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ABC MADRID 07-12-1993 página 15
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ABC MADRID 07-12-1993 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 7- 12- 93 OPINIÓN ABCPág. 15 EL DILEMA DE CALDERA L A pandemia ha llegado a Venezuela. Esa fiebre contra los partidos políticos, los modelos tradicionales, el Poder con mayúscula, ha estallado con toda su virulencia en unas elecciones en las que se h a confiado a u n nombre de setenta y siete años la titánica tarea de rejuvenecer una democracia sumida en la incredulidad y, a veces, la náusea. Rafael Caldera es presidente de Venezuela porque rompió con su propia formación política y renovó vestuario y pinta con un discurso populista que se alimentaba del descrédito de la política económica de Carlos Andrés Pérez. El malentendido ha empujado a m i l l o n e s de venezolanos a asociar la cor r u p c i ó n del régimen adeco con el programa de ajuste económico que el país- matices más, matices menos- -requiere sin remedio. Caldera es el triunfador de unas elecciones que han troceado el mapa electoral en cuatro reinos de taifas. La paradoja es que su discurso, atravesado de cabo a rabo por la más pura demagogia, puede tener el mismo destino que aquel que llevó a su archienemigo Pérez a la segunda presidencia: el cubo de la basura del palacio de Miraflores. Si eso sucediera, un nuevo ciclo de distanciamiento y desencuentro se abrirá entre la clase política y el pueblo. Si eso no fuera así, un Caldera rehén de diecisiete organizaciones que van de la derecha filocastrense a la izquierda comunista tratará de durar en el inmovilismo, esa receta que tan bien conoce el presid e n t e de B r a s i l I t a m a r Franco. Por donde se mire, la elección de Caldera es una apuesta a ciegas, un gesto de ofuscación social, una pataleta ciudadana. Reconocer que el paisaje mundial ha cambiado, que la opulencia de los buenos tiempos de la OPEP ha terminado, es un imperativo político y moral en la Venezuela de hoy. Desde esa perspectiva, es cierto que la honestidad de Caldera y sus promesas de austeridad en el gasto y de mejor recaudación fiscal abren una tregua esperanzada. Pero todo indica que eso no será suficiente. Cuando el electo mandatario habla de mantener subsidios y reducir el déficit público aumentando la presión tributaria en ciertos niveles sociales parece repetir lo que el candidato Fujimori, en Perú, hubo también de desechar a la hora de hacer cuentas y tra- FELIPE AD LIMINA C ON un cierto y aldeano candor, nuestros socialistas batieron palmas cuando Bill Clinton derrotó a George Bush, cancelando una larga etapa de administraciones republicanas. Aunque la transposición mecánica con las categorías de la política europea sea meramente aproximativa, convencionalmente, el Partido Demócrata se coloca a la izquierda del republicano y esta vaga referencia espacial, unida al eczema sesentaiochista de la pareja Clinton, el fervor inicial de abort i s t a s gays y d e m á s anécdotas progresistas, condujeron al extremo de presentar a Bill Clinton como el homólogo socialdemócrata, el González americano, lo que parecía mucha temeridad. damentada en el apasionado interés de ambos gobernantes por la política exterior, sobre la que mantenían no pocos puntos de vista coincidentes. Tras sucesivos aplazamientos y algún lance diplomático poco cortés, Felipe González ha podido rendir por fin su visita ad límina a Washington. En alivio de nuestro presidente del Gobierno hay que contar que otros gobernantes europeos han sufrido parecidos trances. Y es que, retomando la tradición demócrata, Bill Clinton parece dedicar una atención preferente a las cuestiones internas. Pero también está claro que en el nuevo diseño geoestratégico que se insinúa, Estados Unidos tiene puesta su mirada en el fantástico espacio abierto por el Tratado de Libre Comercio y en el Pacífico y Asia del Sur, lo que supone una postergación de Europa, consecuencia indeseada pero inexorable de la cancelación de la guerra fría. El presidente del