ABC MADRID 06-06-1990 página 21

MIÉRCOLES 6- 6- 90 OPINIÓN ABC. Pág. 21 ESPUÉS de la cumbre de Washington, Bush y Gorbachov han reconocido las divergencias que les separan para establecer un modelo de inserción de la Alemania unificada en el interior de un sistema colectivo de seguridad continental. Alemania después de la unificación debe ser miembro de la OTAN, dicen los Estados Unidos, y la URSS se opone sin establecer una fórmula propia. Sin embargo, todo el mundo ha estado de acuerdo en que el futuro alemán deberá ser fijado por los propios alemanes. Hasta entonces, la cuestión alemana queda envuelta entre incertidumbres que podrían paralizar las negociaciones para el desarme convencional de Viena. Después de la cumbre puede afirmarse que la, oferta en nueve puntos que Bush entregó a Gorbachov ha sido inaceptable para la URSS. El primer asunto era la reducción de las actuales fuerzas militares alemanas, que, con toda evidencia, no obedecen a la realidad estratégica del Continente. La RFA cuenta con la impresionante fuerza de sus 494.300 soldados entre sus tres ejércitos, de los cuales, 340.700 pertenecen al Ejército de Tierra. Si tenemos en cuenta que, por su p a r t e en la RDA, el llamado Ejército Nacional Popular (NVA) cuenta con 173.100 militares, se alcanzan cifras disparatadas: en términos de pura lógica ajustados a la realidad europea, la Alemania unificada no tiene necesidad de mantener un Ejército superior a los 150.000 o 300.000 hombres de uniforme. Entre los restantes nueve puntos podemos contar varios en los que todo el mundo está de acuerdo: la Alemania unificada no establec e r á s u s t r o p a s en los actuales territorios de la RDA; el Estado alemán debe adoptar un Estatuto desnuclearizado, como Dinamarca, Islandia o Noruega, países miembros de la OTAN, lo que evita una discriminación contra Alemania, que tampoco tendría inconveniente en renunciar a la posesión de armas nucleares, químicas o biológicas, ni en garantizar las actuales fronteras al este de su territorio unificado. Estos puntos resultaban insuficientes para Gorbachov porque, a fin de cuentas, la URSS puede imponer, con razón o sin ella, más bien sin razón alguna, sus condiciones. Por otro lado, existe una D EL DESTINO DE ALEMANIA contradicción intelectual en el discurso soviético, porque una Alemania unificada y miembro de la OTAN guardaría la estructura actual donde la RFA es el único país que carece de un jefe de Estado Mayor de su propio Ejército; es decir, que en caso de conflicto, el Ejército alemán carece de mando propio y funciona a las órdenes de los mandos de la Alianza. Si la nueva Alemania saliese de la OTAN debería nombrar a su propio jefe de Estado Mayor. La Alemania unificada no podrá sufrir discriminaciones singulares. Las soluciones habrá que buscarlas por ello en la línea de un desarme global en Centroeuropa- -Alemania, Benelux, Polonia, Hungría y Checoslovaquia- donde Alemania no fuera una excepción. Quizás este desarme colectivo podría convertirse en el procedimiento para establecer las bases del concierto continental y de la seguridad para la URSS previamente gratificada y capaz de olvidar sus derechos de 1945. OS partidos han abierto con amplia antelación una agitada actividad para movilizar la voluntad de los andaluces. Naturalmente, desde el poder el esfuerzo es más llevadero. Que el habitualmente silente Felipe González se digne ocupar espacios en la franja horaria de máxima audiencia, en su televisión y en su cadena de emisoras, puede interpretarse como un saludable deseo de abrir la comunicación con los ciudadanos, en línea con las maneras usuales de los gobernantes occidentales. Pero la vecindad de las elecciones andaluzas, lo inusual de la comparecencia y la utilización de los medios de naturaleza supuestamente pública también permiten aventur a r que se t r a t a de u n a abusiva desnaturalización de la igualdad de oportunidades, en vísperas de unos comicios trascendentales. Porque parece claro que, en esta ocasión, González está resuelto a emplearse a fondo, descendiendo sin ambages a la arena electoral. L COMPARACIÓN INJURIOSA El PSOE- más allá de la innegable importancia intrínseca de la consulta, más allá del alto valor simbólico que Andalucía, como feudo y fortín, representa para el felipismo -parece empeñado en convertir su eventual triunfo andaluz en una clamorosa absolución política de los pecados del waterguerra Justamente cuando el juez Márquez Romero- desmintiendo la interesada temeridad del fiscal Torres- -hace pública su convicción de que hay indicios delictivos en las actuaciones de Juan Guerra y cuando dos ex delegados del Gobierno en la Comunidad, en quienes concurre la condición de candidatos a las elecciones, deberán, probablemente, dar cuenta a la Justicia de la desaparición del famoso libroregistro. Tamaño propósito exculpatorio requerirá que González abandone el olímpico plano de estadista en el que le gusta instalarse cuando no se juega intereses tan vitales. Alguien dijo que en las guerras la primera víctima es, inexorablemente, la verdad. Unas elecciones no son, afortunadamente, una guerra: son su estilización, racional, civilizada e incruenta. Aunque aceptemos como tributo difícilmente evitable ciertos excesos retóricos o el recurso fácil a la apelación demagógica, hay que denunciar las falsedades que implica una extralimitación intolerable. El vicepresidente Guerra se permitió en Utrera comparar al Partido Andalucista (PA) con la coalición proetarra HB. Su vocero, Carlos Sanjuán, reprodujo días después tan miserable analogía. El PA es un partido parlamentario, inequívocamente respetuoso con el marco constitucional. Su proyecto nacionalista, sus referentes ideológicos o su práctica política podrán merecer la lícita opinión favorable o adversa que se quiera. Es legítimo que sus antagonistas electorales impugnen su pretensión. No lo es que lo hagan con el sucio recurso de una similitud injuriosa. Porque lo que el PA no es, desde luego, es el frente civil de una organización terrorista con centenares de víctimas en su criminal haber. La propia truculencia del argumento de Guerra y de Sanjuán le resta seriedad y crédito. Todo lo extremoso es trivial. El copresidente del Gobierno ha proferido, como de costumbre, una trivialidad. Pero una trivialidad infame. L CARLOS ANDRÉS PÉREZ A visita del presidente de Venezuela a Madrid, para firmar un Tratado de Amistad y Cooperación, marca la continuidad de nuestra política iberoamericana en función del V Centenario. Y junto a este aspecto, el encuentro entre Carlos Andrés Pérez y Felipe González puede representar una benéfica aportación informativa al gran designio de nuestra política con la América hispana. Cuando la democracia se instala en tantos países iberoamericanos, los viejos tópicos del antiamericanismo castrista y sandinista constituyen el residuo de un tiempo pasado, y eso lo ha comprendido Carlos Andrés Pérez en su actual política de buen entendimiento con Washington, como elemento indispensable para fundar una arquitectura diplomática continental; buen entendimiento, unido a la firmeza ante cualquier abuso norteamericano o de sus empresas multinacionales. En todo caso, desprestigiado y desenmascarado Fidel Castro, Carlos Andrés Pérez está considerado, entre los presidentes hispanoamericanos, como el principal líder de Iberoamérica. ABC Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Francisco Giménez- Alemán Subdirector: Manuel- Ramírez Subdirectores Joaquín Vila. Santiago Casi José Javatoyes. Manuel Actrio. Joaquín Amado. Tomas Cuesta Jefes de Redacción: A A. González. R. Gutiérrez. V A. Pérez (Continuidad) R. L. 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