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ABC MADRID 28-12-1996 página 3
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ABC MADRID 28-12-1996 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 28 DE DICIEMBRE 1996 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ODO hombre y toda nación tienen el sagrado derecho de preservar sus diferencias y su identidad en nombre de su futiiro y en nombre de su pasado escribe el francés Jean Raspan en una estremecedora novela Le camp des Saint acerca del riesgo que supone para Occidente la invasión pacífica de Europa por los indigentes del Tercer Mundo. Yo hubiese precisado así: por respeto a su pasado y por prevención de su futuro Por respeto a su pasado, porque toda nación es como una nave ya anclada en la Historia con unas características determinadas- idioma, costumbres, religión, familia, tradición, escala de valorescuidadosamente preservadas a través de los siglos, y que conforman su personalidad única y diferencial. Y por prevención de su futuro, porque no es admisible, que una sola generación, en nombre de unos principios pasajeros, de ética dudosa (aunque se amparen en ella) transformen de un plumazo la idiosincrasia de pueblos viejos y gloriosos que con su ciencia, investigación, audacia, descubrimientos y modo de ser, han ido elevando la dignidad de la especie humana a límites impensados. Esto es Europa: no un espacio geográfico determinado, sino una cultura en que cada uno de sus miembros jugó en su día un papel determinante, como si se hubiesen distribuido la especialidad del trabajo para transformar a la especie humana en algo muy superior a su condición animal: cuna del genio, y el ingenio; de los descubrimientos geográficos, químicos, biológicos, físicos, astronómicos, atmosféricos y técnicos; traductores y enunciadores de las Leyes de la Naturaleza; domadores y primeros usuarios de las ondas invisibles de la luz, el sonido y la electricidad que pueblan el espacio; taller inmarcesible de todas las artes; inventores del derecho internacional, civil, penal y político; pioneros del espacio extraterrestre; creadores del Estado moderno; fuente de riqueza y templo del bienestar. Todo ello está en riesgo de esfumarse, como niebla movida por el vendaval, si no se toman serias medidas comunitarias, contra la lenidad en la aplicación de las Leyes de Inmigración. Europa es un formidable foco de cultura y prosperidad, que irradia su luz sobre el resto del planeta, pero es un territorio mínimo frente a una inmensidad poblada por diez mil mülones de seres de los cuales las nueve décimas partes pertenecen a lo que se ha querido lla- ABC mar el Tercer Mundo. La raza europea y sus prolongaciones en América y Australia son como una leve mancha de piel blanca, como la Vía Láctea en el firmamento, frente a la dermis afro- asiática- polinesio- americana del obscuro espacio del resto de la Tierra. En su Ubro- denuncia, Jean Raspail se declara antirracista. No pretende matizar los derechos humanos de valor universal según el color de la piel. Él no está haciendo la apología de la raza blanca en detrimento o menosprecio de las de color. Lo que está es defendiendo un espacio cultural y político- Europa- de una invasión foránea de indigentes (si no lo fuesen se quedarían en sus países) cuyos individuos son de evidente inferioridad cultural, educacional, higiénica y sanitaria, de otras costimibres, de otras religiones, con otra escala de valores, otros gustos y un muy diferente sentido reverencial del trabajo. El crítico literario Jeffrey Hart, de la Universidad americana de Princeton, reconoce el carácter no racista de la obra citada, al escribir: Raspail is not writing about race, he is writing about civilization Asombra, pasma enumerar, lo que ha hecho Europa en el mundo y para el mvmdo, y estremece pensar que todo ello pueda perderse, difiuninarse, obscurecerse- la piel también ¿por qué avergonzarse de ella? -con la invasión pacífica de genes extraños que no portan con ellos ni el amor a la superación, ni la veneración al trabajo bien hecho, o simplemente al trabajo. Cristina López Schlichting, en un magnífico reportaje publicado el domingo 12 de diciembre en ABC, nos cuenta su entrevis- DOMICILIO SOCIAL J. L LUCA DE TENA, 7 28027- MADRID DL: M- 13- 58. PAGS. 136 T INVASIÓN TERCERMUNDISTA jt tMBíirnnTrwirf- ta con un niño marroquí de 14 años, inmigrante ilegal en España. Conviene advertir que este rapazuelo fue buscado y descubierto por la periodista, y no por la policía a pesar de ser delincuente habitual y haber penetrado en patria ajena en amplia violación de nuestras leyes. Pues bien. El chico declaró a la periodista: Yo en Marruecos no robaba. Allí es peor Lo que viene a confirmar mis frecuentes denuncias a la blandura y suicida lenidad de nuestras leyes y justificar la pregunta que planteé en estas mismas páginas el 3 de noviembre pasado: ¿No hemos visto hasta la saciedad que el destino de esos pobres desdichados de las pateras no puede ser otro que la delincuencia o la mendicidad? En España existen, según el bien documentado reportaje de Cristina López Schlichting, 200.000 marroquíes, de los cuales 68.000 son legales y el resto clandestinos. Sumemos argelinos, tunecinos, mauritanos, fíMpinos, chinos, cada uno en sus guetos voluntarios, con sus mafias propias o jugando por libre; añadamos los de la Europa oriental y traficantes de droga suramericanos y convendremos en que el problema no es baladí. Llegan en las famosas pateras, jugándose la vida a través del Estrecho de Gibraltar y conducidos y explotados por los mercaderes de carne humana. Pero también escondidos en los bajos de los camiones o en sus cámaras frigoríficas, con el convencimiento de que España es su tierra prometida. Y no por la bondad de su chma sino por la lenidad e inadmisible permisividad de sus leyes o- como yo me temo- de su aplicación. Hay que poner remedio a esto. No solo con la expulsión automática de los ilegales sin posibilidad de reinserción por haber violado una vez las leyes del país sino con el uso de una extrema prudencia en la concesión de los permisos legales de inmigración, con la mira puesta exclusivamente en las estadísticas y necesidades de mano de obra. Es decir- y me dirijo con ello al Gobierno- en defensa de los intereses que el país ha puesto democráticamente en sus manos. Porque, como ha escrito Jean Raspail: Todo hombre- y toda nación- tiene el sagrado derecho de preservar sus diferencias y su identidad en nombre de su futuro y en nombre de su pasado Torcuato LUCA DE TENA de a Real Academia. Española

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