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ABC MADRID 02-04-1993 página 63
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  • EdiciónABC, MADRID
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XI DON JUAN: UNA VIDA AL SERVICIO DE ESPAÑA Biografía taron continuas campañas de desprestigio, silenciando, bajo una férrea censura oficial, manifestaciones y actividades políticas de Don Juan, de quien se pretendía que se limitase a llevar una vida de estricta privacidad, mutismos y aquiescencias. campo monárquico era bien recibido. Don Juan de Borbón fue durante mucho tiempo blanco preferente de la difamación y la calumnia. La Secretaría General del Movimiento se convirtió en una auténtica central de propaganda antimonárquica y antidinástica. Los manifiestos Ante el estado de tensa crispación de la vida social y política de la España de 1942, vinculada excesivamente a los sistemas totalitarios del Eje, Don Juan de Borbón redactó un primer manifiesto que, por prudencia política- unos falangistas habían atentado en Bilbao contra el laureado general Várela- consideró que no debía hacer público. El mensaje, sin embargo, sería sustituido por unas declaraciones al diario suizo Journal de Genéve en las que el Conde de Barcelona declaraba: No soy el jefe de ninguna conspiración. Soy el depositario de un tesoro político secular: la Monarquía española. Mi suprema ambición es la de ser un Rey de una España en la que todos los españoles definitivamente reconciliados podrán vivir en paz. En este mismo escrito Don Juan se oponía rotundamente a la beligerancia de España en la conflagración mundial y a la eventual contingencia de que los alemanes invadiesen nuestra nación: Si la integridad territorial de España no fuese por desgracia respetada, seguro estoy de que el pueblo español sería lo que ha sido siempre, duro y bravo contra el invasor. Si Dios me reservase esta prueba, mi espada de soldado español estaría al servicio de mi Patria. El distanciamlento entre Don Juan y Franco creció al tiempo que aumentaban sus seguidores en el interior de España y también entre los mandatarios de las potencias occidentales. En el verano de 1943 el general Franco recibió sendos escritos rubricados por un grupo de procuradores en Cortes y por varios tenientes generales, en los que le pedían la incondicional restauración de la Monarquía. Después Don Juan recibiría la adhesión de numerosos catedráticos y, en el momento de su traslado a Portugal, un saluda firmado por centenares de personalidades de la España de entonces. El gesto de Don Juan que más repercusión tuvo en España y en el extranjero fue el histórico Manifiesto de Lausana, con el que Don Juan rechazaba cualquier pretendida reposición del republicanismo, en un momento en el que los estados totalitarios, con los que el franquismo guardaba relaciones históricas y evidentes concomitancias, definíanse ya La solución monárquica El titular de la Corona había conseguido que importantes sectores de la oposición moderada de izquierda apoyaran la solución monárquica, sobre todo los sindicalistas de la UGT y miembros de la CNT. El Partido Socialista se mostraba más remiso y retrasó con sus reparos cerca de dos años la firma del histórico Pacto de San Juan de Luz que rubricaron conjuntamente con los monárquicos. Para las previsiones de una restauración a corto plazo, el acuerdo llegaba muy tarde. Ingleses y americanos habían ya decidido apoyar a Franco, en unos momentos en los que el comunismo de Stalin avanzaba sobre las naciones europeas del Este. Los anglosajones aconsejaron a Don Juan que se acercase al general Franco, pues nada iban a hacer ellos contra su régimen. Don Juan se vio obligado entonces a la opción más penosa: acercarse, tácticamente, a la España oficial. El Conde de Barcelona entendía por aproximación aquella cantidad de acercamiento que nos permita preparar desde dentro el día de mañana Por c o n s i g u i e n t e el 25 de agosto de 1948, en aguas de San Sebastián, Franco y Don Juan se entrevistaron a bordo del yate Azor acordándose que el Príncipe Don Juan Carlos se trasladaría a estudiar a España para familiarizarse con la realidad interna de su Patria. A los ojos de todos los observadores políticos, el Generalísimo había evidenciado- que necesitaba contar con la Institución Monárquica. El Jefe del Estado y el Jefe de la Dinastía se encontraron en otras dos ocasiones. Fue en Extremadura, en la finca Las Cabezas propiedad del conde de Ruiseñada. Sobre sus entrevistas con Franco comentó Don Juan que las conversaciones más inútiles de toda mi vida son las que he tenido con. aquel señor. Son las que recuerdo con más horror. Horas, horas y horas... hablaba mucho y se iba por los cerros de Úbeda... Se remontaba a la guerra y a la batalla del Ebro, que me relataba veinte veces; después, chismes de oficiales... Y siempre hacía ver que había logrado algo en contra de mi voluntad. Parecía que era él quien AS como derrotados por las democracias en la segunda guerra mundial. El régimen de Franco quedaba, por otra parte, internacionalmente cuestionado. El Conde de Barcelona abogaba por una Monarquía democrática y constitucional como garantía de la concordia entre todos los españoles. La publicación de la proclama fue absolutamente prohibida en los periódicos españoles. En los medios de comunicación, dirigidos, censurados o acosados por el régimen, se desató una campaña, contra Don Juan. En 1947, desde Estoril, el Conde de Barcelona lanzó un nuevo manifiesto para proclamar sus graves reservas a la ley de Sucesión. Únicamente ABC se resistió a las consignas de la Secretaría General del Movimiento y publicó un editorial independiente, conforme a su pensamiento y en defensa del titular de la Corona. Con la ley de Sucesión, el general Franco consiguió, hasta cierto punto, dividir a los monárquicos. Además, desde instancias gubernamentales se alentó e incluso se financió a espurios pretendientes al Trono de España. Todos fueron manipulados por distintos sectores del sistema, rivales en oficiar la ceremonia de la confusión. Cuanto fuera sembrar equívocos en el

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