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ABC MADRID 16-01-1996 página 20
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ABC MADRID 16-01-1996 página 20

  • EdiciónABC, MADRID
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20 ABC OPINIÓN MARTES 16- 1- 96 Panorama LA REVISTA POESÍA o se mueven. No hablan, No dan problemas. Ni siquiera se ponen enfermas, a condición de que íes quites el polvo de cuando en cuando y las protejas de la humedad. Están ahí, tranquilas, silenciosas y, cómodas, en un estante de m biblioteca, indiferen- tes a la soledad y a la angustia que reinan en la casa. Son. las 42 entregas hasta hoy aparecidas de Poesía una revista que nació en 1- 978, auspiciada por et Ministerio de Cultura, y que dentro de poco va a cumplir dteciocino años. Se dice pronto: dieciocho años. Y eso que a sus lectores nos parecía imposible que llegara al número 20, porque los alemanes, con esa docta pesadumbre que los caracteriza, se empeñarían ipso tacto en hacer una edición facsimilar de la revista y no tendría sentido seguir alimentando un cadáver. Pero ha ocurrido. Los embalsamadores andaban distraídos resucitando Europa, o quizá estaban hartos de tanta momia literaria. El caso es que ha ocurrido el milagro de la supervivencia. Poesía es un juego que inventaron Gonzalo Armero y Diego Lara, sabedores de que las cosas importantes empiezan siempre siendo un juego. Se trataba- y se tratará. Dios mediante, si en marzo hay cambio de Gobierno, porque parece que el Ministerio de Cultura socialista ha suspendido su aportación al proyecto- de un juego libertario, con unas bases mínimamente restrictivas: todo podía hacerse, pero había que hacerio bien. Por si fuera poco, en las reglas nunca se definió lo bueno ni se dijo qué era lo malo: se corría, así, el dulce riesgo de equivocarse. Y, sin embargo, el resultado no ha podido ser más certero. Me divierte, creer- y a lo mejor resulta ser verdad- que en esa estantería de ahí enfrente vive la colección de Poesía más completa de todas las que existen. La que incluye más variantes, más curiosidades, más primores. En cada colección hay duendes de imprenta que cambian cartulinas de color, o mutan encuademaciones, o dejan de tintar zonas que debían tintarse. En cada colección hay rarezas, y una feliz complicidad me ha hecho depositario de las de ésta. Puesto que soplan vientos de confrontación ideológica, no creo que haga mal a nadie un intermezzo de bibliofilia. Pese a todo, confieso que, al ver los lomos de los 42 números de Poesía no. pienso tanto en las rarezas que contienen como en las que contendrán en el futuro. Por ejemplo, en las que pueda haber en las entregas monográficas sobre Rimbaud y sobre Valle- lriclán que Gonzalo Annero tiene pensadas desde antiguo y cuya aparición estoy seguro de que auspiciaría con gusto, el gobierno liberal- consen ador que España necesita. Se ha sembrado mucha ilusión y mucho genio creativo para que, al cabo, por muy poco dinero (comparado con el que se invierte en otros capítulos culturales de dudoso interés colectivo) Poesía no alcance ese número 50 que tanto se merece. Por eso, y recordando el inmenso caudal de palabras e imágenes imborrables que debo a la revista y los maravillosos ratos que he pasado escribiendo para ella o pa- seando por sus páginas, ruego al infinito laberinto de los efectos y las causas que prolongue la vida de Poesía Y nosotros que lo veamos. Luis Alberto de CUENCA smii feR N Planetario ENTRE DOS MINISTROS H ENOS aquí, en este momento, ante un presidente del Gobiemo entre dos ministros de Interior, distanciados entre ellos sólo por algunas legislaturas. El primero intentó, acabar con el terrorismo etarra, vulnerando la legalidad. El segundo prefiere utilizar las leyes penales apañadas años después para dar la mejor vida posible a los criminales terroristas, reinsertándolos sin que cumplan sus condenas, soltándolos de soniche mediante el truco de que unos jueces perezosos dejen agotar, sin ser sancionados, los plazos legale. s o, más sencillamente, permitiéndoles mantener secuestrados, cautivos, meses y meses sin que las fuerzas, ahora llamables de la debilidad pública no del orden público les molesten lo más mínimo en sus admirables actividades contra lo que. antes era la nación española. De los dos ministros, el primero, el señor Barrionuevo, disfruta de la libertad bajo fianza, pagada, por algo será, por el PSOE. El segundo, el señor Belloch, disfnjta apaciblemente de las comodidades de su dúplice ministerio. Entre uno y otro, enfre el procesado en libertad provisional porque, según parece, intentaba asesinar a los asesinos, Banionuevo, y entre el que ha soltado a docenas de asesinos y tiene a otros pensionados en ultramar, porque ha descubierto las ventajas de la cohabitación EÍAGobiemp, ahí está, secretamente intranquilo, proponiéndose, y hace bien, ganar las elecciones de marzo, el señor presidente del Gobiemo. Mucho ha aprendido en estos años don Felipe González Márquez. El que no ha aprendido es el pueblo. El pueblo llano, sin acceso ni aspiración a los numerosos altos cargos de que dispone- crea, cubre, el macroestado filipesco. Hay en el pueblo, muchos ciudadanos que contemplan con simpatía al ex ministro Banionuevo. Están de acuerdo con él en que era necesario y hasta urgente acabar con el terrorismo. Los más reflexivos desaprueban la torpe ilegalidad de los procedimientos de los GAL. Los más agudos incluso acusan de hipocresía el tajco de don Felipe de presumir de abolir la pena de muerte pero, como menos, mirar a otro lado para no ver legalmente lo que hacían los asesinos del GAL, mientras el presidente no se enteraba más que por la Prensa y Barrionuevo se hacía el loco. El resultado es que el pueblo, eso que llamamos ahora la ciudadanía, no sabe a qué carta quedarse. Ve que si un ministro se permite meterse con los terroristas puede acabar en la cárcel y que los que salen de la cárcel, hasta pensionados secretamente en algunos casos, son los terroristas. ¿Cuándo está en lo cierto- se preguntan- el presidente del Gobierno? ¿En el primer sistema? ¿En el segundo? Así resulta que los partidarios del primer sistema podrían en marzo votar a Barrionuevo y los del segundo, votar a don Felipe. ¿Cuáles son, o van a ser, allá en marzo, los que voten más a lo uno o a lo otro? ¿A Barrionuevo suponiendo que quena daries a los de la ETA más de su propia medicina separatista? ¿A Belloch soltando a la chita y callada a los de la ETA que le están dando más de lo. suyo, o sea, deten- orismo asesino, a los coroneles en León. y a los obreros en Vallecas? Votar se está convirtiendo en una ciencia complicadísiriía para este pueblo indeciso que ya no es capaz de decidir si la democracia es una cosa que está bien o está mal. El que parece tener la idea clara y. procede en consecuencia, es el presidente del Gobiemo, para quien está claro que no es lo mismo Vera que Barrionuevo, y que se instala en que no se entera de lo que Barrionuevo hacía cuando era su nninistro. El señor presidente del Gobiemo sí que sabe siempre lo que se hace. Lorenzo LÓPEZ SANCHO

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