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ABC MADRID 28-11-1994 página 61
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  • EdiciónABC, MADRID
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LUNES 28- 11- 1994 CULTURA ABC Pág. 61 Emilio Lledó: La lengua no sólo expresa la realidad sino, sobre todo, la idealidad El filósofo ingresó ayer en la Real Academia Española Con vuestra elección me habéis hecho participar, desde esta secular Institución, en el cuidado y cultivo del tesoro de nuestra lengua Con estas palabras Emilio Lledó agradecía ayer su ingreso en la Real Academia Española, con un La sesión empieza a las siete en punto. Junto al director de la Real Academia Española, Fernando Lázaro Carreter, ocupan la presidencia la ministra de Cultura, Carmen Alborch; el secretario de Estado de Universidades, Emilio Octavio de Toledo, y el vicedirector de la RAE, Ángel Martín Munido. Entre los académicos presentes, Rafael Alvarado, Francisco Ayala, Carlos Bousoño, Antonio Buero Vallejo, Valentín García Yebra, Pedro Laín Entralgo, Emilio Lorenzo, Torcuato Luca de Tena, Julián Marías, Antonio Mingóte, José Luis Pinillos, Elena Quiroga, Gregorio Salvador, Carlos Seco o Alonso Zamora Vicente, así como Gonzalo Anes o Francisco Tomás y Valiente. Madrid. S. C. discurso sobre Las palabras en su espejo Ocupará el sillón I vacante tras el fallecimiento de Joaquín Calvo Sotelo. Francisco Rodríguez Adrados contestó al nuevo académico, de quien destacó la galanura de su estilo jo En su opinión, las palabras que han sido objeto de estudio y cultivo por generaciones de escritores y filólogos, constituyen el alimento imprescindible de la vida mental, y estamos instalados en ellas como en el aire que respiramos, y con la misma fuerza e inconsciencia con que estamos sumidos en la naturaleza Lledó confesó que, en la elaboración de su discurso, volvió la mirada al autor de siempre, al libro de siempre, al prólogo de siempre. Anduve suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla. Como esos largos momentos, de espera, de reflexión y de silencio que Cervantes expresó en su insuperable inicio Aristóteles y su Política centraron parte de su discurso, porque siempre que dialogamos con esas palabras descubrimos perspectivas nuevas que siguen enriqueciendo, tal vez hoy más que nunca, el caudal de nuestras Fuertes combates A Víctor García de la Concha y Eduardo García de Enterría corresponde acompañar al nuevo académico. Emilio Lledó toma la palabra y reitera su agradecimiento, porque creo que es en torno a este tesoro donde, en un inmediato futuro, se van a dar fuertes combates, acosos turbulentos, que podrían desgarrar nuestra manera de ser, nuestra posibilidad de pensar, nuestra capacidad de sentir. Y gracias, también, porque sabemos que la lengua no sólo expresa la realidad sino, sobre todo, la idealidad, forma suprema de la libertad, de la creatividad; y porque, para esa idealidad, me convocáis. Me siento, pues, ilusionado con la ocasión que me ofrecéis de poder mirar más, más abiertamente, con más dedicación hacia el lenguaje, amenazado en el centro mismo de esa libertad y creatividad que lo constituye, que nos constituye Emilio Lledó se dirigió a sus compañeros en la Academia, a los que confesó que la manifestación de su agradecimiento era la aceptación del vocablo gracias como prueba de lealtad hacia esta Academia, hacia tan extraordinarios colegas, hacia una tradición intelectual a la que me enorgullezco de pertenecer e, incluso, hacia ese grato azar que me ha asignado la silla ele minúscula Tras dar lectura a unos entrañables e irónicos conceptos en torno a las letras elle y eñe protagonistas de sus dos apellidos, Lledó íñíguez, el académico aseguró que desde mi silla ele minúscula espero no renegar, frivolamente, de mi entrañable origen, y estaré atento a cualquier reclamación- que, sin duda, será hecha por conductos oficialesde la jugosa, cálida, sonora, palatalesca, generosa letra Sobre la eñe Emilio Lledó señaló que desde hace años, tan ¡nmisericordemente vapuleada, tan vilipendiada por Instituciones y Ministerios que deberían mimarla, que no es extraño que Bancos, Seguridades Sociales y otras Cajas de Ahorro le hayan perdido el respeto Lledó evocó la venerable