Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 22-04-1990 página 40
ABC MADRID 22-04-1990 página 40
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 22-04-1990 página 40

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página40
Más información

Descripción

40 A B C INTERNACIONAL DOMINGO 22- 4- 90 dir? su futuro e hipotético armamento nuclear. Además, una Alemania Unida en el seno de la OTAN tiene que equilibrarse con un gran poder como el de Norteamérica. Sea como sea, los dirigentes europeos quieren que los Estados Unidos cambien de papel, que disminuyan su liderazgo en Europa. Es decir, Washington tiene que escalonar su regreso a casa al tiempo que se conforma con un cometido distinto, más entre bastidores, un nuevo papel que aún hay que definir. Ó V U E D E la Alemania J unida pertenecer I a la vez a la OTAN y al Pacto de Varsovia? Ésta es sin duda una de las ideas más incongruentes de un momento internacional, como el actual, repleto de ideas incongruentes. Fue una efímera sugerencia soviética para el próximo lustro que, al contacto con interlocutores norteamericanos, ingleses y franceses, duró lo que se llama en la lengua de estos últimos el espacio de un instante Pero la existencia de esta propuesta, que no es tan rara si se piensa en la presencia de 380.000 soldados soviéticos en Alemania oriental, prueba de rebote la dificultad del futuro de ambas alianzas de defensa tras el derrumbre de los países del Este y la reunificación de las Alemanias. En tiempo de reconciliación, ya no sirven. Nadie parece poner en duda que el Pacto de Varsovia está en las últimas. Y los países miembros de la OTAN se devanan los sesos para reconvertirla antes de que su propósito inicial quede completamente sin sentido. ¿Qué OTAN? Por Ramón- Luis ACUÑA tica. Los norteamericanos se apartan poco a poco de sus aliados europeos después de cuarenta años de intensa relación. ParaNorteamérica, las nociones Pacífico y futuro comienzan a ser tan sinónimas como las de Atlántico y pasado Su comercio con el Lejano Oriente- quizás ya Occidente Próximo en su nueva óptica- casi duplica desde hace años a su comercio con la Comunidad Europea. Es el triunfo esperado de la costa oeste de los Estados Unidos, fascinada por el Pacífico y en busca de una identidad propia, frente a la costa este, europeizada. Los Ángeles contra Nueva York, Berkeley contra Boston. Sugestivas ideas como estas últimas se abren camino con firmeza en el libro El largo adiós de los Estados Unidos a Europa del periodista alemán Hans Wihelm Vahlefeld, que acaba de aparecer en España. Ha pasado la época del romanticismo en las relaciones norteamericano- europeas sentencia seguramente con razón. Y pone de relieve la fuerza y el predicamento que tienen aquéllos que en Washington se declaran europesimistas y denuncian la euroesclerosis al otro lado del mar que trajo a sus antepasados. Sí, es verdad, Norteamérica pugna por desembarazarse definitivamente de su cordón umbilical europeo y por hallar un espacio cultural propio. Y a la gran nación americana le tienta de nuevo el aislacionismo, una tendencia que surge más de un sentimiento, o de una actitud vital que de una verdadera ideología. Pero, ¡qué arriesgado es escribir un ensayo de actualidad internacional en los tiempos que corren! Cree un autor que puede hacer con toda tranquilidad una buena instantánea de las relaciones europeo- norteamericanas y la realidad se encarga de dejársela movida sin contemplaciones. Vahlefeld, que publicó en 1988 su libro- ahora traducido al español- hacía en él una afirmación temeraria al proclamar que de Europa ya no llegaban sorpresas ni desafíos para Norteamérica. Su aserto duró poco. De Europa llegó precisamente el mejor de los regalos para los Estados, Unidos, la revolución liberal de finales del milenio que les daba la razón, el triunfo de la guerra fría ni más ni menos, la mayor conmoción política habida desde la segunda guerra mundial. Vahlefeld no la predijo. Pero en realidad nadie la barruntó. No lo hizo el propio George Bush cuando propuso el pasado otoño un papel político para la OTAN y pensó en la retirada estadounidense de Europa a causa del fin de la amenaza soviética. Los acontecimientos han arrollado estas propuestas. La velocidad de los cambios en el Este y, en particular, en Alemania, no aconsejan ahora una salida brusca de los norteamericanos del continente europeo. Al menos es lo que acaban de decirle al presidente Bush, Margaret Thatcher y Francois Mitterrand en sendas entrevistas estos días. Dado el resurgir de la gran Alemania, ni siquiera desea el repliegue norteamericano la Unión Soviética, que incluso empieza a ver con buenos ojos a la Alemania unida dentro de la OTAN para controlar mejor- ¿o impe- ¿Qué UNESCO? L ¿Por qué cambiarla? Por tres