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ABC MADRID 29-04-1995 página 84
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  • EdiciónABC, MADRID
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84 ABC ESPECTÁCULOS Música clásica- SÁBADO 29- 4- 95 Colosal Bruckner, de Blomstedt y la Sinfónica de San Francisco De irreprochable y hasta de insuperable ha de calificarse la versión que de la Octava Sinfonía de Antón Bruckner, nos ofreció la siempre magistral batuta de Hercert Blomsted al frente de la soberbia San Francisco Symphony Orchestra, en el Auditorio lleno de un público, el de Ibermúsica, que tras una ejemplar escucha supo volcarse en el encendído aplauso al final de esta magnífica sesión de la tarde del martes. Bien por encima de su interés, también de su belleza, es la Octava bruckneriana- obra dilatada, con momentos digresivos, en un largo total de su hora y media de duración, que parece acumular- siempre de modo admirable- elementos y más elementos de índole pesimista que, bien puede decirse, sólo se alivia por ese rayo de luz que aparece cuando el Scherzo y esos en sus períodos extremos, que no el logrado contraste que supone su Trío Es lógico imaginar que Bruckner, el gran sinfonista austríaco de una época wagneriana, bien determinada en esta colosal Octava no pudo suponer jamás que podría alcanzar una traducción como la lograda por el maestro Blomstedt, titular de la Orquesta Sinfónica de San Francisco. Hasta llegar a tamaña perfección interpretativa, han debido sucederse ensayos y más ensayos, conciertos y más conciertos, y sobre todo, reflexivas consideraciones tras el sesudo estudio de la compleja partitura, si muy clara en su textura, complicada en cuanto a un exposición que ha determinar planos y resolver mil problemas en aras de situar todo en el modo más beneficioso mirando a su extensión. La batuta titular de la Sinfónica de San Francisco lo consigue de la mejor manera, con pasmosa seguridad, con suma musicalidad, de gesto elocuente y eficacísimo equidistante entre lo comedido y lo externo. Claro está que dispone de una centuria de profesores magníficos (una cuerda cálida, muy en particualar la grave, un metal pastoso de preciosa calidad, una madera excepcional, unas trompas admirables en su conjunto y hata un timbal siempre en su justo sitio) volcados en la respuesta que saben les exigirá Blomstedt. Así, con una orquesta tan primerísima, con un director tan extraordinario, es como logran interpretaciones tan colosales como esta inolvidable, de la Sinfonía Num. 8, en Do menor, a 117 de Antón Bruckner. Antonio IGLESIAS El Coro de la CAM celebra su X aniversario con un disco Madrid. A. G. El Coro de la Comunidad cumple esta temporada sus primeros diez años de vida y, con ese motivo, se presentó en el Teatro Albéniz un disco compacto con la grabación en vivo del concierto conmemorativo que ofreció el Coro en el Auditorio Nacional el pasado 8 de febrero. Las ocho composiciones que contiene constrituyen un retrato veraz de las prioridades de este admirado coro madrileño: música española, con obras de Rodolfo Halffter, Mompou, García Abril, Pildain y Martín Liado, y los grandes maestros internacionales del siglo XX, representados por Debussy, Britten y Petrassi. En la presentación intervinieron Ignacio Piorno, representante de la Consejería de Cultura de la Comunidad, y Romero Valencia, secretario general de Radio Televisión Española, cuyo sello discográfico RTVE Música se encarga de la producción y distribución del disco. Ambos coincidieron en felicitar al Coro y a su director titular, Miguel Groba, por el cumpleaños y por labor de difusión cultural realizada. Intervinieron además el gerente del Coro, Alfonso Carraté, y el crítico musical y asesor de la Comunidad Andrés Ruiz Tarazona, quien elogió la calidad y el acierto programador de este Coro. En su inquieta línea habitual, el Coro de la Comunidad, junto con su orquesta hermana, ofrecerán el próximo día 2 de mayo en el Auditotio Nacional el estreno de Letanías de Madrid composición encargada por esta agrupación a Ángel Oliver. Flamenco Isidro el Mono: rumbo flamenco Es incomprensible que Isidro El Mono no haya debutado en Revólver hasta ahora, ya que se trata de un farandulero integral, artista no sometido a las cadenas del tiempo que es capaz de levantar pasiones de todo tipo, confesables o no. Cortísimo ya de facultades, con una camisa de chorreras de hace veinticinco años, la tez achocolatada de un sarmiento y el gesto grave de un chamán chiricaua, Isidro El Mono es ante todo un flamenco de arriba abajo, un arquetipo, un rostro y una figura emblemática de la manera flamenca de ver la vida. Senequismo