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ABC MADRID 25-03-1993 página 3
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ABC MADRID 25-03-1993 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 25 DE MARZO DE 1993 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA UANDO se habla de herencia se piensa sobre todo en la económica, en el dinero o sus equivalentes. Ahora también, y cada vez más, de la biológica, de los genes. En ocasiones interfieren ambas, y vemos que la paternidad interesa en cuanto tiene que ver con la riqueza, aunque no se hayan tenido en cuenta otros aspectos. Aunque la riqueza de los escritores sea problemática, hay una. cuestión que tiene que ver con ella: la propiedad intelectual de las obras. Hace mucho tiempo, Joaquín Calvo- Sotelo dijo en un artículo tan ingenioso como razonable que la propiedad intelectual, que se extingue al cabo de cierto tiempo y no es transmisible a perpetuidad, como las demás, no es una verdadera propiedad, y no debería tributar. Esta opinión parece justificada, pero el hecho es que tributa, ¡y cómo! Al cabo de un plazo más o menos largo, los herederos del autor pierden sus derechos y las obras pasan a ser dominio público cualquiera puede editarlas sin pagar derechos de autor. A mí me parece bien que los herederos forzosos posean la propiedad de ellas durante un tiempo prudencial, en cuyos límites no voy a entrar. Si no los hay, el autor podría dejarlos en herencia a las personas de su elección, que podrían tener más títulos para ello que los parientes, acaso lejanos, que acaso no habían gozado de la estimación del escritor o a la inversa. Parece por lo menos sorprendente que los que no habían sido nunca lectores de un autor ni habían querido saber nada de él se encuentren de repente herederos de una fortuna. Claro está que el escritor puede dejar su legado a quien desee, pero en todo caso el fisco se encarga de ser el principal y casi único heredero cuando no hay relación de parentesco, aunque existan los vínculos más fuertes y valiosos: por ejemplo, los que unen a un autor con sus amigos o con sus lectores fervorosos. Pero no es esto lo que me parece más interesante; no el dinero, sino la obra misma. El que pase a dominio público, ¿debe querer decir que es res nullius Que no haya que pagar por publicarla, sea; pero que se pueda hacer con ella lo que se antoje es inadmisible. Tal vez mutilarla, alterarla, adaptarla ponerla en compañías indeseables. En una época en que las personas disponen de sus órganos, por ejemplo para que sean trasplantados, o del cuerpo entero, que se ha de enterrar o incinerar, parece que tiene sentido velar por algo que es mucho más personal: la propia obra. Y esto, desde el primer momento y aunque existan herederos legítimos indiscutibles; que estos gocen del rendimiento de los escritos, parece justo; que dispongan de ellos y hagan con ellos lo que quieran, en modo alguno. El escritor puede confiar más que en sus ABC DOMICILIO SOCIAL AV. DE AMERICA, 124 28 0 2 7- M D R ID A DL: M- 13- 58. PAGS. 136 c LA HERENCIA DEL ESCRITOR necen a autores de siglos pasados, tienen gran interés y hay derecho a conocerlos. herederos en otras personas para asegurar Acaso; pero la primera condición es que se el destino de su obra. Es posible que los hetrate de siglos pasados; en primer lugar rederos la conozcan mal, acaso la hayan porque todas las personas implicadas han leído muy poco o su significación se les esmuerto hace siglos, y no hay interferencias cape; acaso no le encuentran gran valor, personales con vivientes; en segundo luaparte del económico. Sería importante que gar, y ello es decisivo, porque hay escasez los autores, en caso de inseguridad respecto de textos y documentos de épocas lejanas, a los herederos, designaran albaceas al contrario de lo que sucede hoy. para la administración de sus obras, con insEl autor debería dejar claro lo que desea trucciones precisas acerca de su voluntad. que se haga con sus