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ABC MADRID 30-07-1990 página 88
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  • EdiciónABC, MADRID
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88 A B C ESPECTÁCULOS- Música- LUNES 30- 7- 90 Manuel Galduf, más queun concertador de quinientos ejecutantes Como concierto de clausura del IV Ciclo de Música en Palacio, se celebró la noche del sábado el que seguramente haya sido el más espectacular de todos los que han tenido lugar hasta la fecha en el Patio del Príncipe, dentro de esos ciclos que auspicia el Patrimonio Nacional bajo la Presidencia de Honor de Sus Majestades los Reyes. Nada menos que trescientos cincuenta intérpretes vocales aproximadamente, mejor o peor acomodados en el amplio tinglado que se había montado en el patio del Palacio Real a que he hecho mención, fueron los que asumieron, bajo la batuta del director valenciano Manuel Galduf y con la Orquesta Municipal de aquella ciudad, de la que es titular, de soporte instrumental. Sumen ustedes los componentes de las agrupaciones levantinas Cor de Valencia, Orfeón Navarro Reverter, Pequeños Cantores de Valencia y Escolanía de la Mare de Deu deis Desamparáis con los del Coro de RTVE y los ocho solistas que asumieron los papales de esa condición que redama la obra y les saldrá, más o menos, aquella cifra. Pocas veces se monta la Octava de Mahler, por otro nombre la de los mil en condiciones que le permitan al maestro de turno entrar a preocuparse por modelar versión, en vista de que ya tiene vencidos todos los escollos. No ha sido excepción, ciertamente, esta oportunidad del Palacio. Debe añadirse en seguida, sin embargo, que lo logrado por seis conjuntos de aquí, concertados por un maestro de aquí, ha superado con mucho esos mínimos de ajuste material y de acuerdo colectivo en diseños dinámicos y en detalles expresivos por encima de los cuales se puede ya gustar sin sobresaltos de la monumental propuesta mahleriana. Y aún se ha avanzado un poco más. Manuel Galduf ha conseguido también dejar expuesta con nitidez esa singular característica macroestructural que le presta a la sinfonía de los mil personalidad especial y separada dentro de la colección del autor: la de que contar cada una de las dos partes en que se divide la obra con soporte literario absolutamente distinto en intención y en clima, con el lógicamente diverso tratamiento musical que uno y otro han determinado, no impide la consecución de un todo suficientemente unitario. Quedó subrayada de manara clara, en efecto, esa distancia expresamente querida por Mahler- y encontrada, principalmente, sobre la base de las tan diferentes utilizaciones de los efectivos vocales- entre el rigor latinista y el lirismo germano que demandan, respectivamente, el himno Veni, creator Spiritus y la escena final de la segunda parte del Fausto pero ello sin menoscabo ninguno de esa impresión final de que se ha escuchado una sola y única obra. Sólo he eludido hasta ahora a la labor del maestro y, todavía más por encima, a la colectiva del gigantesco conglomerado a sus órdenes. No me atrevo, sin embargo, a descender a discriminar méritos entre las agrupaciones corales, acreedoras todas, al unísono, de idéntica positiva evaluación. Sean sus directores- Perales, Valldecabres, Ribera, Garrido y Almántegui, citados por el orden en que antes lo han sido los coros- los destinatarios nominales del aplauso que todos merecen. Como debe serió asimismo Galduf en su condición añadida de titular- y por lo tanto, responsable del estupendo nivel que demostróde la Orquesta Municipal de Valencia. Suficientemente correcta en los dos interludios instrumentales de la primera parte, su contribución separada me pareció especialmente conseguida, por pulcritud y refinamiento sonoros, en la amplia introducción que abre la segunda. Una mayor densidad de la cuerda en la penúltima sección de ese preludio hubiera redondeado una actuación en todo caso- e n lo apuntado y en lo demás, con los aditamentos que se conocen de órgano, piano, armonio, celesta y mandolina- más que notable. Colaboró en la consecuión de unos resultados que, en su conjunto, superaron también con creces la mera aceptabilidad, un equipo solista eficaz en todo momento y casi siempre expresivo y musical. Bien entregado en su intervención cuasi coral del himno, sobresalió luego la materia vocal femenina- incluida la excelente e innominada representante del Cor de Valencia- sobre la masculina, aunque entre ellos ha de destacarse, por su ingrato y comprometido papel, más que discretamente solventado, al tenor Horet Laubenthal. Las