ABC MADRID 02-04-1993 página 74
- EdiciónABC, MADRID
- Página74
- Fecha de publicación02/04/1993
- ID0001876667
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DON JUAN: UNA VIDA AL SERVICIO DE ESPAÑA XXII Antología de textos- Sagrados deberes Yo no concibo mi quehacer como una lucha por los derechos de la Corona. Éstos son una herencia histórica que, por d e s i g n i o de la P r o v i d e n c i a desde la muerte del Rey mi padre, gravita sobre mis hombros imponiéndome sagrados deberes que son los que me preocupan para poder cumplirlos acertadamente al servicio de España Declaraciones al escritor José Luis Castillo- Puche, julio 1960. Cuando España me necesite me encontrará en mi puesto sin vacilación Sé que se ha dicho de mí y de la Institución que represento que tenemos prisa. Llevo cuarenta años viviendo fuera del suelo nacional y no creo que na- die me haya oído una palabra de impaciencia, y menos de despecho. Ni las pronunciaré ahora, c u a n d o he r e g r e s a d o de mi breve visita con un más acrisolado sentido del deber que excluye todo género de urgencias e improvisaciones. Nunca tuve prisa, pero siempre estuve presto. Cuando España me nec e s i t e me e n c o n t r a r á en mi puesto sin vacilación. Porque lo que sí os ofrezco de modo rotundo es que en mí no se quebrará el eje más sólido que España puede necesitar para su futuro: la teoría secular de los que me precedieron en el Trono de San Fernando y de los Reyes Católicos. Discurso del 24 de junio de 1968. Al servicio de la nación No necesita la Institución mo nárquica contemporizar con nadie ni halagar a ningún sector social d e t e r m i n a d o y únicamente se consolida y afirma poniendo su autoridad al exclusivo servicio del supremo interés de la nación. En el primer aniversario de la muerte de S. M. el Rey Alfonso XIII, 28 de febrero de 1942. tantas naciones la misma lengua, la misma creencia y una común civilización. Discurso ante un grupo de españoles. 20 de diciembre de 1959. La Corona representa la justicia frente a todo poder arbitrario Al acabar la Edad Media se constituyeron las grandes nacionalidades al amparo de la Monarquía, precisamente porque era una fuerza nacional. La Corona representaba para el pueblo la justicia frente a todo poder arbitrario y, en el servicio de la justicia para el pueblo, robustecía la Corona su poderío y su fuerza. id. Serenidad en el servicio de España La ú n i c a l e c c i ó n q u e me atrevo a daros es esta de la serenidad, fundamentada en mi ánimo por la firme decisión de defender, para el servicio de España, todo el valor moral y la fuerza histórica en su integridad de la Institución monárquica que, por designio de la Providencia, me toca a mí encarnar con plena conciencia de la responsabilidad que esto significa. Palabras a un grupo de murcianos. 24 de octubre de 1965. Por encima de intereses de partido o de clase Hoy como antaño, la Corona está por encima de los intereses de partido y de clases y, ajena a todo espíritu de rencor o represalia, puede serenamente encarnar la justicia necesaria para restablecer la unidad moral de la Patria española. ¡d. Prevención contra las ilusiones mesiánicas Debéis propagar entre nuestros compatriotas nuestra fe en la Monarquía, pero debéis prevenirles también contra las ilusiones mesiánicas a las que es tan propicio nuestro pueblo. Discurso a los peregrinos españoles, en Lourdes. 1958. Política de justicia social Tengo fe en la Monarquía, y no porque jactanciosamente confíe en mérito propios. La Corona, sin caer en un gobierno personal, puede y debe ser la garantía de un Gobierno y de una Administración competentes y honestos; de que las leyes serán cumplidas con absoluta equidad; de que jamás el interés de clases pondrá obstáculos a una política de justicia social que no debe conocer otros límites que los impuestos por el propio interés nacional y, f i n a l m e n t e del leal cumplimiento de los compromisos internacionales, asegurando así ai la Patria una respetada personalidad en el mundo, digna de un pueblo que comparte con Institución de carácter nacional El Rey no es el Jefe de un partido. Represento una Institución de carácter nacional y el problema está en que la sucesión que el realismo político más elemental nos presenta como algo ineluctable, es preciso que se realice en medio de la paz, en provecho de España y logrando la adhesión y el respeto del pueblo español. Discurso ante su Consejo Privado. 4 de noviembre de 1961. Deber de servicio a España Ser Rey no es un galardón ni un honor, y si me apuráis, ni siquiera un derecho; es, fundamentalmente, un deber, un grave y trascendental deber de servicio a España, siendo ésta la causa de que en el Trono, o lejos del Trono, el Rey sólo vive para la inquietud constante por el bienestar y la grandeza de la Patria. Palabras a un grupo de extremeños. 25 de octubre de 1964. La Monarquía es una fuerza viva La Monarquía ni es ni debe ser un simple adorno, remate o coronación del Estado: es una fuerza viva y o p e r a n t e cuyo mayor timbre de gloria consiste particularmente en haber servido a la Patria en los momentos de dificultad y peligro, corriendo con ella los más duros temporales de la Historia. id. Frente a los privilegios El Rey siempre representó a la nación frente a los intereses particulares y feudales y por esto, merced a la fuerza unitaria que significa la Corona cuando ha acertado a cumplir su misión, pudo realizarse el milagro de que la España anárquica y dividida de los tiempos de Enrique IV se convirtiera en pocos años en la potencia respetada y gloriosa de los Reyes Católicos. id. Por encima de los partidos políticos La Monarquía, que para ser nacional ha de estar siempre por encima de partidos políticos y clases sociales, puede ofrecer a unos garantía de orden y la se-