ABC MADRID 10-08-1991 página 51

10 agosto 1991 ABC Hiera río Biografía ABC XI Valentine Hugo Cathy Bernheim Traducción de Carolina Roses. Parsifal Barcelona, 1991. 272 páginas. 1.500 pesetas Vida de don Salvador de Madariaga Octavio Victoria Prólogo de J. A. Jáuregui. Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid, 1991. 629 páginas ENCIONAR a Salvador de Madariaga es deletrear la palabra libertad. Por ese motivo me acerqué al libro de Octavio Victoria con una predisposición que no se ha visto defraudada al concluir la lectura. Se observa que esta biografía es una laboriosa tesis doctoral por lo abundante de sus notas y referencias. El trabajo previo de investigación permitió al autor reunir un aparato científico- bibliográfico de y sobre el biografiado de volumen apreciable. La proliferación de textos que reproduce en el desarrollo de la obra y el acierto al elegirlos nos acercan a la verdadera personalidad y al pensa- D E pocos años a esta parte el gusto por la biografía está creciendo espectacularmente entre nosotros, lo que prueba, de un lado, que comienza a valorarse como se debe la relación esencial que existe siempre entre una obra y la interioridad de su autor, y, de otro, que se rechaza la visión uniformizada de lo humano propia de las épocas dominadas por las ideologías. Dentro del capítulo de las biografías, uno de los apartados más cultivados erí la actualidad es el consagrado a las biografías de mujeres, lo que también es muy de aplaudir, pues prejuicios muy tenaces disminuían la importancia de mujeres de primera fila. Sin embargo el feminismo militante de algunas de las biógrafas de las citadas mujeres de excepción las arrastra a excesos hagiográficos difícilmente defendibles o al uso de un lirismo equívoco y seudoprofético ligeramente cargante. El libro que Cathy Bernheim ha dedicado a Valentine Hugo, la ilustradora y pintora surrealista, se inscribe en esa ya larga teoría de biografías feministas descompensadas a causa de la voluntad de presentar a aquellas de las cuales hablan como exponentes de la lucha por la liberación femenina. Y ello, a pesar de que Valentine vivió en un medio y en una época en los que la mujer no era estorbada por lo que hace a la afirmación de su derecho a la reivindicación de la Igualdad frente a los hombres, sino que más bien era incitada a hacerlo, y de que Hugo, si algo ilustra, es, precisamente, la división psicológica que aqueja a ciertas mujeres siempre vacilantes entre una conciencia de sí sometida a los estereotipos del pasado y la visión epifánica que tienen en determinados y cortos momentos de la autonomía de lo femenino frente a lo masculino. Ni análisis psicológico de la evolución interior de esta artista de segunda fila- pero que representó un papel importante en el movjmiento surrealista durante los años treinta- ni descripción detallada de los hechos que configuraron su vida, el presente libro intenta, sobre todo, situar a Valentine Hugo en el decorado humano de la cultura francesa e internacional del París de la primera mitad del siglo XX, lo que en principio es un acierto, pues estuvo en contacto con los grupos y las individualidades que dominaron aquellos años. Lo contrario de un acierto, en cambio, es que Cathy Bernheim se obstine en dar su opinión sobre todos y sobre todo en términos de la más absoluta banalidad: sus consideraciones sobre el arte, para no hablar de sus- fugaces exploraciones de la interioridad de su biografiada, son, lisa y llanamente, lamentables. La superficialidad pretenciosa de Bernheim es más fastidiosa en tanto en cuanto Valentine Hugo constituye un tema rico en interrogantes: ¿Por qué no supo encontrar un punto intermedio entre el inmovilismo forzado de la mujer según la tradición y la libertad sin trabas, el movimiento sin sentido y el gusto por la irresponsabilidad y la superficialidad- e l único punto desde el que cabe abordar la creatividad con garantías de éxito- sino durante periodos muy cortos, siempre bajo el signo del amor esperanzado? Que el libro permita al lector plantearse ésta y otras preguntas semejantes constituye, sin embargo, un inneaable acierto del mismo. Leopoldo