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ABC MADRID 28-11-1990 página 31
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  • EdiciónABC, MADRID
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MIÉRCOLES 28- 11- 90 INTERNACIONAL Major, nuevo primer ministro británico ABC 31 Su primer reto será el de aglutinar al partido conservador en el nuevo Gabinete Hoy mismo se entrevista con sus dos adversarios de ayer Londres. V. P. Los once años del thatcherismo fueron la época del fax, los teléfonos portátiles, el jacuzzi y el kiwi la cosa del ozono, el post- feminismo, la televisión por satélite y una preferencia por la especie canina del Rottwejler Lo que pueda pasar con John Major es todavía una incógnita pero seguramente van a pasar más cosas de las que algunos suponen. En Downing Street no tan sólo desaparecerá el aroma de Rochas de la señora Thatcher. Desde luego, la galería de retratos de primeros ministros tendrá que acostumbrarse a los discos de ópera de Norma Major pero lo más evidente será un bajón en las descargas de amor y odio que la ex- primera ministra atraía de forma simultánea en cantidades notables. Eso ocurrirá en Downing Street y también en la sede del partido conservador. El nuevo líder conservador dará la primera prueba de su temple al urdir la cota de malla de su gobierno. Hoy ya se entrevista con sus dos adversarios de ayer, Michael Heseltine y Douglas Hurd. En la medida en que sepa olvidar algunas de las andanadas de Heseltine contra Margaret Thatcher, Major podrá hacer olvidar sus orígenes estrictamente thatcheristas y gobernar contemplando las opciones de todo el partido. Aunque propenso al pánico y a las indignas ejecuciones sumarias- como fue el caso de Margaret Thatcher- el partido conservador se las sabe todas. Churchill también sustituyó a Chamberlain a inicios de la segunda guerra mundial. Existe cierta expectación sobre quien vaya a. ser el próximo ministro de economía. Podría ser Norman Lamont, actual ministro del Tesoro y gran apoyo en la reciente campaña pero es a la vez un destacado euro- escéptico lo cual definiría de entrada la política comunitaria del nuevo gabinete. Major declaraba recientemente: Sería un disparate avanzar a toda velocidad hacia una moneda única sin ninguna experiencia al respecto y con todas las desventajas que pueda representar. No estoy en favor de la Carta social Como señalaba ayer un sagaz comentarista, el gobierno en Gran Bretaña se ejerce con el consentimiento de la nación, expresada por medio del Parlamento, donde el control parlamentario se ejerce de acuerdo con el poder de los Comunes en cuestiones de tributación. Ahí está el quid de la cuestión, por lo que respecta al banco central europeo y a la moneda única europea. Tales cuestiones implican dilemas que pueden no afectar a otros Estados comunitarios pero tienen un tono crucial para una clase política como la británica, por lo general muy articulada capaz, ducha en el debate constante y sin complejo de inferioridad- en todo caso, lo contrario- respecto a Europa. Sin embargo, con el apoyo de Douglas Hurd en asuntos exteriores, Major puede matizar eficientemente aquel triple no de Margaret Thatcher que hizo tambalear la unidad tory poco antes de que Geoffréy Howe largase su discurso demoledór contra la primera ministra y su pesadilla antieuropea. Margaret Thatcher- cuyo monetarismo provocó la dimisión del ministro de economía Nigel Lawson- ya está en Moscú asesorando a Boris Yeltsin. Pertenece a las exigencias de la vida que padres e hijos no se niegen a las mayores hostilidades. En política, gobernar por delegación casi nunca fue posible. Al regreso de cada uno de sus próximos periplos, se supone que Margaret Thatcher se limitará a repasar la lista de sus convicciones, cotejándolas con ios logros de Major. Cien díasu Los primeros cien días de John Major van a pasar por el microscopio electrónico de la clase política mundial. Al final, por suerte, quienes le juzgarán serán los electores británicos pero su nuevo estilo también