puro (y duro) No hizo mucho, un pelín por soleá y un mechón por farruca, pero pocos artistas pueden presumir de que el público se les entregue con solamente dos minutos de baile. El Mono, le pese a quien le pese, es uno de ellos. De espaldas al consistorio, alzó con solemnidad el brazo y le salió un macicísimo pase por alto acaganchado, de los que daba el gitano de los ojos verdes en la plaza vieja de Madrid. Al instante, las bailaoras Victoria Duende y Cecilia se embracilaron a él para irse a Egipto. ¿Ya se lo llevan a acostar? preguntó uno. Pues no. El Mono es trasnochador, y quedaban esos momentos tan templados, tan oleaginosos y tan serios por farruca. Hay que destacar de cuanto sobre las tablas aconteció la labor del cantaor José Jiménez, una voz brava y de buen metal que se raspó de principio a fin todo el espectáculo, consiguiendo momentos de verdadera valía honda. Victoria Duende (bailaora que sabe sacarse partido y conecta muy bien con el público) aportó por aires de Cádiz la simpatía y el conocimiento de la psicolgía de masas. Cecilia, por seguiriyas, esfíngeo hieratismo. Fueron testigos del evento, entre otros: Esperanza Fernández, Elena Andújar, Joaquín Grito, Remedios Heredia, Adrián, los chicos de Caño Roto (Entri Júnior, Nani Júnior y Mario Montoya) y Domingo Ortega. Aparte, claro, de los tañedores encargados de rasguear para el inigualable Isidro El Mono: Juan Serrano, Leo y El Chiqui. Antonio Gavilán y otro oficiaron como palmeros con derecho a patada (que no a pataleo, pues Isidro El Mono no sólo apoquina bien a los de su cuadro, sino que, encima, lo que le queda a él se lo gasta en invitarles a una botella de whisky) Rumbo flamenco. Joaquín ALBAICÍN Concierto jacobeo The New London Consort El Liceo de Cámara de la Fundación Caja de Madrid ofreció el miércoles en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional un concierto de Música del Camino de Santiago interpretado por The New London Consort, el famoso conjunto vocal e instrumental inglés dirigido por Philip Pickett y especializado en la música muy antigua, medieval y renacentista. En realidad, la reconstrucción fiel de las sonoridades de los siglos XII y XIII es imposible, pero eso carece en el fondo de importancia. Canten o no las Cantigas estos londinenses como lo hacía Alfonso X, lo importante es que lo hacen maravillosamente bien. Es un placer escuchar cómo despliegan esas antiguas melodías sin necesidad de añadirles notas nuevas, o casi. Alternando coros y solos, subrayando o no la melodía con fídulas, laúdes, campanas y flautas, asentándola un zócalo de zanfoña, y sazonándola con percusión de parches, los New London hacen verdades creaciones musicales con las Cantigas del Rey Alfonso o las Cantigas de amigo de Martín Codax. Su versión es más despojada, pero no menos seductora, cuando abordan a cappella las piezas polifónicas del Códice de Las Huelgas. Buena parte del gran éxito del concierto es mérito de la soprano, Catharine Bott, cantante de impostación limpia y de fuerte personalidad musical. Alvaro GUIBERT Murió el guitarrista brasileño Rafael Rabello Río de Janeiro. Efe El músico brasileño Rafael Rabello falleció el pasado jueves, informaron ayer medios periodísticos brasileños. Los familiares del músico, uno de los más reputados instrumentistas de su país, indicaron que Rabello, de 33 años, murió de arritmia cardíaca seguida de un paro respiratorio agudo, y desmintieron las versiones que afirman que el músico falleció víctima del sida. Sin embargo, según destacan diferentes periódicos brasileños, amigos cercanos a Rabello aseguran que hace dos años él mismo había admitido que sufría sida. La tragedia cortó su carrera en pleno vuelo. Años atrás sufrió un accidente de tráfico y, después, una criminal transfusión de sangre inyectó el virus del sida en el músico señala el editorialista Luis Nassif, del diario Folha de Sao Paulo Desde su infancia, Rabello demostró que era un talento genial para la música. A los 14 años ya era profesional y a los 16 entró a formar parte de un grupo de cámara. Era oriundo de Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro, y pertenecía a una familia de tradición musical. Grabó cerca de 400 discos y tocó la guitarra para casi todos los grandes músicos de su país, entre ellos Arthur Moreira Lima, Chico Buarque y Paulinho da Viola. Entre sus trabajos más destacados se encuentra el disco Todos los tonos grabado con composiciones de Antonio Carlos Jobim- para quien Rafael era el mejor guitarrista del Brasil y con la participación de Paco de Lucía, Jaques Morelembaum León Ganderlma, Luis Avelar y Paulo Moura.

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