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ABC MADRID 01-09-1995 página 3
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ABC MADRID 01-09-1995 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 1 DE SEPTIEMBRE DE 1995 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC allá van flotas enteras, con grandes costos, cuyo origen no está claro, y se habla interminablemente de ello en todos los medios de comunicación. Pero los organizadores de tal barullo no se preocupan lo más mínimo por las mujeres degolladas en Argelia- parece que esto se está convirtiendo en el deporte nacional- ni por las bombas de Sarajevo, ni por la limpieza étnica y los millares de deportados como rebaños asustados, ni por el terrorismo desatado en muchas partes del mundo, ni por el medio millón- o acaso un millón, ni se s a b e- de asesinados en Ruanda, país de unos seis millones de habitantes, con el cuál se nos invita todos los días a tener solidaridad Si se trata de los niños, es aceptable; si se va más allá, es una monstruosidad. No es nada fácil superar las situaciones atroces que he evocado, y que son una porción solamente de las que existen. Lo que me parece. mal es que no se intente, que casi nunca se haga lo que podría ser eficaz, que se repitan mil veces los mismos errores, que no se extraigan las consecuencias inevitables de experiencias reiteradas, que se finja creer en lo que no se cree, esperar lo que no se espera, porque no es posible. A pesar de que casi todos los países se llaman democráticos- y algunos lo son- la influencia de la opinión real sobre los gobiernos es muy escasa, en muchos casos nula. Hay demasiados intermediarios, aparatos burocráticos que son los que deciden, intereses y compromisos que pesan más que lo que desean o quieren las personas. Y estas, por su parte, están desorientadas. En mi reciente libro Trataüo de lo mejor me he preguntado si nuestra época es particularmente inmoral; creo que no, pero que está en un grado extraordinario de desorientación, que es otra cosa. La manipula- DOMICILIO SOCIAL J. I LUCA DE TENA, 7 28 0 2 7- M A D R I D DL: M- 13- 58. PÁGS. 192 N O me canso de repetir una norma que me parece esencial, en la vida personal y privada, en la pública, desde luego en la internacional: No hay que intentar contentar a los que no se van a contentar Y, a pesar de la evidencia de este principio, vemos cómo una vez y otra, obstinadamente, se vuelve a lo mismo, con el deterioro progresivo de todas las relaciones y situaciones afectadas por ello. A la vez que la televisión recordaba lo que ocurrió en 1975, hace veinte años, con Marruecos, su rey- dictador y la llamada Marcha Verde, aprovechando un momento de; crisis e indefensión de España, aparecía en la pantalla la información actual dé los problemas de la pesca, con una repetición literal de la misma actitud. Y se sigue hablando de amistad y se multiplican las concesiones, los halagos, y se finge creer en todas las promesas. La sangre corre, rodeada de fría crueldad, en Ruanda, en Argelia, en la que fue Yugoslavia, en tantos lugares, y se multiplican las reuniones internacionales, las mesas redondas los ofrecimientos, apaciguamientos, comisiones, a sabiendas de que nada tendrá valor, que la única respuesta será el sarcasmo. Los nacionalismos tienen la propiedad de ser insaciables -característica de ciertas actitudes, con la cual hay que contar si no se quiere errar gravemente- A veces parecen relativamente leves, pero es porque están en primer curso y como es natural aspiran a pasar al segundo, y el término puede ser la graduación serbia. Estamos viendo cómo los energúmenos mayores, a la vez que se van creciendo, suscitan cachorros que también ladran, como gozquecillos que se sienten alentados y respaldados por sus amos. La televisión ofrece un amplio muestrario de todo esto, lo que quiere decir que es público y notorio, y a pesar de ello no se ve que nadie saque las consecuencias oportunas. En otro orden, basta que un escritor, director de cine o artista produzca obras escandalosas, destinadas a agitar las aguas, aunque estén destinadas a pasar pronto, para que los críticos les dediquen automática y dócilmente la máxima atención, mientras se mantienen en cuidadosa indiferencia ante la mayor parte de lo que vale la pena y tiene alguna probabilidad de quedar. Resulta casi divertido leer críticas entusiastas en las que se ve con claridad que la obra ensalzada no ha gustado nada al que la comenta. El anuncio de una prueba nuclear francesa en un atolón del Pacífico ha desencadenado una multitudinaria manifestación de refinada hipocresía. No sé si tal prueba es necesaria, ni siquiera conveniente, y es probable que sea inoportuna. Pero creo que tiene poca importancia, escasas o nulas consecuencias, que esas pruebas se han hecho innumerables veces y por diversos países; pero INCAPACIDAD DE ENTERARSE áPrrectston movements Jan ango RAYMONDWEIL GENEVE TONCHO S. A. Alcántara 3, 28006 Madrid, tet. 5754444 4645. fax 5754425 ción es tan intensa, continua y eficaz, que la forzosa libertad humana, que no se puede perder- a lo sumo se puede renunciar a ella- está entorpecida y trabada por esa red de interferencias de todos los instrumentos de comunicación. Pero esa libertad, por ser algo que va intrínsecamente con la condición humana, es lo que nos queda aquello a que siempre se puede apelar. Por otra parte, yo no escribo para instituciones o gobiernos, sino para personas, a las que intento comunicar mis preocupaciones y lo que veo. De ellas espero- si espero algo- la mejoría de la situación actual. Que, precisamente por ellas, no es tan desoladora como los fenómenos públicos y exteriores hacen pensar. Por diversos azares, he estado en los últimos meses en ciudades y pueblos de varias regiones españolas; debo decir que en todas partes he encontrado síntomas alentadores, a veces en un grado que no se sospecha, y que se puede comparar favorablemente con países que gozan de mejor fama. Hay muchas cosas que están bien en España, y principalmente la calidad de muchas personas y lo que depende de ellas. En eso confío, y creo que se puede conseguir lo que no se logra por cauces colectivos, no digamos oficiales. La acción individual, personal, es lo que importa. Si cada español- lo mismo podría decirse de los hombres de cualquier lugar- obrase de acuerdo con lo que verdaderamente quiere, desea, estima- o le repugna- la mejoría sería inmediata e inmensa. Los energúmenos que dicen atrocidades, por supuesto falsas, deberían contar con la repulsa de los que las encuentran así. No es posible tratar, saludar, admitir a la convivencia a los que se excluyen de ella. El que falta manifiestamente a la verdad no tiene derecho a ser escuchado ni tomado en serio; el que exige lo indebido o no cumple lo que promete no puede aspirar a ser tratado con estimación. Los grupos, partidos o países que violan las normas fundamentales que rigen la vida humana deben experimentar las consecuencias y ser tratados según lo que su conducta reclama. Creo que la presión de las voluntades individuales, si no se abandonaran con una dimisión suicida, obligaría a las instituciones de todo orden a ajustarse a ellas, y esto podría llegar a la escala internacional, a ese mundo que dista mucho de uno, pero está íntegramente en presencia de manera que lo que sucede en cualquier parte repercute en el conjunto. Se trata, en suma, de invertir el orden habitual: no confiar en las instituciones, partir de las personas e ir hasta donde ellas pueden llegar. Julián MARÍAS de la Real Academia Española

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