ABC MADRID 23-12-1992 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación23/12/1992
- ID0001864020
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 23 DICIEMBRE DE 1992 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA A Real Academia Española ha celebrado una sesión en la c a s a d e Lope de Vega, recientemente restaurada, cuente de lo que podría pensarse: la alegría. la casilla de la calle de Francos, hoy de Lope de Vega se sumerge en la vida con Cervantes, donde vivió veinticinco años, todo lo que lleva dentro; 1 e parece valiosa y, hasta su muerte en 1635. Aífinal se leyelo que es más, deleitosa. Y ello a pesar de ron excelentes versos, aunque eché de que incluye en ella sus contenidos penosos, menos los del propio Lope, que hubieran incluso hondamente dolorosos: el desconsonado muy bien en su casa. tento, el remordimiento, las pérdidas desgaY esto me ha hecho volver a pensar en rradoras de hijos y amadas, o las del bienesel gran autor, tan inmensamente famoso, tar y la juventud. Esa inmarcesible vitalidad tan poco leído por los españoles de hoy, es la que se expresa en su divisa: Yo me en cuya memoria no permanece, lo que es sucedo a mí mismo. La misma que Nietzsincreíble pérdida. De sus obras se recuerche incrusta, en español, en la prosa aledan unas cuantas, a las que se vuelve mana de su Gótzendámmerung siempre; cuando se amplía su conocimiento, se tiene una impresión doble: desEn la obra de Lope aparece, como pocas lumbramiento unido a cierto descontento. veces, la conciencia de España. Con un Tenía Lope de Vega cierta dificultad para dramatismo confiado, sin negrura, que lo alcanzar la perfección, por espontaneidad, abarca todo en un cuadro deslumbrador, exceso, superabundancia, falta de obras puso ante los ojos de los españoles su hismaestras -probable causa del olvido- toria con el brillo de la poesía. Es la antíteLa genialidad de Lope está en el conjunto, sis del prosaísmo, tan devastador en nuesy éste es inaccesible. Historias, más historias, enredos, partiendo de cualquier ori- tro tiempo, y del cual la obra de Lope podría ser un antídoto. gen. Y un maravilloso lirismo envolvente. Así creó el gran teatro de su tiempo- a l Lo comprendió y expresó Azorín con su zóse con la monarquía cómica dijo Certalento habitual: Una escena callejera, el vantes. párrafo de un libro, un paseo por el campo, Lope de Vega es inseparable del amor, el cruce del arroyo Abroñigal, una moza de que llenó, como es bien sabido, su vida encántaro vista en la fuente, las palabras de tera, gozosa y atormentada; tenía un fuerte un predicador, el perro de un hortelano, los sentido de la permanencia, mitigada por el locos de un manicomio, un ramo de flores, viejo principio de que un clavo saca otro un molino, un puente, cualquier cosa, en clavo La intensidad máxima, entre Elena fin, de la vida diaria entra en el cerebro de Osorio y Marta de Nevares. Y todo ello Lope y rápidamente logra ir asociando en mezclado con una profunda religiosidad y su torno escenas, situaciones, actos, toda un extraño impudor, que le permitía conuna obra que horas antes, tal vez minutos tarlo todo en verso. antes, no existía. Reconstruir esta rápida Pero ese amor impregna igualmente su obra entera, la dramática y la lírica, y la ge- cristalización sería interesantísimo. No manipula Lope la realidad tal como la realinial Dorotea acción en prosa, autobiodad se nos presenta. No podría Lope escrigrafía novelada, en que se juntan la juvenbir con la facilidad que escribe si tuviera tud de los hechos y la vejez de la publicaque atenerse estrictamente a la realidad. ción. Lo que más sorprende en Lope de Vega es la alianza de su prodigiosa espontaneidad, de su comprensión de lo popular, con la elevación de todo eso hasta la exquisitez- e s o que volverá a hacerse en nuestro siglo- Une la tradición medieval con toda su frescura