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ABC MADRID 12-04-1991 página 3
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ABC MADRID 12-04-1991 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA POR ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 12 DE ABRIL DE 1991 ABC de desaliento en el espectador, que se pregunta: ¿es esto lo que hay en España? A veces se trata de personas poco conocidas, que parecen ser cualesquiera y por tanto un reflejo de la realidad mayoritaria. Pero me asombra que destrocen, la lengua en la medida en que lo comprobamos, que sean incapaces de formar una frase con sentido, inteligible y que no sea forzosamente la expresión de una consigna o un lugar común. ¿Son así los españoles? Una persona que viva en España, que circule por las calles, que entre en las tiendas, que viaje y conozca ciudades y pueblos, sabe que no es así. Que la mayor p arte son personas con las que se puede hablar y que pueden decir lo que quieren- n ó estoy seguro de que esto pueda seguirse diciendo dentro de unos años, pero todavía s í- Y entonces se piensa que los que aparecen ¡en la pantalla no han sido resultado de un azar, sino de una meticulosa selección. Hay otros coloquios en que intervienen personas conocidas; también sé podrían hacer dos listas: las qu aparecen múltiples veces y las que no lo hacen nunca. Aparte de esto, lo normal es que haya uniformidad en casi todos los participantes, y haya acaso un representante de lo que se supone otra opinión. Pero puede ocurrir que no represente nada, o por su falta de recursos intelectuales, verbales y dialécticos, o porque en realidad esté de acuerdo con los demás; por ejemplo, puede tratarse de un fraile que no comparta las nueve décimas partes del depósito de la fe cristiana, o de alguien tan tímido y bien educado que no se atreva a discrepar en lo más mínimo; y si lo hace, se verá acosado por los demás. El espectador, que probablemente no sabe mucho del asunto, o tiene cierto respeto por las figuras que aparecen en tan público lugar, cree de buena fe que las cosas son así, y si piensa otra cosa acaba por estar persuadido de que es ún desgraciado, afortunadamente excepcional. No nos engañemos: es muy difícil escapar a estas manipulaciones. La prepotencia de los partidos- insisto: tan minoritarios, que todos juntos representan una mínima fracción de la sociedadhace que esté en sus manos el poder político, la expresión de la población y- n o lo olvidemos- sus recursos económicos; porque los partidos no viven de sí mismos, de sus afiliados o partidarios, sino del presupuesto nacional. Se dirá que los partidos se enfrentan, se discuten, se oponen unos a otros. Pero habría que añadir: no mucho. O bien de un DOMICILIO SOCIAL 61 SERRANO, 28006- MADRID DL: M- 13- 58. PAGS. 136 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA DRECERA extraño que se considere necesario defender a las mayorías, cuando siempre se ha creído que son las minorías las que reclaman protección y defensa. Y esto sigue siendo cierto, pero es que me parece que va siendo hora de que las defensas no sean excluyentes; dicho con otras palabras, que hay que defender a todos, especialmente a los que estén amenazados. Es como cuando se insiste en el interés que debe sentir ei cristiano- y yo añadiría el que no lo sea- por los pobres; por supuesto, pero también por los que no lo son; y, por otra parte, ese interés por los pobres debe enderezarse a que dejen de serlo, no a que lo sigan siendo siempre; y, finalmente, en una gran parte del mundo, concretamente en Occidente, los pobres, gracias a Dios y a los principios dominantes én él, son una minoría. El primer aspecto en que debe ejercerse la defensa de las mayorías es la usurpación de su nombre. Hay grupos, partidos y doctrinas que se proclaman de masas dan por supuesto que representan a la mayoría de la población y actúan en su nombre. Ya se ha visto lo que sucedía en todos los países administrados por partidos marxistas: las mayorías, en cuanto han dispuesto de un resquicio de libertad, en cuanto han podido entreabrir una de las puertas permanentemente cerradas, se han apresurado a rechazarlos airadamente, a manifestar la falsedad que las había estado encubriendo desde hace medio siglo, o acaso mucho más. Pero esto se consigue también sin recurrir a la fuerza, aprovechando los recursos que lo permiten incluso en condiciones formalmente democráticas. Los llamados sondeos son artificios que permiten convencer a las mayorías de que no piensan o desean lo que efectivamente desean; es decir, de que son minoritarias, casi excepcionales. Muchos medios de comunicación están entregados a esa delicada operación. Principalmente, por un uso hábil de. la expresión y la omisión de la palabra y la imagen, de un lado, del silencio, por otro. Si alguien se molestara en medir la atención que se dedica a diversas figuras, opiniones, libros, obras de arte, asistencia a todo tipo de actos, el resultado sería tan iluminador como aterrador. He tenido ocasión de contemplar unos cuantos coloquios de televisión. Con alguna excepción- muy pocas- lejos de representar una muestra válida de lo que puede ser la opinión española, están cuidadosamente planeados, atendiendo sobre todo a un criterio de mediocridad, lo que ya infunde una actitud P DEFENSA DE LAS MAYORÍAS modo automático y permanente, sobre todo verbal, que no significa nada y no conduce a una rectificación real de lo que se hace. Por ejemplo, frente a la pasión abortista que domina al partido que está en el poder y a sus afines, no se ve ninguna reacción inteligente y enérgica de los que creen que se trata de lo más grave del siglo XX, desarrollado y difundido en los últimos treinta años- y no antes- y cuya aceptación social es el equivalente de una de esas regresiones que parecen impensables, como el restablecimiento de la esclavitud o la tortura judicial. Se ha logrado convencer a muchos de que Jas mayorías son partidarias del aborto, y el que más y el que menos entre los partidos piensa que si discrepa abierta y enérgicamente va a perder votos Yo creo que más bien se trataría de lo contrario, que esa ausencia de claridad y energía hace pensar a los electores algo que me parece el peligro mayor de una democracia: ¿qué más da? Y digo que es lo más peligroso porque entraña la desaparición de toda democracia real y que merezca ese nombre; y, por tanto, que sea interesante. Hace poco tiempo, la revista Time publicaba un interesante artículo sobre la penetración del protestantismo en los países hispánicos de América, y citaba una frase de alguien cuyo nombre no recuerdo, y que decía así: La Iglesia católica hace la opción por los pobres, y los pobres optan por los evangélicos. Creo que hay en esto un acierto considerable: a fuerza de hablar de economía, política y estructuras no se habla del contenido religioso del cristianismo, y los hombres lo buscan allí donde lo encuentran. Una vez más se confunden algunas preferencias u opiniones particulares con las necesidades, los deseos, las creencias de las mayorías. No tengo gran entusiasmo por las masas -menos aún por el hombre masa que es una dolencia social- La vida humana es individual, de cada uno de nosotros, único e insustituible. En esa realidad estrictamente personal tengo puesto el resto de mis esperanzas. Y estos hombres y mujeres individuales componemos las mayorías y las minorías, sobre las cuales debe derramarse el interés, el respeto y el goce de la libertad. Los males que nos amenazan no se pueden curar con ninguna apelación política, sino a las personas como tales, en su verdad. Si esto tuviera éxito, las mayorías obligarían a los partidos políticos y a sus instrumentos a ponerse a su servicio, y no al revés. Julián MARÍAS de la Real Academia Española

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