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ABC MADRID 22-01-1993 página 92
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ABC MADRID 22-01-1993 página 92

  • EdiciónABC, MADRID
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921 A B C ESPECTÁCULOS Crítica de cine VIERNES 22- 1- 93 Rafael Moreno Alba: Ser polémico esmi sino Madrid. Vicente A. Pineda Siete películas de largometraje en veintiséis años componen la filmografía de Rafael Moreno Alba, que hoy estrena su séptima obra, El beso del sueño A Moreno Alba se deben algunas de las series televisivas de mayor audiencia en España, como Los gozos y las sombras y Proceso a Mariana Pineda Y sus signos de identidad son una rara independencia y una ejemplar profesionalidad. A ¡os seis años de Pasos largos su última película, El beso del sueño llega a Moreno Alba nuestras pantallas des pues de su presentación en los festivales de Arcachón (Francia) y Huelva. En el primero, rebasa el techo de la aceptación del público, y en el segundo, levanta intensa polémica. 4. ¿Cómo definiría Moreno Alba su película? -La crítica francesa la ha, considerado un thriller crepuscular. ¿Es El beso del sueño un filme testimonial? -Pretende ser una película popular. Cine de entretenimiento, de intriga, pero a su vez intenta referirse en tono socarrón al ansia actual de ambición y codicia del dinero. Ciudadanos legales ilegales, que en su influencia política practican la corrupción. Una corrupción que a veces evidencia la insuficiencia del sistema. -Se ha hablado de cine negro en relación con su película ¿No cree que es un género extraño para la producción española? -El cine negro español es huérfano en tradición, porque la censura del anterior régimen no permitió a los detectives españoles, por muy de ficción que fuesen, que metieran las narices en las comisarías y en los tribunales. Esa censura impidió el nacimiento de héroes policíacos corno en otros países. -En El beso del sueño hay referencias al blanqueo de dinero, implicaciones de las finanzas en los partidos políticos, ¿no parece esto un tanto coyuntural? -No lo creo. El guión se funda en noticias y comentarios publicados en Prensa. La democracia tiene tantas cosas buenas que a partir de ahora muchos temas de películas se basarán en el código moral y ético que imponga cada partido al ganar las elecciones. -La interpretación de Juan Diego es ejemplar. Es Salvatierra un personaje que no es capaz de vencer su debilidad o corrupción... -Durante el rodaje, Juan me confesaba que era la primera vez que se enfrentaba a un personaje así; es un actor que al final del rodaje no dice que lo ha pasado bien; sabe que ir al plato es como ir a la fábrica, a entregarse al máximo, con el guión lleno de notas, trabajado. ¿Qué espera del público y de la crítica? -No lo sé, no lo sé. Para la crítica nunca he hecho una película que no fuera polémica. Mis películas provocan amor u odio. Unos sentimientos irreconciliables. Ser polémico es mi sino, sin pretenderlo. De los espectadores espero que vayan a verla, y que hagan como los franceses, que tienen un slogan que dice: Vamos al cine. Hoy a una película ¿1 francesa. Mañana ya veremos la película americana El sol del membrillo compotahiperrealista Producción: María Moreno P. C. Dirección: Víctor Erice. Idea cinematográfica: Antonio López y Víctor Erice. Fotografía: Javier Aguirresarobe y Ángel Luis Fernández. Música Pascal Gaigne. Con la presencia de: Antonio López, María Moreno, Enrique Gran, José Carretero, María López, Carmen López, Elisa Ruiz, Lucio Muñoz, Julia López Fernández, Janusz Pietrziak, Marek Domagala, Grzegorz Ponikwia, Fan Xiao Ming y Yan Sheng Dong. Sala de estreno: Alphaville. Una película que debiera ser un plano: Antonio López intenta atrapar minuciosamente la luz de un membrillero en un lienzo. Y que es fundamentalmente un contraplano: no el cuadro, sino lo que rodea al pintor con una forzada apariencia de realidad. Difícil papeleta ésta de entrar en comentarios sobre una película como El sol del membrillo ¿puede errar Antonio López? ¿Hay posibilidad de que Víctor Erice se equivoque? Y, dado el caso, ¿dónde está el dedo capaz de señalarlos? ¿no será más lógico pensar que todo aquél que no encuentre ni un rayo de sol en el membrillo es que está ciego? ¿debe hacer un ciego comentarios sobre algo tan por encima del bien y del mal? Difícil papeleta, pues, el saber, ya de antemano, que la historia respetará al membrillo y disolverá entre jugos gástricos cualquier mirada en contra de los dos personajes y de su película. Desde un punto de vista práctico, lo mejor sería coger la primera magnífica media hora de la película y su soberbio final y llenarlos de lindezas, de