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ABC MADRID 21-07-1994 página 3
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ABC MADRID 21-07-1994 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 21 DE JULIO DE 1994 FUNDADO EN T 905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA L viejo dicho medieval de que los presentes son pigmeos sobre los hombros de gigantes, es decir, que alcanzan más altura que los pretéritos porque se apoyan en ellos y algo les añaden, tiene una interpretación más inmediata cuando se piensa en los requisé tos de la creación intelectual, literaria, artística y también política dentro de una circunstancia concreta. Salvo excepciones contadas y que habría que explicar, se crea en continuidad, dentro de un espacio que es a la vez un estilo, un repertorio de ideas, formas y, más aún, cuestiones o problemas, de todo lo cual se parte. Esto es lo que explica que, sin sombra de nacionalismo, se pueda hablar de cultura española, italiana, francesa, inglesa, alemana, incluso cuando esas unidades humanas no eran naciones La posibilidad de innovación, de creación- usando esta palabra algo abusiva- depende en muy buena medida de la posesión de lo que se ha hecho o se está haciendo dentro de ese ámbito, de la continuidad con esas cuestiones, esos hallazgos, ese estilo. En nuestra época se puede pensar que eso amenaza la originalidad. Creo todo lo contrario: es precisamente su condición. La originalidad surge cuando no se la busca, cuando, dentro de eso que se puede llamar un estilo se deja fluir la espontaneidad desde la propia perspectiva, que es por necesidad única Cuando se parte de eso que existe, plenamente poseído, se va más allá, aunque no se quiera. Si se mira bien, se encuentra que las culturas más creadoras son aquelllas en que- se ha dado mayor continuidad, en que se ha contado con la totalidad de lo existente, sin olvidarlo ni negarlo. Y no es difícil comprobar que cuando algún país ha roto con esa tradición, automáticamente ha descendido el nivel y la frecuencia de la creación; por ejemplo, Francia en los tres o cuatro últimos decenios. Se puede y se debe conocer lo que se ha hecho o se está haciendo fuera del propio círculo- otra cosa es provincianismo- pero desde ése repertorio o estilo al que se pertenece y que es constitutivo de la propia realidad. Es improbable que se dé verdadera creación fuera de las raíces, por ejemplo en la emigración, salvo en campos muy impersonales y que tienen escasa dependencia de la instalación vital. Y aun así, no es fácil medir cuál hubiera podido ser el nivel de creación si el sujeto no se hubiera expatriado, o sólo transitoriamente. En el caso de España la situación presenta factores contrapuestos: algunos, favorables, se ven limitados o estorbados por otros que pueden llegar a anularlos. Por una parte, me ha interesado y complacido desde hace mucho tiempo el hecho de que el espesor del presente sea mayor en España que en la mayoría ABC de los países que conozco. Siguen siendo actuales obras y autores bastante antiguos de todo el siglo XX y parte del XIX, porque ello se remonta a Galdós y Clarín, como ejemplos. Son leídos, no sólo estudiados, se cuenta con ellos, apasionan, entusiasman o indignan- síntomas todos de vitalidad- No digamos los más cercanos autores de la generación del 98 y de la siguiente, aunque casi ninguno esté en el mundo de los vivos. Pero hay que advertir que este admirable espesor afecta a los que podríamos llamar consumidores a los lectores, a los que se nutren de esas obras, es decir, a los españoles sin más calificación. Claro que eso es lo que más importa, porque son las personas para quienes esos autores escribieron, para las que se debe escribir. Pero ello no basta si no se completa con otra forma de continuidad. Y aquí surge el problema. Es poco probable que los que escriben, pintan, hacen música, investigan o, por supuesto, se ocupan de política, tengan presente lo que se ha hecho antes que ellos. Podrían, ciertamente, discrepar, sería sano, y en cierta medida exigible, pero rara vez lo hacen. Simplemente, actúan como si nada de esa existiera. ¿Por qué? Es frecuente que el prójimo eminente estorbe aunque esté muerto desde hace muchos decenios. Alguna vez he dicho que si a muchos autores se les dice que son el número dos en su campo, no lo perdonará nunca, y si se le dice que es el número uno ¿fingirá agradecerlo, pero le dejará una dosis de amargor a menos que se implique que después de ese uno hay un gran espacio en blanco. Se dirá que esto es ridículo, y así es; pero el ridículo existe, y explica muchas cosas. Se intenta olvidar a los que han DOMICILIO SOCIAL J. I. LUCA DE TENA, 7 28027- MADRID DL: M- 13- 58. PÁGS. 128 E 1 CREACIÓN EN CONTINUIDAD 21, 22 y 23 de Julio MERCADILLO DE LA MODA... ...y no sólo moda. También complementos, libros, regalos, hogar, decoración, deportes. Primeras marcas a precios de Mercadillo CENTRO COMERCIAl 1 HQJQA pasado por el mundo un poco antes- o están todavía en él, pero d e s d e hace demasiado tiempo- Hay una especie de venganza postuma contra los que, por algún motivo, han sido, no ya admirados, sino respetados- u n ejemplo: don Ramón Menéndez Pidal- En lugar de subirse a los hombros de los gigantes para descubrir desde esa altura algo nuevo, se prefiere evitar su sombra. Pero hay un factor todavía más importante y que hace difícil la continuidad. Es la propensión, tan curiosamente difundida, a la descalificación de España. Entre los que apenas saben nada- n i quieren saber- ha cundido extraordinariamente la noción de que España es poca cosa, y desde luego nada interesante. Esta actitud ha sido alentada- y a desde el siglo XVIII, con diversos relevos- por motivos políticos, y son muchos los que huyen como del diablo de conocer nada español o tenerlo en cuenta. A veces resulta risible cómo algunos llenan sus escritos de notas y citas de obras que no han leído- n i acaso pueden leer- en las que se dice, con gran retraso y menos perfección, lo que se había publicado en español hace largo tiempo. Tengo la impresión de que los jóvenes empiezan a reaccionar contra estos usos. No es que me haga demasiadas ilusiones sobre lo que de momento son: arrastran el peso de una educación lamentable y que, por supuesto, cultiv. a todo lo que acabo de decir; no muestran gran espíritu crítico ni demasiada inclinación a trabajar por su cuenta y denodadamente. Pero empiezan a estar disponibles a cansarse de los tópicos, de los mandarines desengañados de su país, de la ignorancia ajena. Algunos tienen deseo de maestros, y los buscan. Hace sesenta años, los teníamos y además los buscábamos en sus escritos, aunque no estuviesen presentes. No me hago ilusiones, pero tengo ilusión. No me sorprendería que empezaran a sentir interés por España, en su historia, en su paisaje, en su cultura, llegase a poseerla, y entonces los invadiría, junto a múltiples descontentos, el entusiasmo que es inseparable de ese conocimiento. Este sería el camino para restablecer la continuidad, de la que podría esperarse el incremento de la creación. Si se hace el recuento de lo que algunos españoles han hecho en el espacio de un siglo, se descubre que en muchos aspectos- no, ciertamente, en otros- han ido más allá que casi todos los demás, han alcanzado un nivel que parecía inaccesible- y que lo sigue pareciendo- ¿Por qué no instalarse en él, partir de él y seguir adelante? Julián MARÍAS de la Real Academia Española

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