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ABC MADRID 28-10-1996 página 49
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ABC MADRID 28-10-1996 página 49

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC mmm m mm mm Perentoria necesidad de El ciclo económico español ha mantenido ajustar nuestros desequilibrios básicos para ganar la un gran paralelismo con el europeo convergencia LUNES 28- TO- 96 Coyuntura- ABC 49 Análisis de cinco etapas que coinciden en los tramos en alza y baja Madrid. D. E. Uno de los hechos más significativos de la economía española a partir del Plan de Estabilización Económica de 1959- 1960, es constatar cómo la evolución del perfil de la coyuntura económica española y europea han mantenido un gran paralelismo, coincidiendo los momentos de crisis y expansión. A pesar de ello, las tasas anuales de variación del PIB de España y de la media de la UE eran diferentes aunque su tendencia fuera similar. Ciclo de ia economía española y comunitaria MKr. KMV. y yMyMy. 8 7 -años 1964 a 1996 Media móvil trianual centrada r s I4 av v- España Comunidad Europea 1964 1966 1968 1970 1972 1974, 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 Un hecho muy importante en la medida que explica la aproximación o retraso de España en cuanto a su convergencia real con Europa. En el período 1964- 1996 se distinguen cinco etapas que coinciden con los tramos ascendente o descendente del ciclo económico que, repetimos, describe una curva similar en España y la UE. Entre 1961 y 1973 (CEE) y 1974 (España) el PIB creció muy intensamente tanto en la Comtmidad Europea como en España, pero con una intensidad mayor en el caso dé España. La economía española en los catorce años que separan 1961 de 1974, creció a una tasa anual acumulativa del 7 por ciento; medida en términos de PIB, mientras que en igual período la Comunidad Europea (EUR- 12) registró un crecimiento medio anual del PIB del 4,6 por ciento. El mayor impulso de nuestra economía en aquel período hizo posible que la convergencia real de la española medida en términos de PIB por habitante en SPA (standard de poder de compra) que en 1960 equivalía a un índice 57,2, sobre la media anual de la UE valor 100, avanzara hasta alcanzar en 1975 un índice 77,9, que supuso una ganancia de más de veinte puntos porcentuales para la convergencia española. de 7,5 puntos porcentuales. El retroceso de la economía española entre 1975, y 1982 fue en buena parte una consecuencia de la crisis del petróleo, en la medida que la dependencia española de la energía obtenida a partir del petróleo era mayor que la de otros países europeos. Pero también debió influir considerablemente el cambio político que puso sobre la mesa unas reivindicaciones sociales soterradas, cuya atención significaron unos costes sociales y un alto nivel de inflación que, inevitablemente, frenó el crecimiento económico, que, como muestran los datos, fue cada año de medio punto porcentual menos que en la media europea. Los precios implícitos en el PIB crecieron entre 1975 y 1982 el 195 por ciento, equivalente a una tasa anual acumulativa del 14,5 por ciento. El gasto publico que en 1975 representó el 26,1 por ciento del PIB, se elevó hasta el 38,2 por ciento, en 1982. Las prestaciones sociales avanzan desde el 9,2 al 18,9 por ciento del PIB. El efecto de este comportamiento no sólo se manifiesta en la pérdida de convergencia respecto a Europa, sino también en el nivel de empleo y la tasa de paro. Entre 1975 y 1982 se perdieron 1.294.000 puestos de trabajo y la tasa de paro avanzó desde el 2,76 por ciento al 13,46 por ciento de la población activa. La etapa expansiva de los años ochenta quedó enmarcada en el septenio 1983 a 1989. Una etapa jalonada por la incorporación de España a la Comunidad Europea, en la que de nuevo la economía española vuelve a recuperar una posición más creciente que la de la media europea. En dicho período el PIB español creció con una tasa anual acumulativa del 3,6 por ciento, frente al crecimiento medio de la Comunidad Europea del 2,8 por ciento. Como consecuencia de ello, el índice