escritos. Incluso los Los herederos cobrarían los derechos, pero publicados alguna vez pueden ser indesealos albaceas autorizarían lo que se podía hados para su reedición; se están publicando cer o no hacer con los escritos. Aun en el ahora artículos juveniles de varios autores caso de que los herederos- o algunos de que ellos mismos consideraron después de ellos- merecieran la confianza del testador, muy escaso valor o simplemente erróneos. deberían recibir, además, la condición de aj- No volvieron a publicarlos, prefirieron que baceas, y, por supuesto, con las debidas insfuesen olvidados; ahora, herederos y eruditrucciones para impedir que se hiciesen mantos los exhuman y presentan como los más gas y capirotes con las obras, lo más personal propios del autor, incluso de tal manera que alguien puede dejar en este mundo. que cubren y ocultan su verdadera obra, Es un intolerable abuso, cada vez más exaquella con la cual se solidarizaba. Quizá tendido, que se publiquen escritos que el auconvenga advertir, para mayor claridad, tor no publicó y no quiso publicar; si los dejó que en mi caso no he publicado ni una lípara la imprenta y no pudo conseguir que se nea que desee olvidar, y que deseo reimeditaran, bueno está; pero si no los consi- primir todo lo que los editores juzguen vaderó maduros, o acertados, o eran borradolioso. Por desgracia, a veces dejan languires provisionales de lo que luego escribió decer libros agotados hace años, no adecuadamente, es inadmisible su publicadigamos artículos que siguen teniendo alción postuma. gún interés. Me irrita un poco la posibilidad Lo mismo, aún con mayor energía, puede de que tan pronto como muera se lancen a decirse de los papeles privados nunca destila persecución de todo papel con mi firma nados a la publicidad: notas, apuntaciones, -o lo que es peor, sin ella. comentarios destinados a sí mismo, y sobre Como muchos escritores dan conferentodo cartas. Por excepción, algunas- -o fragcias o cursos, la cuestión se agrava. Se mentos de ellas- con significación estrictatiende a publicar lo que dejaron más o memente intelectual o literaria, pueden darse a nos escrito, o grabado, o en apuntes tomaluz; las demás, o son triviales, ¡rrelevantes y dos por otras personas, o en esquemas o sin valor, o son íntimas, y su edición es una guiones preparatorios de sus enseñanzas. violación de los derechos del que las escriEn muchos casos se trata de anticipos de bió, de la persona a quien iban dirigidas y de lo que hubiese podido ser su obra, o de reaquellas otras de las que privadamente se peticiones de cursos, lecciones o conferenhabla de ellas. cias ante distintos auditorios y en diversos Se dirá que estos papeles, cuando pertecontextos. Autores que han escrito muy poco se encuentran con unas inesperadas obras voluminosas, destinadas en principio a no ser leídas y a hacer improbable la lecEXTRAORDINARIOS tura de las verdaderas. El dinero, para el verdadero escritor, es lo de menos. Normalmente es así en vida, y no digamos después de muerto; si su obra vale económicamente algo, que la disPRÓXIMA ENTREGA fruten sus herederos por sangre o afecto. 3 y 4 Dormitorios Parquet, Mármol Pero la obra misma, como decía Calderón 2 Baños Parcela 200 m 2 del honor, y con más razón, es patrimonio 2 Aseos Garaje 3 coches del alma Ese patrimonio es el que no Salón Comedor Jardines, Piscina está siendo respetado, protegido, salvado. Chimenea Por supuesto, y aparte de las leyes, que suelen ser imperfectas, esa defensa pertenece sobre todo al escritor, que debe tomar las medidas necesarias para que su obra, LOS CASTILLOS en la medida en que los acontecimientos lo SAN JOSÉ DE VALDERAS (AlCORCON) los Nardos, 2 y 4 permitan, tenga el destino que para ella ha PROMUEVE Telfs. deseado, para que no se desvirtúe aquello Abenc, s. l. 612 00 97 a que puso su vida. Julián MAR AS CASTEaO, 68,3 A 435 35 1 2 de la Real Academia Española CHALETS PAREADOS

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