AZANCOT M en el Consejo de Europa el reconocimiento universal de la aportación de Madariaga a la histórica obra de la Comunidad Europea. En calidad de presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo preparó el célebre Congreso de Munich. Deseaba igualmente una España libre que pudiera integrarse en esa Europa unida. Apoyó en principio la II República porque pensaba que bajo ese régimen las libertades fluirían con mayor fuerza y arraigo. La evolución de los acontecimientos le motivaron a escribir un Ideario para la constitución de la III República Tras la revolución de 1934 advirtió sobre el peligro de una guerra fratricida: Guerra Civil. Resurge la imagen lastimosa de las ciudades sitiadas y medio destruidas; la censura; los partes oficiales; el Ejército salvador; el glorioso general; los rebeldes y los leales; las penas de muerte; los indultos y los fusilamientos; la estela del odio y dolor; el grito que la garganta rasga profundamente en el rostro de España; el foso de sangre que durante años separará a sus hijos en dos bandos irreconciliables Ni fascismo ni comunismo eran concepto que mereciesen su mínima comprensión. A su entender, la grandeza de España y el bienestar de los españoles únicamente podría alcanzarse en un sistema de ordenada evolución, en cauce de libertad. Lo más avanzado de la nave del Estado es la proa y ésta no está ni a babor ni a estribor, sino en el centro. Estado sin centro, nave sin proa Tras la victoria franquista en la guerra civil, el ilustre pensador vio en la Monarquía la so- lución al problema español. Incluso antes de lo que indica Victoria en su impresionante trabajo. Ya en 1945 el intelectual republicano explicaba que la Corona era una solución miento más arraigado de tan ilustre español. útil para España. Cuando le recriminaban El autor ha escrito un trabajo imprescindible este apoyo a la Institución, Madariaga se expara todas aquellas personas que deseen presaba con un acierto que hoy todavía alguacercarse al personaje y a nuestra historia nos no quieren reconocer: era necesario demás reciente. rribar el franquismo y Como afirma en el las izquierdas españoprólogo el catedrático El mayor acierto de las no podían hacerlo; Juan Antonio Jáuregui, Octavio Victoria, autor de una conjunción de las esta tesis, que sobrepasa las seiscientas pá- esta excelente biografía, ha derechas españolas antifranquistas y las dereginas en su primer volumen, es una obra de sido elegir un personaje tan chas defraudadas por estaría en peso, pero no pesada. trascendental e inmortal el régimen de consecondición Bajo el epígrafe de la como Salvador de guirlo; si las fuerzas devida el autor profunrechistas solicitaban la diza en el componente Madariaga restauración de la Mohumano e intelectual de narquía durante cinco su biografiado: perio años, sería una locura dista, crítico literario y negárselo y si finalmente la Monarquía resensayista de profundidad, miembro del secretaurada tomaba un rumbo análogo al de las tariado de la Sociedad de Naciones, diputado Monarquías nórdicas, no existiría ninguna raa Cortes, embajador, ministro de Instrucción zón para variar el nuevo sistema. No deja de Pública y de Justicia, delegado en la Socieser aleccionador que su artículo postumo se dad de Naciones, profesor en Oxford, miemtitulase: la Monarquía refrendada por la Nabro de la Real Academia Española y de Ciención cias Morales y Políticas, premios Goethe, Mariano de Cavia, Carlomagno de la Villa de Ahora que los totalitarismos fascista y coAquisgrán, Aznar de periodismo y Gran Cruz munista han desaparecido con el triunfo del de la Orden de Alfonso X el Sabio. máximo pensamiento de Madariaga, aconsejo la lectura de esta excelente biografía tan traEl máximo pensamiento de Madariaga se bajada y tan acertada. Aunque quizá el centra en tres componentes esenciales: libermayor acierto de Octavio Vitoria haya sido tad, España y Europa. Don Salvador fue uno elegir un personaje tan trascendental e inmorde los padres fundadores de la unidad eutal como Salvador de Madariaga. ropea. Una estatua de bronce con la frase Apóstol y precursor de Europa inmortaliza José María TOQUERO