razones fundamentales. Primera: la renuncia a la expansión de un comunismo que ha fracasado por parte de la Unión Soviética la hace obsoleta. Segunda: el cambio de naturaleza política de los países del Este, aspirantes ahora algunos de ellos a integrarse en las instituciones occidentales, la debe hacer más flexible. Tercera: el desafío de la admisión en su seno de una Alemania multiplicada por dos la tiene que convertir en más capaz. Algunos de los planes para su reforma son tan ambiciosos- y por ahora, tan utópicoscomo el de transformar el Pacto Atlántico en una institución de seguridad que englobe a todos los países europeos del Este y del Oeste Qué importa, hay que hacer planes. El presidente Francois Mitterrand ve en la Conferencia Europea de Seguridad y Cooperación el nuevo marco para las cuestiones de defensa en Europa. La Comunidad Europea debe asumir ahora el papel de la OTAN, opina, por su parte, el antiguo secretario general de esta última, el inglés Lord Carrington. Surgen otros proyectos. Se insiste en que es preciso edificar el pilar europeo de la Alianza Atlántica. Se agrega que debe dirigir la organización un general europeo, y no norteamericano, como hasta ahora. ¿Por qué no pensar en una estructura multinacional de mando? se aventura. La OTAN está, pues, en crisis, en agraz. Su porvenir es una nebulosa en Europa. En Norteamérica, en cambio, el presidente George Bush lo ve más claro: no alberga la sombra de una duda de que esta organización de defensa- en la que Washington es primus Ínter pares -tiene que seguir vertebrando la seguridad europea. No obstante... ¿Qué liderazgo? D ESDE 1960 se sabe científicamente que la deriva de los continentes afecta a Europa y a América. En tiempos, la punta de Brasil encajó con África, a la altura de Guinea Ecuatorial, y luego ambas masas de tierra fueron alejándose una de otra. Dicho en términos corrientes, el Atlántico se va abriendo a lo largo de una gran falla longitudinal oceánica que separa paulatina e imperceptiblemente al Nuevo Mundo del Viejo. Esta imponente verdad geológica se está trasmutando actualmente en imagen geopolí- OS Estados Unidos no parecen estar de acuerdo con la norma democrática de un país, un voto del sistema de las distintas organizaciones de las Naciones Unidas. Reprochan además a éste una politización exagerada y un sometimiento al Tercer Mundo. Consideran que aportan a tal sistema una gran parte del presupuesto con que funciona y que esta contribución, aparte de resultar mal administrada, debería darles más derechos. Para expresar su descontento, el presidente Ronald Reagan eligió en 1984 el eslabón más débil de la cadena, la UNESCO, y la abandonó dando un portazo para que resonara en el resto. Seis años más tarde, su sucesor, George Bush, opina que aún no ha llegado el momento de regresar a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Las reformas emprendidas por su director general, Federico Mayor Zaragoza, no son suficientes para Washington ni de su gusto. Es el primer caso claro de enfrentamiento Norte- Sur. Sin embargo, el primer plan propio de Mayor Zaragoza, aprobado en 1989, dos años después de su toma de posesión, encaró todos los problemas de la UNESCO. Tomemos como ejemplo el caso que más irritó a Norteamérica y a Inglaterra: el de la información. Al Nuevo Orden Mundial de la Comunicación al polémico Nomic cuya implantación defendía la UNESCO en su anterior etapa, se le ha dado definitivamente carpetazo. Y se ha puesto en marcha una Nueva Estrategia para sustituirlo, Es evidente que no se trata sólo de una cuestión semántica, aunque las palabras nuevo orden fueran ya antipáticas de por sí a causa de las resonancias nazis que evocaban involuntariamente. Las normas del Nomic, que provocaron la salida de los Estados Unidos y de Gran Bretaña del organismo internacional, desviaban de hecho las demandas del Tercer Mundo en favor de un flujo más equilibrado de la información hacia la posibilidad de su control por ciertos gobiernos. Ahora ya no son más que historia. La UNESCO mira hacia adelante con su nueva estrategia para cinco años (1990- 1995) avalada por los países de la Comunidad Europea, muy exigentes antes de otorgar su acuerdo al texto final. Tal enfoque refuerza el respeto al pluralismo informativo, a la independencia, a la diversidad y a la libertad de prensa en esta etapa de la UNESCO dirigida por Mayor Zaragoza. Hagamos un esfuerzo, reconozcámoselo aunque sea español. Reconozcámoselo desde cualquier tendencia política. Si Londres y Washington creen que su obligación es velar por la defensa de los principios occidentales y en particular por éste de la libertad de Prensa en el seno de la UNESCO, lo harán mejor dentro que fuera, ¿no es así?

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.