Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 02-04-1993 página 106
ABC MADRID 02-04-1993 página 106
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 02-04-1993 página 106

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página106
Más información

Descripción

DON JUAN: UNA VIDA AL SERVICIO DE ESPAÑA Testimonios- LIV Estatua de sí mismo cincel capaz de fingir el alto y bello busto de Don Juan de Borbón y Battenberg para el corro de una nueva y fantástica plaza de Oriente? En la serie, desde Ataúlfo a nuestro Don Juan Carlos, pocas estatuas tan difíciles para el cincel. Era un Rey casi mítico: Rey- Padre, de trono portátil; Rey del autoexilio luminoso, por faro de tantísimas conciencias españolas; Rey generoso, sin fallos, estatua de sí mismo. Pero, dentro de esta clásica grandeza, la majestad se aliaba a la familiaridad, y el rango, a la llaneza. Cuando mi mujer y yo íbamos a Lisboa, mi maestro universitario don Pedro Sainz Rodríguez nos llevaba de la estación a firmar en el libro de Villa Giralda y, mientras lo hacíamos, a veces Don Juan bajaba la escalera: Venid a las dos a almorzar en la intimidad. Camino de la sala de conferencias en la sede de la Academia de Ciencias o en la Gulbenkian, al preguntarle yo si quería que aludiese a su presencia, me decía: No, no; di sólo Señor al empezar. El día de la celebración de mi premio Cavia en ABC, estuve sentado a su derecha y ja más olvidaré aquellas dos horas de conversación. Tenía la inimitable espontaneidad de los grandes Borbones. Como el bambú tierno, era a la vez flexible y consistente. Por los tiempos que corremos, podemos decir mejor que en otros el famoso cantable de que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad Pero en sentimientos, lejos de haberse adelantado, se ha retrocedido. Sabido es que nadie ha añadido un pecado capital a los siete del catálogo. Tampoco una virtud más. Don Juan de Borbón reunía las del elenco. ¿Personaje de Esquilo o de Séneca? Quizá un héroe de Racine, a la española con suprema dignidad sin engolamiento; pero con las tres unidades (sobre todo, la de acción) de la retórica clásica. Ahora que ha emprendido el ineludible viaje último desde la noble Navarra al imponente Escorial que atestigua nuestra gloria, le acompañan también antiguos sentimientos: la fe de cuantos en él creyeron, en su inmortalidad, y el consternado plañir de su España adorada Emilio GARCÍA GÓMEZ de la Real Academia Española RA yo uno de t a n t o s vanguardistas que se h a b í a n i n i c i a d o en marxismo para entender por lo menos por qué parajes de la apreciación artística se encontraban entonces los críticos. Vivía en Francia y, por. lo tanto, era obligado iniciarse en Sartre- después del existencialismopero también en Bataille y en las nuevas tentaciones de la filosofía. Según esto, yo pensaba de vez en cuando en mi país y políticamente cada vez lo veía menos claro. Siempre me sentí del lado de los republicanos y exiliado por propia voluntad, pero tenía ya, además, demasiada información sobre cómo se desarrollaba la vida en la URSS para desear que España quedara otra vez escindida de Europa como república soviética. Cuando recuerdo cómo pensaban los intelectuales aparentemente más sensatos, me lleno de admiración. Eran unos alienados. Pensaban que la Creación era marxista. Todo el mundo se había equivocado de tiempo, excepto el pueblo ruso. Y pensando en España, de un golpe se destacó Don Juan. Resulta que, pensándolo bien, Don Juan de Borbón proponía a España un estado normal Cuando se piensa que- querellas políticas aparte- la España normal es ésta, la nuestra, la de hoy, integrándose en Europa con una digna y casi admirable Monarquía al frente y que al origen de todo ello está la figura del Infante Don Juan de Borbón que E 1 Un cuadro de ejemplaridad ha tutelado su destino, se siente un grandísimo respeto por él. El mismo que sentí yo cuando, ejerciendo una lógica turbada por las tendencias más en boga entre las gentes de mi medio, me convencí que a España entonces le era necesario volver a una Monarquía liberal y europea. Que aquello lanzaba sobre muchas gentes un rayo luminoso, algo como una solución. Quise demostrar mi adhesión a Don Juan y le escribí. Me contestó amablemente, firmando de su puño y letra. De eso hace casi treinta y siete años. Aún guardo esa carta con verdadero cariño y hoy con emoción. Don Juan vive hoy como figura histórica clave, él que fue todo sacrificio personal en aras de su país. Todos los que me cuentan su trato tienen de él la misma imagen de afabilidad serena, de seguridad y confianza paternales: un gran nombre y un gran padre. Ese gran papel lo ha ido desarrollando Don Juan hasta el final. Hubo un tema pictórico tópico durante el Romanticismo que se denominó la muerte del justo y en el que se representaba el tránsito del pater familias en un cuadro de patética serenidad, rodeado de sus hijos conmovidos, cura y médico de relucientes espejuelos asimismo traspasados por una dramática reflexión. Ese cuadro se ha podido repetir con su carga de ejemplaridad en un hospital de Pamplona con un protagonista Infante de España. Tan antigua composición nos releva de nuestra mirada habitual de la realidad televisiva, con sangre, violencia y odio en todas sus imágenes. No la veremos reproducida, pero la tendremos in mente como muestra de que el amor, el respeto, la admiración hacia los seres positivos que se nos van aún aplacan el corazón del hombre. Francisco NIEVA de la Real Academia Española Supo servir ON Juan de Borbón ha sido para mí un claro exponente de la fidelidad a unas ideas y de saber sacrificarse por las mismas. Siempre sirvió a los intereses de España y no otro fue su Norte. Los que tuvimos la fortuna de conocerle en otras épocas, sabemos de su ánimo templado y su firmeza de carácter que se combinaban con la amabilidad y cordialidad hacia todas las personas que hasta él llegaban. Fue mi padre quien me hizo conocer y comprender a Don Juan en los tiempos en que ser monárquico no era fácilmente comprensible. Fuimos muchos los que trabajamos con ilusión para hacer realidad la estabilidad D política de España fundamentada en la Corona. Don Juan no llegó a ser nunca el Juan III por el que nos esforzamos, pero sí el que hizo posible con su sacrificio personal y su generosidad que hoy España tenga la ventura de ver a su hijo Don Juan Carlos I reinando con acierto. Hijo de Rey- D o n Alfonso X I I I- y p a d r e de Rey- D o n Juan Carlos I- Don Juan ha sido un patriota y una gran persona. El Ayuntamiento de Madrid le otorgó sus máximos honores y a mí me ha cabido la suerte de poder presentar al Pleno Municipal, y obtener del mismo por unanimidad, que su nombre quede re- flejado de modo permanente en una avenida de nuestra ciudad. Que Dios le dé a S. A. R. Don Juan de Borbón y Battenberg el merecido descanso eterno. José María ÁLVAREZ DEL MANZANO

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.