Ejecutivo español ha ido a Washington en vísperas del cierre del acuerdo del GATT, en el que nuestra no muy feliz aportación ha consistido en alinearnos demasiado entusiásticamente con el cerril proteccionismo francés y dar la monserga con la insostenible excepción cultural tan cara a Ramoncín, Sara Montiel, El Gran Wyoming y demás luminarias o r g á n i c a s e s t r e l l a s del show- business internacional. También deberemos defendernos de alguna acusación de dumping en el mercado del acero y explicar las medidas gubernamentales para hacer rectificar al embajador Gardner su opinión, desgraciadamente exacta, de que los costes laborales y la rigidez laboral privaban a España de cualquier atractivo para la inversión americana. No hay, por fortuna, contenciosos ni malentendidos que impidan una excelente relación España- USA. Y hay- o debería haber- -u n a cuestión pendiente en la que los dos países, por razones de distinto linaje, están concernidos y deben volcar sus esfuerzos sin aflojar la tensión ni levantar la guardia: liberar a Cuba de la tiranía genocida del castrismo, mediante el palo, la zanahoria, la combinación de ambos, o como sea, siempre que se alcance el buen fin de restituir a Cuba su libertad. González y Clinton han tenido que hablar de ello. tar con los organismos multilaterales de crédito. No es que aliviar la dureza del ajuste sea una prédica insensata. Es que los problemas de Venezuela en el escenario de la interdependencia y los tratados regionales de países que emergen del estatismo son b a s t a n t e más grandes que los que ese altruismo parece reflejar. Caldera se enfrenta, a la edad en que muchos desean sólo la jubilación, ante un formidable dilema. O suma fuerzas con Causa Radical, el segundo de a bordo según el escrutinio, y somete a Venezuela a la vieja receta del proteccionismo y el mercado cautivo- l a única tregua que el populismo puede ofrecer- o intenta el milagro de rehacer su política de alianzas y emprende, a partir de allí, el programa que Lo cierto era que la dela Venezuela del futuro rrota de George Bush priexige: sobriedad en el gasto, vaba a Felipe González del desahucio del populismo, remás alto de sus valedores generación de los partidos, exteriores. Hubo entre los modernización de la econodos una notable sintonía mía. Deberá elegir entre el personal, fortalecida a raíz aplauso fácil de hoy y la de la cooperación española sentencia de la Historia. en la guerra del Golfo y fun- TESTIMONIO ELOCUENTE L A presencia, esta noche, de miles de jóvenes en parroquias y catedrales españolas es mucho más que un acontecimiento estrictamente religioso. En una sociedad como la nuestra, con un triunfante y jaleado secularismo que parece haber enterrado o desterrado todo sentimiento religioso, es sumamente significativo que los templos se llenen y que lo hagan para rendir homenaje a una figura como la Virgen María. Sólo hay una explicación que justifique el que a horas intempestivas la gente deje sus hogares y vaya a los templos: cada vez son más los que comprenden que en una crisis de valores como la actual, la Iglesia es la que mejor puede aportar serenidad y luz, motivaciones y esperanza. A la vista, pues, del éxito de las vigilias de la Inmaculada habrá que repetir aquella frase del Tenorio: Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. La religión ha sido enterrada muchas veces por individuos presuntuosos que tuvieron luego que pedir su auxilio cuando a ellos les llegó el final. Algo así está pasando también ahora. Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Subdirectores Francisco Giménez- Alemán Joaquín Wa, Santiago Castelo, José Javaloyes, Subdirectores: M. Ramírez, J. J. León Manuel Adrio, Joaquín Amado, Tomás Cuesta Jefes de Redacción: A. A. González, R. Gutiérrez, V. A. Pérez (Continuidad) J. A. Álvarez- Gundín (Cultura) J. C. Azcue (E. Especiales) B. Berasátegui (ABC Cultural) E. Contreras (Colaboraciones) Fernández (Economía) M. A Flores (Edición T 3 ráfica) L. Lz. Nicolás (Sociedad) C. 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