repercutirá en forma insospechada como nuevo modelo de quehacer político para quienes algún día tendrán el poder en las manos y no se avergonzarán de intentar ejercerlo racionalmente. Serenidad y rigor Respecto a la crisis del Golfo, la permanencia de Douglas Hurd en el gabinete garantiza la serenidad y el rigor. De otra parte, ante la posibilidad de un conflicto bélico en el Golfo, se exageró el riesgo de un John Major inexperto o de sustituciones súbitas. Los historiadores han recordado que Lloyd George sustituyó a Asquith en plena Gran Guerra. Downing Street, una tradición con niás de tres siglos Londres Es una pequeña obra de ladrillo negro de tres pisos, la residencia del primer ministro británico después de dos siglos y medio, situada en el número 10 de Downing Street. Se parece por fuera al resto de casas burguesas de Londres. La residencia privada y oficial del primer ministro, se sitúa en el barrio de ministerial de White hall (centro de Londres) fue donada por el Rey Jorge en 1732 a Robert Walpole, que murió como primer Lord del Tesoro. Este título honorífico es equivalente hoyal de Jefe de Gobierno. El número 10 de Downing Street es una de las tres residencias que permanecen y formaron parte antaño de una calle de mansiones particulares construidas por George Downing sobre un terreno que obtuvo en arrendamiento en 1680. Las otras dos casas son el número 11 de Downing Street ocupada por él ministro de Hacienda y el número 12 está ocupado por los responsables del grupo mayoritano. El Foreign Office está situado al otro lado de la calle. En agradecimiento a Roberf Walpole desde 1735, la residencia prácticamente no ha cambiado de apariencia con el transcurrir de los años. El gesto de los perdedores, Hurd y Heseltine Londres. Afp Inmediatamente después del anuncio de los resultados de la segunda vuelta en la elección del liderazgo del Partido Conservador, que ha dado la victoria a John Major, sus dos contrincantes Douglas Hurd y Michael Heseltine, han anunciado sin amargura el abandono a su favor. En el umbral de su puerta, en el barrio de Belgravia, Michael Heseltine ha subrayado que Major esta a dos votos de la mayoría absoluta, necesaria para asegurar el liderazgo del Partido Conservador Felicito a John Major y le doy las gracias por una campaña de primera clase disputada sin rencor y sin amargura, y que mantiene las bases de la unidad de nuestro partido opinó. El ministro de Asuntos Exteriores, Douglas Hurd, se mostró decepcionado por los resultados 56 votos, pero sin amargura Ha sido un buen combate... Pienso que podemos mantener nuestra unidad con un gabinete representativo de todas las tendencias, trabajando en colaboración con nuestros diputados y nuestros simpatizantes en todo el país Estoy seguro que John Major será el líder que nos hace falta para esta tarea añadió Douglas Hurd. La cuestión europea Para el Financial Times Major puede perseverar en lo mejor de los años Thactcher por que no es un reformista radical pero es capaz de aplicar una aproximacióm pragmática a temas tan espinosos como la educación y la sanidad. Carece de las calidades intelectuales de Hurd o del glamour de Heseltine pero su instinto político de autoregula contino, sabe escuchar y a la larga puede ensanchar la gama de atractivos del partido conservador. Maurice Cowling, uno de los sages del conservadurismo británico, escribió antes de la votación de ayer que si los tories querían una política de convicciones en un modo más lenitivo, Major era candidato mientras que Hurd significaba un descanso después de la política de convicciones de Margaret Thatcher. Es una lástima- decía Cowling- que el mandatario no hubiese aportado un político con convicciones. De todos modos, a lo mejor no podía. Fue un meritócrata, entonces, quien llegó antes a la meta. Mientras tanto, Margaret Thatcher busca el punto de apoyo- se habla de un colegio o de una fundación- para instalar su nueva plataforma de acción. Su ex- asesor Alan Walters

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