memoria de los anteriores ocupantes de la silla I minúscula, como Marcelino Menéndez y Pelayo, Jacinto Benavente, Salvador González Anaya y Juan Eugenio de Hartzenbusch, y recordó con emoción a su antecesor Joaquín Calvo Sotelo. Su discurso de ingreso versó sobre Las palabras en su espe- Emilio Lledó ideas Pero también aludió al universo metafórico de Platón, donde encontramos esa brillante y utópica expresión escribir en el alma Emilio Lledó distinguió entre territorio público y privado del lenguaje. El lenguaje- observa- territorio común de una colectividad, es, en su más íntima estructura, privado territorio de aquél que lo utiliza El carácter especulativo del lenguaje, hace, según Lledó, que en ese espejo interior que ha de sostener la memoria, se reflejen todas las luces que han alumbrado el nacimiento de la estructura personal El más peligroso tesoro Si calificó al lenguaje como el más rico tesoro, también lo definió como el más peligroso El más rico- apunta- porqueen él se recobra el pasado. Y el más peligroso porque su riqueza parece como si dependiera de aquel que lo administra; como si su inmenso, objetivo, valor, estuviera supeditado, en muchos momentos, al sujeto que, al manejarlo, lo recrea, lo reconstruye; casi lo inventa. Por eso somos lo que hablamos; somos la canción, que sólo se dice a quien consigo va Pero también está implícita, en su opinión, la responsabilidad, que exige, en el aprendizaje de las palabras y sus sentidos, ir enriqueciendo la riqueza, ir iluminando el lugar donde se oculta el tesoro, ir recreando, desde el diálogo propio, el otro diálogo con los hombres presentes... El lenguaje ve; el espejo habla dice Emilio Lledó, para quien, en el supremo universo de la Literatura, el ver es ya un oír. Una palabra que habla y cuyo hablar es luz, visión y mundo Para él, el mundo de la escritura es la paradójica visión de un mundo de oídas. La escritura de los signos escritos nos lleva al territorio de una voz cuyo pleno sonido nunca alcanzaremos a oír plenamente; pero, que deja la posibilidad de oír el nuestro, de oír nuestra propia voz, ante el espejo compartido de las palabras Rodríguez Adrados: Un caudal de ciencia y humanidad El discurso de ingreso de Emilio Lledó fue contestado por Francisco Rodríguez Adrados, quien se mostró muy feliz por poder dar la bienvenida al nuevo académico. Es un viejo amigo- apuntó- un conmilitón de las mismas ciencias, los mismos afanes que he tratado, con modestia pero con tenacidad, de cultivar y que él viene- cultivando ejemplarmente De Lledó destacó la galanura de su estilo, de su palabra, cuando ha hablado precisamente de la palabra, un tema al que se acerca amorosamente una y otra vez y al que, como a un cristal, el cristal de esa imagen del espejo que tanto ama, le arranca cada vez nuevos destellos con los que intenta ayudarnos a que nos conozcamos a nosotros mismos: nuestro mundo especulativo y ético, nuestro mundo social, nuestro mundo irrenuncíablemente personal A continuación, enunció algunos datos biográficos del nuevo académico. De su paso por las universidades de La Laguna y Barcelona, recordó que Lledó era un soplo de aire fresco en el ambiente ahogadizo que se respiraba entonces en nuestras aulas de filosofía. No sólo traía la enseñanza alemana, también, en definitiva, una abertura a la Ilustración, al idealismo, a la libertad, al optimismo racional De su relación con él, dijo que ha consistido en una serie de encuentros y desencuentros a lo largo del tiempo y del espacio Recordó que conoció a Lledó en 1952, cuando impartía un curso sobre Dialectos Griegos al que asistió Uedó. Los griegos están vivos para el que sabe vivirlos- afirma- y Lledó ha sentido la pasión de lo griego. No ha sido nunca capaz de separar a los griegos de su pensamiento De su pensamiento, dijo que está dominado por la dinámica de la Ilustración, que va unida al idealismo Concluyó sus palabras felicitando a la Docta Casa por el caudal de Ciencia de la lengua de que se apropia con el nuevo académico, por el caudal de humanidad. Y al amigo en doctrina y en amistad de varios de nosotros, mañana de todos, a Emilio Lledó, le doy, en nombre de esta Casa, la más cordial bienvenida

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