de convergencia real que había descendido hasta el 70,4 en 1982, avanzó de nuevo situándose en 73,4 en 1989. A pesar de esta recuperación y a consecuencia de la política económica practicada en el período, sobre todo en el trienio 1987- 1989, el más expansivo de la etapa, no fue la adecuada para lograr un crecimiento sostenido que mejorara el nivel de convergencia español. Entre 1987 y 1989, mientras que el PIB aumentó el 16,4 por ciento, el empleo sólo creció el 10,4 por ciento. Es decir, a una tasa anual de crecimiento del PIB del 5,2 por ciento se enfrentó con tasa de aumento del empleo del 3,3 por ciento. Un hecho que demuestra cómo la política económica practicada en la etapa de crecimiento daba lugar a que prevaleciera el factor capital sobre el trabajo. Desde la óptica del gasto púbüco entre 1983 y 1989 se produjo un crecimiento muy intenso. Frente al 38,2 por ciento del PIB a que ascendía el gasto público en 1982, en 1989 se alcanzó la cuota del 42,6 por ciento. Los ingresos públicos, a consecuencia de la expansión económica, crecieron vigorosamente pasando del 33,8 por ciento en 1983 hasta el 39,8 por ciento en 1989. A pesar de ello se registró un déficit público equivalente al 2,8 por ciento cuando el signo positivo del déficit coyuntural debería haber eliminado el déficit total. Entre 1987 y 1989, que fueron unos años excepcionales para la economía española, se perdió la oportunidad de corregir profundamente nuestros desequilibrios básicos en déficit púbüco e inflación lo que habria permitido afrontar mejor los efectos de la crisis que vendría después. La crisis de los noventa La crisis económica iniciada de hecho en 1990, pero que resultó explícita con todo su rigor en 1993, puso en evidencia los errores cometidos por la política económica en la etapa expansiva posterior a nuestra incorporación a la Comunidad Económica Europea. En el trienio 1991- 1993, la economía española creció sólo el 1,8 por ciento, equivalente a ima tasa anual media del 0,6 por ciento, un crecimiento similar al de la Comunidad Europea. El mantenimiento de un déficit estructural elevado, imido al déficit coyuntural propio de la crisis, hizo que el déficit público, que en 1991 se evaluó en el 4,9 por ciento del PIB, aumentara hasta el 7,4 por ciento en 1993. A partir de 1994 se inicia una recuperación del ciclo económico que en el primer semestre de 1995 parecía consoUdarse pero que, en contra de todas las expectativas formuladas, registró un debiUtamiento, con posible recuperación a partir del semestre de este año. Un comportamiento irregular en la medida que la economía americana mantuvo su ritmo de crecimiento y la nipona comenzaba a salir del largo bache precedente. El debiUtamiento de la economía europea pudo deberse a los esfuerzos de sus quince miembros para ajustar sus economías según los acuerdos de Maastricht. Pero no hay seguridad de que ésta sea la causa más explicativa del decaimiento registrado en Europa. El lento caminar de la economía española hacia la convergencia europea (algunas veces en retroceso) pone en evidencia la necesidad, cada día más perentoria, de ajustar nuestros equilibrios básicos, especialmente inflación y déficit púbUco, para que sea posible un crecimiento suficiente y sostenido que libere la tasa de paro de nuestra población activa, que sigue duplicando a la media europea. Servicio de Estudios del Banco Bilbao Vizcaya La crisis económica (1975- 1982) La crisis del petróleo que se inició un año antes en Europa que en España, dio lugar a una notable desaceleración del crecimiento económico que, medido en términos de PIB, supuso para la EUR- 12. en los ocho años que separan 1975 de 1982, ima tasa media de crecimiento anual acumulativo del 1,9 por ciento. En igual período de ocho años, el PIB español creció a una tasa media anual del 1,4 por ciento. Este desigual comportamiento motivó que el índice de convergencia real de España que en 1975 había alcanzado la cota del 77,9 por ciento sobre la media 100 de la UE descendiera hasta el 70,4 en 1982, con un descenso

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