Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 16-03-1991 página 20
ABC MADRID 16-03-1991 página 20
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 16-03-1991 página 20

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página20
Más información

Descripción

20 ABC OPINIÓN SÁBADO 16- 3- 91 Panorama DE: LA LA INDIFERENCIA UNCA prestamos suficiente atención. Le escuché esta frase hace ya unos años a un ocasional compañero de viaje, a modo de comentario sin importancia, después de haber contemplado una fugaz puesta de sol de finales de invierno en tierras castellanas. Podría muy bien haberla escrito G. K. Chesterton y haber añadido que lo importante son los matices de las cosas; pero para mí lo más importante es que no la he olvidado y que en ocasiones me ha servido de estímulo. Y la traigo aquí a propósito de alguna conversación, o de la imposibilidad de ésta, de alguna actitud de violento rechazo hacia la vida, de algunas imágenes sobrecogedoras- las de la miseria, la injusticia y la venganza- vistas hace bien pocas horas, de alguna otra noticia terrible o tal vez de una mezcla de todo ello, que me hizo ver esa actitud mucho más corriente de lo que uno cree o quiere creer, hacia el mundo en torno, la que se traduce en apatía primero y en indiferencia después. El mundo en torno es doloroso y puede resultar insoportable, pero la indiferencia, en lugar de aliviarlo, me temo que lo agrava, pues me parece que como refugio resulta algo más que precario. Se me dirá que la atención, el estado de alerta, tampoco nos alivia ni de nuestra zozobra ni de la ajena. Eso depende. No siempre es así. Tiene algo que ver el difícil empeño en no cerrar los ojos más que al final. No cerrarlos ni al dolor, ni a la búsqueda de la verdad, ni a la hermosura de las obras del hombre, ni a la vida que se renueva en el ciclo de las estaciones. La indiferencia es un sentimiento de tristeza que lo corroe casi todo. Puestos a no ver la desdicha ajena, a no que no haya acontecimiento alguno que nos conmocione, uno acaba no viendo nada. A mí no me interesa más que lo que me concierne me dice con hosquedad un hombre a quien por su oficio debería suponérsele al menos una cierta apreciación, o cuando menos un cierto interés, por las obras que nos han sido legadas y por los objetos hermosos. Sí, cierto, no se le puede negar que a su modo tiene razón. Pero no me fío. Puedo entender, aunque mal, la indiferencia ante la desdicha ajena, la injusticia, el horror incluso de una época, porque al final da vahídos y nos sobrepasa, pero entiendo mucho peor esa otra indiferencia, violenta a veces, rencorosa, hacia los sentimientos delicados, hacia los dones de la existencia, hacia todo lo que de hermoso y delicado hay en el hombre y sus tareas. Y entiendo todavía peor la mezquindad, la pequenez que esconde lo que me concierne por lo que para mí tienen de contrasentido, y el suponer que en ello hay siempre engaño, trampa, inutilidad, intereses ocultos. Pasar y no ver nada, no querer ver nada, no querer enterarse- y jactarse además de esa actitud- no ser al final capaz de hacerlo. Ser incapaz de salir de uno mismo y del requerimiento de lo más inmediato, para poder ver, con toda la atención posible, el mundo, para estar verdaderamente presenté en él, para que no se nos escape nada, ni los matices, ni los instantes irrepetibles, ni los rasgos de nuestra verdadera condición. Miguel SÁNCHEZ OSTIZ N A propósito NUEVO VIEJO GOBIERNO A modesta remodeíación de su Gobierno que ha llevado a cabo González a principios de esta semana no merece las toneladas de comentarios que ha suscitado. Al final, el rasgo más significativo, la ausencia de Guerra, ha sido el menos novedoso porque se produjo dos meses antes, aunque- s i viviéramos en una democracia plena- hubiera debido tener lugar hace algo más de un año. La huida- porque hay mucho de huida en su dimisión- -del poderoso número dos del PSOE de la arena política institucional no sólo ha sido una, modesta y tardía victoria de la lógica democrática, sino factor de aceleración de la crisis interna del partido gobernante que se ha venido fraguando desde hace tiempo y que ha tenido ya múltiples manifestaciones. Cualesquiera que sean los gestos públicos y las afirmaciones oficiales, el divorcio político González- Guerra no hará sino ahondarse y la esporádica presencia del primero en las reuniones del partido no podrá impedir que en Ferraz se genere una dinámica política propia. El aparato del PSOE dirigido por un hombre fuerte e influyente deseoso de tomarse el desquite va a marcar sus propios perfiles y, sin atacar directamente a González, aprovechará los inevitables fallos ministeriales para una corrección fraterna susceptible de devenir ajuste de cuentas, de quienes se desmanden por los vericuetos del liberalismo Esa será la tarea de quienes, desde Ferraz, se van a constituir en celosos guardianes dé las esencias y en críticos atentos de los eventuales desviacionismos del equipo ministerial. Nada hace previsible que el nuevo vicepresidente, Serra, llegue a acumular el poder que tuvo su antecesor. Desprovisto de L la fuerza que da el control del aparato del partido y sometido a la escrutadora vigilancia de quienes como Solchaga o Solana se sienten sus pares, Serra encontrará serias dificultades para consolidarse como un número dos indiscutible o como sucesor presunto de González. Constitucionalmente- no hay que olvidarlo- la figura del vicepresidente no tiene relieve, ya que se prevén, incluso, varias posibles vicepresidencias, aunque se las considera prescindibles en su caso dice el artículo 98 de los vicepresidentes) Serra- c o m o Guerra- será técnicamente un ministro sin cartera y su cargo no le va a dar nada que no tenga ya. La enorme diferencia es que mientras su antecesor accedió al puesto con todo el poder de alter ego de González, el patrimonio político del catalán parece más bien magro. Por lo demás, de este tópico parto de los 1 montes que ha resultado la remodeiación sólo cabe destacar la permanencia de Fernández Ordóñez y de Solchaga. El buen hacer del primero le ha convertido en el más indiscutible de los ministros y su buen sentido de viejo corredor de fondo le ha hecho evitar la trampa de una vicepresidencia in partibus infidelium prefiriendo seguir en la hoy apasionante Cartera de Exteriores. Más discutible es la permanencia de Solchaga, que cada vez encontrará más obstáculos para hacer creer a los españoles ese cuento de hadas según el cual su política es la mejor y la única posible, en contra de las evidencias de nuestros desequilibrios, nuestra falta de competitividad, nuestros malos servicios y nuestro esfuerzo fiscal. Alejandro MUÑOZ- ALONSO

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.