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ABC MADRID 24-06-1996 página 96
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  • EdiciónABC, MADRID
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96 ABC ESPECTÁCULOS Por libre Cine de La Flor LUNES 24- Ó- 96 La vuelta de Alfonso Paso Sabemos de sobra que el fenómeno teatral al que dio nombre Alfonso Paso no puede reproducirse, porque tuvo su origen en unas condiciones sociales, económicas, políticas y, desde luego, escénicas, irrepetibles. La reposición de una de sus obras Usted puede ser un asesino teatro Marquina) no carece, sin embargo, de significación. Toda una generación asistió, en los cincuenta y sesenta, entre irónica y escéptica, al gran reinado de Paso en los escenarios del circuito comercial. Mientras las minorías descubrían a Brecht, Peter Weiss, Beckett, Miller y Williams, el espectador medio determinaba, por elección, el monopolio de un teatro que, salvadas todas las distancias que se quiera, tenía un precedente, en cuanto a preferencia y popularidad, en el Lope del siglo de oro. Es obvio que no hay ninguna coincidencia en invención ni calidad, pero sí en éxito social y en presencia cuantitativa. El asombroso éxito de Paso no alcanzó a las generaciones hoy instaladas en el poder económico, social y político. Tampoco sería fácil que su reposición lograra sintonizar con la sensibilidad dominante, ni que su contenido encajara entre las inquietudes que hoy se adueñan del corazón de la sociedad, pero, en cualquier caso, la propuesta de Tamarit- Arturo Gómez constituye una experiencia que puede servir para probar lo que hay de permanente en el legado teatral de este fecundo autor. Se ha escrito poco sobre el primer teatro de Alfonso Paso, cuando, en los difíciles cuarenta, el autor pertenecía al grupo Arte Nuevo, en el cual militaban Sastre, Quinto, Gordón, Medardo Fraile... Querían cambiar el teatro y, también, cambiar la sociedad, y sobre estos presupuestos montaban sus obras en el ámbito universitario. Monleón recuerda que en esa época fue significativo el estreno de Una bomba llamada Adelardo expresiva de la estética y el pensamiento de este Paso inicial. Luego, cada imo siguió su propio camino, y casi todos decidieron luchar desde dentro admitiendo lo que llamaron el pacto Las reservas con que el público de mentalidad convencional recibió las obras de esta primera andadura de Paso, ya integrado en el circuito comercial, lo condujeron al conservadurismo en que fundamentaría sus grandes éxitos posteriores. Se conocen las virtudes- y los defectos- de la fórmula adoptada definitivamente por Alfonso Paso. De la rebeldía que había constituido su punto de partida, y del fresco y origlnalísimo humor de aquel tiempo, se trasladó al compromiso con las exigencias de un público conformista que reclamaba de la escena vías de evasión, desenfado y frivolidad. Paso se las abrió, y muchos lamentamos entonces que no intentara recobrar sus propuestas iniciales, e insistiera en encauzar su talento por lo que entendíamos como un halago a la mediocridad de una j masa de espectadores sin rigor ni inquietudes de mayor hondura. Eduardo G. RICO L Ayuntamiento y leídos los piropos que de Madrid ha tenos han dedicado con nido el buen gusto motivo del fútbol, me pa- hay ocasiones en que los ayuntamientos tie- rece que estaba en lo justo. Sobre todo en el nen buen gusto- de publicar, en edición facsí- tema paella: los muy animales, analfabetos mil, el original de Enrique Jardiel Poncela en gastronomía y otras artes, no saben distin Cario Monte en Monte Cario basta con guir un arroz- bazofia hecho en Londres de echarle una miradilla para comprender la una milagrosa paella nacida a la vera del Medifícil personalidad del autor, su mal y buen diterráneo. Estos paletos, devoradores de corgenio y alguna de sus señeras manías. Jar- dero mal cocido y judías para desayunar, se diel, en esto de la escritura, es abanderado han atrevido a decir la paella conocida tarridel mía o de nadie, del yo escribo a mano, ta- bién con el nombre de paella- ladrillo, por lo cho, como si fuera de la censura, dibujo, mucho que se repite Yo, personalmente, no pongo mayúsculas y me mancho los dedos, perdono la ofensa y vivo con la esperanza de porque son míos: usted puede escribir a má- que nos venguen los portugueses. quina, que le saldrán los escritos mecanizaPero estábamos hablando de Cario Monte dos y vulgares. Discusión eterna. Pobre Jar- en Monte Cario y no de los nativos de aquediel- o quizá