraron aires de buen toreo; mas las continuas gaño, y de vez en caídas salpicaban y deslucían el empeño. Ficuando le enviaba un nalmente, el valenciano consiguió el equilirecordatorio nada cabrio del débil astado durante ima serie remaEnrique Ponce riñoso, a modo de detada con un cambio de mano ralentizado. Se rrote, como en un par de interminables pases sostenía, por ñn, el bendito, cuando Ponce se de pecho. postró de hinojos, como para llevar la contraPonce se la jugó con las del veri, y corrió la ria, por molinetes. Un espadazo muy trasero mano diestra hasta el ñnal, que se encuentra le alzó con la oreja, premio al temple y a la cadetrás de la cadera. Más violento se compor- bezonería, al equilibrismo de mantener aquetaba el astado por el pitón contrario, y más le llo en pie. costaba al diestro evitar la tarascada, esquivar el enganchón. Todo transmitía ima emoCantidad por calidad ción que encendía los tendidos, incluso cuando finalmente la batalla se planteó en la Vicente Yestera se mostró poderoso y vapuerta de chiqueros, a donde el astado siem- liente parando al tercero, blando en los pripre quiso ir. Allí creció de la mano diestra meros tercios, rajado, distraído y gazapón en una tanda soberana, ceñida, gloriosa. El el último. El otro Vicente de la tarde. Batrazo de los muletazos postreros, rodilla en rrera, quiso suplir la falta de entendimiento por la cantidad. La cahdad sólo brotó en una Octava de l a s Fallas serie diestra y serena. Su esfuerzo poí: mantener al enemigo alejado de la deseada querencia en tablas no cuajó en algo más importante porque el toro se comportó a contraestüo de Barrera, y Barrera, a contraestilo de sí mismo: aburrió pegando pases. Valencia. J. L. Suárez- Guanes No adquirió mayores bríos su faena ante el Sol y casi lleno en la corrida de rejones fa- soso y descastado sobrero de Atanasio llera matinal, en la que Pablo Hermoso de Fernández que había sustituido al cuadripléMendoza salió a hombros, tras cortarlas dos jico quinto. Sin embargo. Barrera había briorejas preceptivas. Lxiis Domecq se hizo con llado a gran altura en el saludo a la verónica un trofeo y a Paco Ojeda le negó el apéndice al toro devuelto. Jugó los brazos con gusto, y los brazos, las muñecas, y éstas, el capote, un presidente de excesivo rigor. Fermín Bohórquez, desigual con los rejon- que cincelaba lances cadenciosos, plenos de ritmo y armonía. El broche de oro de la media cillos, falló en banderillas. (Vuelta) Luis Domecq estuvo bien en banderillas dio paso a una atronadora ovación. Buen toreo de capa, sí señor. Si hace un año me lo juante un toro manso. (Ovación) Hermoso de Mendoza dio un recital en ban- ran, no me lo creo. Gran y admirable evoluderillas, pese a que le alcanzaron las montu- ción ha sufrido el percal de Barrera, que ras en dos ocasiones. Verdad y ortodoxia so- ahora luce soltura. bre Cagancho y piruetas en la cara a lomos de Chicuelo Cortó dos orejas, premio exceBlanda y mansa corrida sivo, pues tuvo dos pasadas en falso al entrar a matar. La Fiesta sufre un mal endémico con las Fría la labor de Antonio Domecq con un caídas de los toros, como se comprobó con la floja corrida de Puerto de San Lorenzo, pero astado suelto y distraído. (Oreja) Paco Ojeda tuvo una actuación torerísima. que no se cuiden detalles toreros tan imporBien con los rejoncillos, así como en banderi- tantes, señor Ponce, como conceder una alternativa con la espada de la verdad, también Uas. (Vuelta) Andy Cartagena se mostró entusiasta, le va robando misterio. Raúl Blázquez se conpero también nervioso y embarullado. (Pal- virtió en matador con un estoque simulado. Luego, pinchó como si se hubiera tirado a mas) Quinta de Castellón Pablo Hermoso de Mendoza salió por la puerta grande Manuel Díaz El Cordobés cortó dos orejas Castellón. Efe Manuel Díaz El Cordobés cortó dos orejas en la quinta corrida de la Feria de la Magdalena de Castellón. Se lidiaron toros de Joaquín Núñez del Cuvillo, bravos y nobles, excepto el sexto, que resultó manso y peligroso. Ortega Cano, dos vueltas al ruedo y ovación tras aviso. El Cordobés, oreja en ambos. Canales Rivera, ovación en su lote. Ortega Cano llevó a cabo en el primero una buena faena sobre ambas manos en la que destacaron dos series de naturales de gran temple y mando. En el cuarto, volvió a estar muy centrado en una labor incluso superior a la anterior, pero que malogró con los aceros. El Cordobés iastrumentó al segundo una faena entonada dentro de la ortodoxia. En el quinto. El Cordobés se dio al histrionismo, con el salto de la rana, y el púbüco se dividió. Canales Rivera apechó con el peor lote. El tercero no transmitía emoción, por lo que su labor no fue tenida en cuenta. En el manso sexto estuvo porñón y voluntarioso. El peón Ramón Alvarado fue cogido, pasando a la enfermería donde fue atendido de una lesión en el músculo gemelo de la pierna izquierda.

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