ABC MADRID 18-12-1992 página 32

32 A B G- El Jardín Cuaderno de notas EL ENCUBRIDOR E L ministro de Justicia, Tomás de la Quadra, pasará a la historia de su Departamento como el encubridor de la corrupción, a tenor de su comportamiento político. El ministro azuza al fiscal contra los jueces que realizan la instrucción y quiere imponer a la Prensa el delito de difamación, para tapar la denuncia. Perros adiestrados contra los jueces independientes, que van quedando en la mayor soledad, ante la vergonzosa complacencia o indiferencia del Consejo General del Poder Judicial- ¿acaso Pascual Salas está en ese cargo por sus obras están machacando desde el poder político el Estado de Dere- 1 cho, para borrarlos con un significado y motivado tachón de cuantos honores se hayan apropiado indebidamente por este indigno comportamiento político, por ser intencionadamente parcial y destructor de las garantías democráticas. ¿Y qué me dicen de don Adolfo Carretero, el del Tribunal de Cuentas? Otra prenda encubridora. ¿Y a qué espera el Tribunal Constitucional para derribar la ley Corcuera Puede que a la campaña electoral. ¡Que el ministro del Interior bastante tiene con lo que tiene en sus propias narices, Departamento de narcotraficantes y colaboradores afines! Y no olvidemos la acción de tan Alto Tribunal y de los Tribunales Superiores de Justicia en las irregularidades detectadas por las Audiencias Provinciales, que fueron impugnadas en favor del PSOE y en plena ilegalidad por las instancias superiores. ¿O qué hablar de la ilegalidad manifiesta de la Ley Electoral y de la Ley de Financiación de Partidos Políticos? ¿Dónde está el Estado de Derecho en este régimen corrupto del caudillo enloquecido de la Moncloa? De la Quadra es un mediocre funcionario vestido de político y de alto capitoste de la vida judicial. ¿Cómo están los Juzgados? ¿Cuál es el retraso en la Administración de Justicia? ¿Qué EL ANO CATASTRÓFICO L A Comisión Ejecutiva del PSOE acaba de reconocer que 1992 ha sido un año catastrófico debido a la corrupción e x i s t e n t e Pero, naturalmente, ha intentado desviar hacia la oposición política, en concreto la oposición conservadora, la mayor parte de la responsabilidad, como consecuencia del daño infligido a la credibilidad del sistema democrático. O s e a que el PSOE, de acuerdo con una inveterada costumbre, le corta la cabeza al mensajero que va denunciando las barbaridades cometidas. ¿Qué tendría que haber hecho el PP para no merecer la imputación de demagogo? ¿Decir a medias las verdades? ¿Aplicar una estrategia de omisiones de modo y manera que el PSOE se sintiera suficientemente protegido por la encomiable discreción de sus rivales políticos? La realidad es otra, no la que- propone el PSOE cuando habla de año catastrófico. La catástrofe ha sido provocada por sus altos dirigentes y hasta, en ocasiones, puesta en conocimiento público como consecuencia de venganzas internas de sus propias banderías. Pero, aparte de que tales cosas han ocurrido, la catástrofe del año 92, que es en realidad la catástrofe socialista, ha venido dada por la pura mecánica del funcionamiento institucional. Nadie tiene la culpa de que el Tribunal de Cuentas hay i tenido prácticamente que desautorizar a su presidente, Adolfo Carretero. Nadie tiene la culpa, salvo, por supuesto y sobre todo, la presidencial del Tribunal. Del mismo modo que nadie puede asestar una crítica contundente a la oposición por el hecho de que el Consejo General del Poder Judicial haya tenido que poner en circulación determinadas verdades sobre el funcionamiento del Estado. Ahora bien, la catástrofe socialista tiene nombres propios. Y ahí están en presencia de los Tribunales los señores que portan esos nombres. A estas alturas no se van a dirigir recriminaciones al juez Barbero por cumplir con su deber ni al juez Márquez por haber conducido ejemplarmente la inst r u c c i ó n de la causa que le competía. Lo cual no quiere decir que dejen de estar en el centro de los odios socialistas, de la misma manera que los periodistas han tenido que sufrir, y sufren, parecidas animosidades. Naturalmente, si en algo van a volcar sus esfuerzos esos dirigentes del partido gobernante será en la descalificación de las personas que emiten las críticas. Si el juez Barbero no fuese del todo íntegro, por esa fisura entrarían los virus socialistas para destruirlo profesionalmente. Igual cabe sostener en otros muchos casos. Será de todos modos en el mundo de los partidos, en el marco en que se mueven, donde se dirima la batalla. La venganza intentada será cruel si llega a puerto: El PSOE, que ya fue temible cuando le tocó ser oposición en tiempos de la UCD, se empieza a sentir tan acosado como ya lo estuvo esta última. Y, en consecuencia, va a recurrir a todos los expedientes posibles para que el descrédito sea proporcional, repartido y bien socializado. Entonces no dirán que la democracia se desacredita. Dirán simplemente que la política del tú más que yo es de aplicación sagrada e indispensable. Lo c a t a s t r ó f i c o para el PSOE, si de verdad dedican los próximos meses a equilibrar la basura, es que la cadencia o ritmo del basurero propio sean mucho más vivos én casos demostrables que los hipotéticos estercoleros ajenos. De momento, lleva en lo negativo considerable ventaja. Se ha ganado el guinnes de las corrupciones. Una gloria que nadie le va a discutir. Lorenzo CONTRERAS Juan Guerra completas y prestigiosa trayectoria, o por su escalada política? donde se reparten cargos por el pedigree como aquel del okupa del Tribunal Superior de Andalucía, donde se puso freno a la investigación política del despacho oficial usurpado por Juan Guerra. ¿Cómo admitió el CGPJ, sin rechistar, la llegada del ínclito Eligió Hernández, un fiscal general rechazado por sus propios compañeros, sin los años precisos y con un comportamiento a todas luces partidario e inducido por el ministro de Justicia en el caso Filesa y en los autocréditos de la Generalitat? ¡Qué vergüenza para la Administración de Justicia! ¡Qué cúmulo de abusos y descalificaciones intencionadas por parte de De la Quadra y sus ayudantes de campo con toga y collares de relumbrón, encubriendo ta corrupción del PSOE y del Gobierno de la nación, los negocios sucios, las prebendas, los chanchullos con los contratos del Estado y los impuestos que pagan los españoles. Y va don Tomás y tiene la escasa vergüenza política de decir én el Parlamento que la oposición defiende! a difamación. Lo que hace De la Quadra es tapar ia corrupción y, por lo tanto, ser cómplice de ¡a misma. Tiempo habrá algún día, aunque hayan prescrito los delitos, de levantar acta de quienes Tomás de la Quadra Salcedo hace Eligió con la carrera fiscal? ¿Y los abogados de oficio? ¿Cómo se pueden consentir los insultos del letrado Oliva, el defensor de corruptores del PSOE, sin que aparezca el fiscal? Sí, ya sabemos que quien cocina todo esto es González, pero quien sirve tos platos del desprestigio de ía Justicia es el titular del Departamento, don Tomás, el encubridor de ¡as corrupciones del PSOE, con su comportamiento político impresentable y mendaz. Aurora PAVÓN