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ABC MADRID 09-06-1992 página 3
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ABC MADRID 09-06-1992 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 9 DE JUNIO DE 1992 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA A Conferencia sobre medio ambiente y desarrollo de Río de Janeiro es uno de los acontecimientos del siglo. Los occidentales parecen haber llegado a un acuerdo con cuatro grandes naciones del Tercer Mundo (China, India, Brasil y Egipto) para evitar el fracaso de la cumbre. Hay, sin embargo, frenos poderosos para evitar todo avance. Este artículo ofrece a los delegados de habla española algunos consejos útiles para contribuir al fracaso de la conferencia. La ONU convocó la cumbre en 1990 ante la gravedad de la situación. Los datos, más que conocidos, se olvidan una y otra vez: desde 1970 la desertificación se ha extendido en 120 millones de hectáreas, más de la superficie de dos Españas. En estos veinte años, la población mundial ha crecido en 1.600 millones de habitantes. Las emisiones de carbono (CO 2) crecen cada año y rebasaron en 1990 los 6.000 millones de combustibles fósiles lanzados a la atmósfera. Como consecuencia de ello, se han alcanzado en 1985- 90 las temperaturas más altas desde que el clima se analiza estadísticamente. La nieve caída en el hemisferio norte en 1990 ha dejado la capa más tenue desde que los satélites comenzaron sus mediciones en 1970 (ver último informe del Worldwatch Insti- tute, Washington) Como resultado de lo anterior, se pierden dieciséis millones de hectáreas de bosques cada año, extensión mayor que la de Portugal. La degradación ambiental y el crecimiento desordenado destruyen anualmente 24.000 millones de toneladas de suelo fértil, mucho más que las tierras españolas dedicadas a cereal. El agujero de ozono abierto en la biosfera por las emisiones de CO 2 y los clorofluorocárbonos (CFCs) ha dañado los ríos, las capas acuíferas y los océanos. Sí el deterioro del filtro de ozono prosigue, la radiación solar seguirá destruyendo el plancton y la fauna marina. ABC tantes, pero no más. El crecimiento mundial previsto para esta década- 960 millpnes- creará problemas de hambre en África y Asia. Por eso, la Iglesia católica ha comenzado a matizar sus posiciones. Creced y multiplicaos, pero no hasta el infinito. El arzobispo Martino, enviado del Papa a la Conferencia de Río, ha definido con gran prudencia las posiciones vaticanas: defensa de la paternidad responsable, pero defensa de la educación, para que cada familia conozca los riesgos que el mundo atraviesa. Un ala de la Iglesia romana, con no pocos conservadores en su interior, prepara un documento en el que se estudia lo que el descontrol demográfico puede originar de desorden humano y miseria moral. Hay un modo seguro de hundir la Conferencia de Río: basta con trivializar la gravedad de los problemas introduciendo en ellos la superficialidad ideológica, la fácil simplificación, frente a las verdaderas ideas. Precisamente porque la Conferencia busca la cooperación entre naciones ricas y pobres sería torpe plantear un enfrentamiento en los términos de la antigua dialéctica marxiana. Si las vaciedades y las acusaciones de los años sesenta reaparecen, el diálogo volverá a fracasar. El borrador del tratado pactado por India y Egipto con el conocimiento de alemanes, japoneses y anglosajones esboza un plan en cuatro frentes para los ocho próximos años: duplicar los recursos destinados a I+ D sobre nuevas fuentes de energía y nuevos sistemas, entre otros el automóvil eléctrico; reforestación concertada en los cinco confinen- tes; política de información para limitar la natalidad; financiación del Norte para apoyar el crecimiento no contaminante del Sur. La política energética será una de las claves. Es necesario reducir a toda costa la quema de carbón y petróleo. En su estado actual, la biosfera no resistiría la combustión de las reservas D O M I C I L I O SOCIAL S E R R A N O, 6 1 2 8006- MADRID DL: M- 13- 58. PAGS. 144 L CÓMO LOGRAR EL FRACASO DÉLA CONFERENCIA DE RÍO La peligrosa tendencia actual tiene solución: los bosques pueden reponerse, aunque sea tarea de décadas. Las emisiones de CO 2 pueden reducirse. Los bosques depuran y absorben una gran parte de los gases lanzados a la atmós- fera (quizá un tercio del CO 2) Pero la tendencia actual debe invertirse cuanto antes: de otro modo, el desequilibrio entre quema de combustibles y deforestación abrirá un ciclo insalvable. Ninguna recuperación es posible si no se aborda el problema de una población mundial que crece incontroladamente. El descontrol demográfico aumenta las emisiones carbónicas y destruye grandes masas forestales. Todos reconocen hoy que la Tierra admite un cierto número de habi- EN ABC TODOS LOS SÁBADOS TODOS LOS PRECIOS DE TODOS LOS COCHES NUEVOS Y TODOS LOS COCHES USADOS fósiles que guarda el planeta. Las energías alternativas llegarán, casi con total seguridad. Los experimentos de f u s i ó n d e l átomo realizados por la CE en Culham permiten esperar que la energía de fusión, inagotable y barata, pueda comercializarse antes de medio siglo. Para llegar al 2040, la electricidad nuclear es la única energía limpia, abundante y relativamente segura. En treinta años, las centrales eléctricas de generación nuclear no han producido ni un solo fallo grave en Occidente, aunque la irresponsable incompetencia soviética originara la tragedia de Chemobil. Hay algunos datos esperanzadores: las encuestas: revelan una preocupación creciente de la opinión pública ante el alza de las temperaturas y la contaminación de las ciudades. Hay que romper las viejas rutinas: ni el territorio, ni la atmósfera ni los mares parecen dispuestos a aguantar indefinidamente. Muchos movimientos ciudadanos empiezan a rechazar un modelo de vida basado en el despilfarro. Los partidos ecologistas no acaban de despegar, pero ningún gobernante puede dejar de ofrecer hoy una política de medio ambiente, capítulo ignorado hasta ayer en los programas electorales. También el concepto de seguridad cambia, tras el hundimiento soviético. En el diseño defensivo de algunos estados mayores, la amenaza medioambiental y el terrorismo ecológico ocupan ya un lugar relevante. Varios países del Tercer Mundo proponen una fuerza militar de la ONU, dependiente de una futura agencia mundial del medio ambiente, capaz de hacer cumplir los acuerdos internacionales de defensa de la biosfera, con posibilidades de intervención inmediata. Nadie podrá negar las responsabilidades de las naciones industriales en la crisis medioambiental. Pero hay que reconocer también la otra cara de la verdad: han sido Estados Unidos, Japón y la CE quienes han puesto en marcha, sin grandes alardes, políticas concretas contra la degradación del medio: en junio de 1990, Alemania se comprometió a reducir sus emisiones de CO 2 en un 25 por 100 antes de quince años. Estados Unidos ha plantado en 1991 más. de mil millones de árboles. Entre tanto, los gobernantes más corrompidos del Tercer Mundo prosiguen sus incendiarios discursos, su rutinario bla- bla contra la explotación occidental, mientras gastan en coches blindados, en guardaespaldas y restaurantes de cinco tenedores los créditos que el Banco Mundial concede para proteger los bosques. Darío VALCÁRCEL

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