afortunado- que no llegó a ver el llas islas del Norte, que en vez de corridas de triunfo del ordenador, donde incluso un pre- toros bravos intentan exportar vacas enajemio Nobel, nada menos que García Márquez, nadas. Cario Monte se estrenó, hace ya mugana batallas a la vieja y querida pluma esti- chos años, con un reparto larguísimo, difícil lográfica. de reproducir e imposible para una compañía Hoy este cine levanta el telón, como otras actual. Por suerte y, desde luego por talento, muchas veces hicieron los teatros, correspon- el Teatro Español, que se cuenta entre los diendo, al instalar blancas pantallas frente a municipales, ha tenido el valor- luego viniesus lujosos palcos en honor de algún autor ron las glorias- de casi estrenar esta alhaja añorado o de un título querido: no olvidemos de Jardiel. Es un espectáculo divertido, aleque entre las obsesiones de Jardiel estaban el gre, aireado y optimista, donde el ingenio discine y que tuvo la enorme suerte de verlo de paratado del autor es un constante desafío al cerca, en el Hollywood deslumbrante de los público y donde, en ocasiones, resplandece años treinta, con Edgar Neville, Pepe López una frase única, una joya inventada ayer, Rubio, Martínez Sierra, Rosita Díaz Gimeno, porque también se inventan las joyas. Yo, de Conchita Montenegro y Catalina Barcena, chico, me sabía algunos de los cantables... entre otros. De aquella experiencia le nació Cario Monte en Monte Cario, quien pudiera un monólogo- precisamente para Catalina acompañarlo o No me consta y ya me esBarcena- Intimidades de Hollywood y una cama, como no contestara, eso es que estará de sus comedias menos brillantes: iba a decir en la cama... Con música del maestro Guemás vulgares, pero en Jardiel Poncela nada rrero: confieso que a mí no me gusta la música del maestro Guees vulgar. La comedia él era se titula El amor dura C o p l a s y rip ¡os rrero, aunque y que, muy simpático dos mil metros Tampor ejemplo, La monbién adoptó a otras tería o Los gavilacriaturas que venían nes prefiero verlos del cine mudo, celuloiguardados en un áldes rancios espectaSi algo en la vida me irrita bum de discos mudos. culares dramones dones que cualquier jovenzuelo Sin embargo, el Guede él ponía textos y diáse ría de la batallita rrero de Cario Monte logos divertidos y que dicen cuenta su abuelo. es otro: más gracioso, absurdos. Es prudente la paciencia, frivolo, inteligente y, En Cario Monte en escúchale bien y calla por fortuna, superfiMonte Cario que no que te habla su experiencia cial. ¿Por qué razón? es sólo edición facsímil, y tú llamas su batalla ¿Por influencia de Jarsino gozoso espectáSu batalla es el quererte, diel o por qué consideculo, aparecen otras quizá contarte su lucha raba menor aquel tipo dos de grandes o pede música? Supongo y que no sólo con suerte queñas obsesiones de que por las dos cosas. Jardiel: los automóvipodrás aumentar tu hucha. Los autores se engolan les y el juego y, por suQue no sirve la jactancia siempre al escribir drapuesto, las mujeres, de ser joven para nada, mas, óperas o zarzueque le traían a mal que es sólo una circunstancia, las y se hberan cuando traer. Jardiel Poncela solamente una pasada... hacen comedias o, en en cuanto tuvo dinero Admite pues su consejo, este caso, operetas, igtuvo coche y mucho le norando que es mucho gustaba ir a merendar estudia, trabaja, advierte, más difícil producir a la Cuesta de las Perdique con suerte serás viejo risa, que lágrimas. ces, con sus hermanas para enfrentar a la muerte. Cario Monte en Monte mareadísimas, apreTenle todos los respetos, Cario hace reír y nos tando el acelerador en vez de no dile sí lleva a un tiempo para hasta alcanzar los piensa que luego tus rüetos muchos desconocido y ochenta kilómetros por te pueden negar a ti. para otros reenconhora. Y como es habitrado, a unas chicas de tual dejó su huella en Quizá leyendo deduces eterna belleza, a los otra comedia: Agua, que tengo algún desconsuelo disparatados automóaceite y gasolina y no es así, cinco luces, viles de Jardiel y al Queda otra obsesión y me encendieron como abuelo. rojo y negro de una ésta la hemos comparY si algún nieto me tienta mesa de juego donde tido los españoles para cuando vienen de visita, siempre se gana. rematarla el sábado: si la ocasión se presenta, los ingleses. Jardiel les les cuento mi batallita Jaime de ARMIÑÁN tenía especial inquina ¡y no me pasan la cuenta! Francisco RABAL E Cario Monte Las batallitas del Abuelo

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