miradas, invenciones, reinvenciones, tiempos sublimes y realidades recobradas, reivindicaciones y otras muchas palabras hueras, propias de críticos chirles y hebenes... y ni mentar siquiera el profundo aburrimiento, la sensación de absolutamente nada, la pobre impresión y el absoluto desconsuelo de todo lo que va en el medio (alrededor de hora y media, nada menos) Víctor Erice, o Antonio López, o ambos, lo que pretenden es algo tan asombroso, tan complicado y tan nuevo en cine que su sola pretensión es digna del premio que consiguió la película en el pasado Festival de Cannes. Antonio López quiere captar en un lienzo la luz de un árbol cuando el sol lo rocía desde lo más alto, y Víctor Erice quiere captar en celuloide a Antonio López en ese interesante proceso artístico. En fin, ya se ve que El sol del membrillo no es una de Spielberg, sino el ejercicio minucioso, complejo, instantáneo de atrapar a la musa en pleno vuelo. La realidad: Antonio López, el membrillero, el sol, los pinceles, la paleta y la mirada. La otra realidad: Antonio López no lo consigue, el sol deja de alumbrarle el árbol; Víctor Erice, tampoco, como si se contagiara del fracaso del pintor. Tal vez ahí esté el éxito de ambos, el pequeño drama paralelo de sus dos pretensiones fallidas. El arranque de la película es alentador: un hombre admirable se dispone a afrontar una aventura admirable; Antonio López prepara sus armas para la batalla y Víctor Erice lo recoge con un sentido tan sublime del tiempo y del espacio como aquella media verónica de toda la vida. La madera, los clavos, el lienzo, el membrillero, el pintor, la intención... todo queda atrapado en gloriosos instantes de cine, y uno se dispone a mirar durante el tiempo que haga falta a Antonio López y su rapto del membrillero (si cualquiera se queda un buen rato colgado del lienzo de un pintor de plaza; cuánto interés no tendrá la magia de Antonio López) Y ahora entra la triste realidad, necesaria, al parecer, para Erice y López, pero triste: aparece lo cotidiano, la visita del amigo, los albañiles polacos, el tiempo muerto, la palabrería, la falsa apariencia de no ficción ante la cámara ¿o es que es lo mismo la vida sin cámara que la vida con cámara? las frases dichas para ser recogidas por el micrófono... y esa sensación estúpida de que, en cine, para que algo parezca verdad ha de elaborarse falsamente. Y a todo esto, él membrillero medio abandonado en el jardín y el espectador ronroneando en su butaca. Momentos tan enteros como el de Antonio López, pincel en mano, midiéndole el latido al sol en la fruta y dejando escapar una copla (felicidad) conviven con otros tan vacíos como la conversación sobre Miguel Ángel, o Coca Cola sí, Coca Cola no (infelicidad) Que la vida es eso, felicidad e infelicidad, de acuerdo, pero no el arte en cine, donde el tiempo tiene que parecer real, si es lo que se pretende, pero no serlo. Quizá habría que aceptar la filosofía de Erice: es que esto es así, y con lo prescindible lo recojo; pero un verdadero admirador de Erice (y de Antonio López) ha de sufrir necesariamente con todos esos momentos no sublimes, prosaicos, ridículos, huecos, de la película. Con otra filosofía, sin tanto afán de ceñirse al modelo (menos hiperrealismo) Erice habría dibujado el sol del membrillo, aunque se le escapara a Antonio López. Dicho lo cual, y con todos los respetos para dos artistas incuestionables, ¡ufff! y que la historia haga lo que le parezca, pero, hoy por hoy, enero del 93, a uno le duelen las quijadas del bostezo, y se queda aguardando hasta el año 2000 que Víctor Erice haga su próxima obra maestra. E. RODRÍGUEZ MARCHANTE Fellini ve con buenos ojos a Madonna Roma. Miguel Castellví Fellini, que- como ya informó ABC el pasado miércoles- acaba de recibir el Osear en reconocimiento a toda su carrera- e l quinto después de La strada Las noches de Cabina Ocho y medio y Amarcord -se pregunta si la Academia de Hollywood no está exagerando un poco, pero asegura que le ha gustado mucho. Empiezo a preguntarme, antes de que lo hagan otros, si no serán demasiadas estatuillas comenta el director de cine, que añade: No sé si mis filmes merecen este nuevo y prestigioso reconocimiento, pero me gusta creer que sí, también para corresponder a quienes han decidido darme el premio. Lo que sí puedo decir es que siempre me he divertido muchísimo haciendo cine En realidad, a Fellini, que acaba de cumplir 73 años, no le faltan proyectos. Tiene en cartera tres películas, una sobre Venecia, otra sobre la ópera lírica, y una con Paolo Villagio sobre la profesión de actor. Además, le gustaría hacer una película con la estrella del rock Madonna, que en estos días está en Roma.

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