al refinamiento del siglo XVII, pero sin caer en Quevedo ni en Góngora, admirados pero no seguidos. Azorín dijo algo extraordinariamente penetrante: Góngora va más allá. Se va dere- cho a lo personal. Góngora se piensa superior a Lope y se siente inferior. Donde reside lo más propio y valioso de Lope de Vega es en su aceptación de la realidad española. Lo toma, presenta y recrea todo; no es crítico, no razona, pero prefiere el Rey, la justicia, la valentía personal, la belleza, el amor, la dignidad o el honor, sin importar que se trate de un villano Y se entusiasma cuando todo eso va acompañado, en extraña y maraviS oy is L ái t V venden exclusivamente en las joyerías llosa combinación, por la gracia y la grany ns hout ÍJUI S C irtter, van acompañadas de un certificado f auv- sarantiza su autenticidad. deza. Lo cual lo lleva a que el temple vital de su obra sea algo que me parece increíMADRID: Serrano, 50- BARCELONA: Diagonal, 622 blemente valioso, y que es menos fre- ABC LOPE DE VEGA DOMICILIO SOCIAL S E R R A NO, 61 2 8006- MADRID DL: M- 13- 58. PAGS. 144 L Lope no justifica nada. Su realidad no lo reclama. Los personajes entran y salen, van y vienen, sin necesidad de justificantes. En un soplo se pasa de una cosa a otra. En un abrir y cerrar de ojos vamos, como el El Grao de Valencia de España a África, y de África tornamos a España. Se pasa de una calle a un aposento con la misma velocidad con que de un aposento vamos a un monte. Desaparece el monte y estamos en una calle. De la calle nos vemos, sin pensarlo, en alta mar. Y este girar fugitivo y rápido, instantáneo y brillante, es lo que nos da la sensación de la perdurable vanidad del mundo. Hay que añadir a esto, que es primariamente el teatro, la intimidad, que podríamos llamar complementaria de la poesía lírica, independiente unas veces, intercalada otras en sus obras dramáticas. Significa una especie de remansos que dan consistencia a esa fugacidad, que, más allá de la fulguración fantasmagórica, recuerdan la seriedad de la vida. No se puede olvidar esta dimensión de Lo. pe, bien visible cuando entra en cuentas, con la religiosidad o el amor. Iba a decir últimas cuentas, y me he detenido antes de escribir esa palabra. Porque en Lope las cuentas existen, pero nunca son últimas. Su vitalidad lo empuja a seguir adelante, a probar una vez más, a caer y levantarse, a llorar y volver a enardecerse. Así hay que entender su famoso yo me sucedo a mí mismo que es mucho más que una interpretación de su literatura. Lope de Vega permite tomar posesión de España, en un aspecto insustituible y que en definitiva falta, porque vivió sin restricciones en ella, sin eliminar nada, sin operar esa selección que permite alcanzar las más altas cimas del arte. Lo vivió desde la espontaneidad, sin interponer entre sus ojos y las cosas ninguna otra instancia, ni siquiera la razón. Cervantes, a última hora más que nadie, absorbe la realidad española, con ella hace su vida, y la expresa al narrar, segregando la circunstancia, apenas descrita, casi sólo aludida, de sus personajes. Quevedo la destila, la hace fermentar, la interpreta, con frecuencia desde una congénita amargura. Lope hace otra cosa: hombre de teatro antes que nada, increíblemente visual, pero dotado del más profundo sentido de la musicalidad y el ritmo, despliega España, la pretérita y la que tiene ante los ojos, en un inmenso relato, penetrado de lirismo. Todo ello estaba destinado a quien conocía tan bien, y que por eso casi lo adoró. Sabía que tenía que enfrentarse con la cólera de un español sentado que no se aquietaba con menos que con lo que Lope le daba. Tenía que impregnarse de una España que así vivía virtualmente. Probablemente es lo que más falta hoy, acaso la raíz más profunda de nuestros males, nuestras deficiencias, nuestras tentaciones. Julián MARÍAS de la Real Academia Española