Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 01-12-1991 página 67
ABC MADRID 01-12-1991 página 67
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 01-12-1991 página 67

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página67
Más información

Descripción

1 de diciembre 1991 LA BOMBA DEL SIDA ANALIS 1 S IX El fin de la liberación sexual A TACANDO ¡nicialmente a homosexuales, toxicómanos y hemofílicos, el sida trastorna hoy los hábitos sexuales de todos. La liberación erótica conquistada desde la generación del 68 y sostenida por la pildora, está en trance de desaparecer ante la responsabilidad la r e s t r i c c i ó n de la libertad sexual o incluso el romance de la abstinencia -fórmulas todas ellas que denuncian el pánico ante esa vieja pareja de aires shakesperianos: el sexo y la muerte. Es indudable que la liberación sexual no ha tenido el mismo valor para el hombre que para la mujer. Menos atraídas por la aventura sexual, y más inclinadas a la idea de centrarse en una relación de calidad que a la de cambiar los objetos de sus deseos y variar sus placeres, las mujeres han sido, sin embargo, pioneras de la sexualidad permisiva. Protegidas por la pildora, han explorado con audacia las posibilidades de su cuerpo. Pero esta liberación se ha obtenido frecuentemente al precio de una depresión que las feministas han sido las primeras en denunciar, aunque no fuese más que en sus efectos exteriores e ideológicos. Si se admite que el órgano sexual de la mujer en su psiquismo entero, se comprende que una relación ocasional, por intensamente placentera que fuese, pueda dejar un sentimiento de insatisfacción. OR otra parte es evidente que en la práctica del safer sex el sexo sin riesgo de procreación, el hombre jugaba con ventaja. La hipoteca de la contracepción, por añadidura no exenta de riesgo médico, gravitaba pesadamente a veces sobre ciertas mujeres. Luego la pildora liberadora suprimió la posibilidad de procrear, lo cual fue vivido por más de una mujer como una negación de su cuerpo, como El comportamiento. erótico de la mujer, conseguido por la pildora, está en trance de desaparecer En la práctica del sexo sin riesgo de procreación, el hombre jugaba con ventaja sexualidad masculina. En el contexto actual ese uso impone la presencia visual y táctil del peligro sexual como peligro de muerte, suprimiendo además la posibilidad de procreación, que podría ser una fuente de goce femenino. En esta coyuntura surge la posibilidad de recurrir a técnicas sexuales alternativas. El Sida inaugura una época de esplendor para los placeres llamados preliminares, en cuyo dominio puede la imaginación de las mujeres llevarlas al poder. ¿Implicará la amenaza del Sida la vuelta al erotismo de la palabra y con ello el anuncio de un nuevo libertinaje menos físico pero más elusivo y narcisistamente perverso? P Menos atraídas por la aventura que el hombre, las mujeres han sido pioneras de la sexualidad permisiva, pero al precio de una depresión que las feministas han sido las primeras en denunciar una mortal condena del narcisismo femenino en el aspecto que se imagina más específico y secreto: el poder de ser madre. La conciencia de que yugular esa posibilidad equivalía a automutilarse llevó a estas mujeres a la depresión o, más banalmente, a la frigidez. Bajo la amenaza del Sida se dibuja para la sexualidad femenina una nueva carta Eros- Thánatos, un nuevo mapa de la ternura. A la abstinencia y a la responsabilidad se agregan una redistribución de poderes en la pareja y, tal vez, la búsqueda de una nueva dramaturgia de los placeres. El preservativo, cualquiera que sea su eficacia, toma a su cargo la protección contra el virus, pero también, al mismo tiempo, contra el embarazo. Reemplaza a la pildora y es el hombre quien asegura el safer sex no la mujer. ¿Resulta esto ventajoso para ellas? Si, en la medida en que las libera de la cotidiana obligación y de los efectos secundarios de la toma del medicamento. Pero no necesariamente si se piensa que han de proponer o imponer al hombre el uso de la protección, y que esta artificial intrusión puede fragillzar la P ERO, recíprocamente, la pareja procreadora cobra mucha mayor gravedad. Todo candidato a progenitor, sea femenino o masculino, se ve forzado a elegir a su pareja no en función de sus caprichos, sino en función de la prole. El imperativo de proteger de la transmisión de la enfermedad al niño sano y viable implica o bien la monogamia y la fidelidad tradicional, o bien una disociación rigurosa entre el divertimiento sexual, que elude el riesgo evitando el contacto con el esperma, y la procreación misma, que únicamente asociaría compañeros fiables. ¿Acaso no podría decirse que el Sida viene, en un sentido, a poner fin con el sello de un virus tenaz a ese mórbido proceso que venía tramitándose desde hacía ya algunos años: e proceso de la muerte de Eros, reemplazado por Su Majestad el Sexo, dueño y señor del más feroz de los aislamientos, de soledades cada día más infranqueables, agresivas, heridas, amuralladas en una avidez autoerótica más sedienta de poderes que de lazos duraderos? Julia KRISTEVA ¿Qué capital se necesita para crear una sociedad anónima en Portugal? 3.300.0 G 0 pesetas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.