ABC MADRID 01-12-1991 página 86
- EdiciónABC, MADRID
- Página86
- Fecha de publicación01/12/1991
- ID0001763129
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86 A B C ABC wmm m wmsmm DOMINGO 1- 12- 91 M 50 ANOS DESPUÉS, LOS MISMOS ERRORES Por Lee IACOCCA Presidente de Chrysler Corporation para disfrutaren chalets E Nuestra promoción CONDADO DE VIÑIIELAS situada en la Urbanización Privada SOTO DE VIÑIIELAS, tiene su acceso por el Km. 21 de la cómoda autovía de Colmenar. Dentro de una maravilloso entorno natural, en una zona catalogada de Especial Protección Paisajística y lindando con el Parque de la Cuenca Alta del Manzanares. Todo para disfrutar de aire puro y relajarse en una viviendaque reúne todas las condiciones para mejorar su calidad de vida. ¡FACILIDADESIDEPAGOÜ LE APLAZAMOS LA ENTRADA HASTA UN AÑO DESPIES DE U ENTREGA DE LLAVES. VIVA EN SU CHALET Y DISPONGA DE MAS TIEMPO PARA VENDER SU VIVIENDA INCLUSO EN LAS MEJORES CONDICIONES. MEMORIA DE CALIDADES- Salón con chimenea de MARMOL marca RICHARD LEDROFF. -Carpintería exterior en madera de PINO DE ORECON. Puerta principal BLINDADA con cerradura de seguridad. 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No deberíamos tratar de pasar de puntillas por la fecha del 7 de diciembre con promesas eufemísticas de comprensión y respeto mutuo Deberíamos recordar por qué tuvo lugar Pearl Harbor, y enfrentarnos a los incómodos paralelismos existentes entre la situación de entonces y la actual. Hay que tener en cuenta la advertencia de Geofge Santayana de que aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo. Pearl Harbor ocurrió porque unos Estados Unidos excesivamente tolerantes y precavidos se situaron en el camino de un Japón agresivo y expansionista. Japón confunció la precaución norteamericana con debilidad, y presionó y presionó hasta que llegó demasiado lejos: el resto es historia. Otra clase de Pearl Harbor puede ocurrir de nuevo si Japón continúa con sus actuales políticas económicas agresivas; el límite de la tolerancia norteamericana está siendo alcanzado. El déficit comercial con Japón de 400.000 millones de dólares en la última década, la pérdida de industrias norteamericanas enteras, el cerrado mercado japonés, la amenaza japonesa de boicotear nuestras subastas del tesoro y el bien pagado ejército de grupos de presión japoneses que manipulan nuestro gobierno (dos o tres palabras ausentes en el fax) los norteamericanos a decir ya es suficiente El volcán del resentimiento estallará si no cambia la política económica japonesa. Estados Unidos no sufrió el golpe de Pearl Harbor, o soportó el dolor de casi cuatro años de guerra en el Pacífico, o inyectó enormes cantidades de ayuda en el Japón de la postguerra, o permitió a los japoneses el libre acceso a nuestro mercado mientras ellos mantenían el suyo cerrado para nosotros, o gastó miles de millones para defender Japón durante la guerra fría, simplemente para convertirse en una colónia económica de Tokio. La mayoría de los 5.000 o más supervivientes de Pearl Harbor que estarán en Honolulu para celebrar el aniversario se alojarán en hoteles propiedad de japoneses, no tendrán otra posibilidad. Y tomará buena nota de esa ironía cuando arrojen las coro- ñas de flores al agua sobre el buque de guerra Arizona Desde hace años la principal defensa japonesa contra las demandas norteamericanas de que empezaran a jugar según las reglas fue que éramos insensibles a la misteriosa cultura japonesa y sus necesidades únicas. El hecho es que hemos sido demasiado sensibles y demasiado tolerantes por demasiado tiempo. Ahora le toca a Japón ser sensible a las necesidades norteamericanas. Y para eso hará falta algo más que unas pocas contribuciones- con gran publicidad- a instituciones benéficas norteamericanas. Más que patrocinar campeonatos de golf en California o contratar los servicios de las agencias de relaciones públicas más caras de Nueva York o Washington. Y más que pagar a nuestros propios funcionarios comerciales y ex políticos para realizar actividades turbias al servicio de compañías japonesas. Harán falta resultados significativos; hará falta un cambio en la política comercial mercantilista japonesa; hará falta un mercado japonés realmente abierto, incluso si les cuesta el empleo a miles de japoneses igual que el mercado abierto norteamericano dejó en la calle a miles de estadounidenses. Hará falta un comercio equilibrado. Y más que cualquier otra cosa, hará falta que Japón comprenda a Estados Unidos. La cultura norteamericana no es misteriosa como la japonesa. Es sencilla de comprender; todo lo que es necesario es entender la palabra equidad Japón, más que cualquier otro país en el mundo, debería saber lo equitativos qe pueden llegar a ser los norteamericanos. También debería conocer la paciencia y franqueza norteamericanas, su generosidad y tolerancia. Y debería saber mejor que nadie las consecuencias de tomar estas cualidades por debilidad. Un reciente libro lleva el ominoso título La próxima guerra con Japón Su tesis es que Japón y Estados Unidos son actualmente las víctimas de las mismas fuerzas históricas que operaban en los años treinta, y que un nuevo enfrentamiento bélico es inevitable. Yo no creo eso: nada es inevitable si la gente analiza honestamente por qué existen las actuales tensiones entre Japónn y Estados Unidos, y hacia dónde nos están llevando. Pearl Harbor habría sido evitable: fue o e i r e S ultado de errores de cálculo por ambas partes. Estados Unidos no se dio cuenta de lo lejos que podía ir Japón en a r a s d e sus intereses nacionales, y Ja p ón no se dio cuenta de lo lejos que iría Estados Unidos para defender los suyos propios si se le presionaba demasiado, f A la trágica memoria de aquel día de ing famia se une el hecho de que, medio si; i glo después, tanta gente en ambos pai ses continúe haciendo cálculos equivocaw dos.