sopranos Sabine Hass y Atsuko Kudo, la contralto Gabriele Schreckenbach, la mezzo Hadvigá Rappé, el barítono Ludwig Bauman y el bajo Statford Dean completaban el octeto solista. Leopoldo HONTAÑÓN Fallece Elizabeth Alian, estrella de los años treinta Londres. Afp La actriz británica Elizabeth Alian, estrella cinematográfica de los años treinta, falleció el pasado viernes en Hove (sureste de Inglaterra) a la edad de 80 años, según anunció ayer su familia. Elizabeth Alian comenzó su carrera artística en los escenarios teatrales, nada más terminar la I Guerra Mundial, aunque la celebridad le vendría con su posterior llegada al mundo del celuloide, tanto en Gran Bretaña como en Hollywood. Sus películas más famosas fueron Servicio para señoras Historia de dos ciudades y Hombres de blanco en la cual compartió reparto con el galán norteamericano Clark Gabie. La Ópera de Pekín clausuró el Festival de Ribadavia Orense. A. Tovar Rodríguez La VI edición del Festival Internacional de Teatro de Ribadavia fue clausurado por la Ópera de Pekín después de una semana de actuaciones de gran calidad artística que tuvieron su inicio con la presentación en Galicia de Maquillaje y la presencia de la actriz catalana Nuria Espert. La Ópera de Pekín, a pesar de no estar incluida inicialmente en el programa facilitado por la organización del certamen, brilló con luz propia ante un auditorio fiel e incondicional, iguamente aplaudido por la propia Nuria Espert. áf- V Muestra Nacional de Jazz pr Tony Williams, música con dos palos Ibiza. Ramiro Villapadierna, enviado especial Si algo es jazz, es esto acertó a decir clarividentemente el ocurrente presentador del certamen ibicenco- e l critico Xavier Rekalde- aún perplejo ante la desmesura de lo visto y oído, y a la hora de despedir y cerrar hasta el año que viene. Acababa de tocar el quinteto de Tony Williams y las piedras del Baluarte aún bailaban en sus casillas. Con el fastuoso quinteto que lo sigue desde hace ya tiempo, Tony Williams, uno de los bateristas con mayor capacidad musical entre los palos, ofreció una tremenda actuación en la clausura de la V Muestra Nacional de Jazz para jóvenes intérpretes, de la que sólo cabría decir a la postre lo resumido por el- presentador; fuera de altisonantes juegos teóricos, si el jazz es algo- l o que todavía está por demostrar- qué duda cabe que debe de ser algo parecido a lo que escuchamos a Tony Williams. Fue breve- no llegó a la hora y media- pero fue excelso. Allí estaba el pequeño gran baterista, sentado tras sus cajas amarillas, repartiendo gloria con dos palos y dictando en cada momento- sus músicos no le quitaban ojo- cómo había que bordar, todos juntos y a la vez, una actuación perfecta. Siete u ocho composiciones propias, con acotaciones al último disco Native Heart atravesaron con desenfreno la autopista de la sabiduría musical que corre de Coltrane en adelante, pasando inevitablemente por Miles, la recuperación ardiente del hárd y otras honduras armónicas que lo mismo dan para un blues que para un calypso explosivo. Todos, de la trágica trompeta de Wallace Rooney, a la rítmica deliciosa del piano de Mulgrew Miller, pasando por el tenor siempre pujante y creador de Billy Pierce y el cauto contrabajo del joven Ira Coleman, disfrutaron una actuación guiada por el entusiasmo creciente de un Tony Williams que parecía ir decidiendo a lo largo del concierto que eramos buena gente y que nos iba a dar lo que todos pedíamos sin saberlo: jazz para reventar. Antes de dicha actuación de lujo, el cuarteto de Perico Sambeat refrendó sobre el escenario el premio de la Muestra al que se había hecho acreedor; luego, a invitación de Sambeat, se unieron el tenor Antonio Mesa- que en su actuación del primer día había desarrollado un comentado Think of one de Monk- el bajista Jordi Gaspar y el también tenor Víctor de Diego, ambos de Apotheke, en una despedida que así lo fue más generosa. Dignos de mención han sido también en esta edición, además del cuarteto ganador al completo y los tres citados espontáneos de la clausura, el grupo de Eladio Reinón y Benet Palet, sobre todo en la figura y la música de estos dos, así como los guitarristas Marcos Castilla, Gonzalo Sempere y Joan Sanmartí, el pianista Iñaki Salvador, el saxofonista Xavier Figuerola o los bateristas Mariano Cubell y Jordi Gardeñas. Y cómo no, también citar el buen hacer del estimable trío balear invitado, Calitja, formado por el guitarrista Andreu Galmes i Marti, el bajista Pere RoSello, y Joan Roig en la batería, que dieron más de lo presupuesto. g

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