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ABC MADRID 03-02-1990 página 65
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ABC MADRID 03-02-1990 página 65

  • EdiciónABC, MADRID
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3 febrero 1990 ABC ABC IX Membrete: Residencia de Estudiantes Pinar, 15. Madrid Madrid, primavera de 1920 (j 4 erido papá: Recibo una carta tuya en tono serio y discreto y en tono serio y discreto te contesto yo también. Mucha más gana de veros tengo yo que vosotros, porque ahí estáis todos juntos y yo aquí solo... pero cuando las circunstancias y la vocación lo imponen no queda más remedio que resignarse. Yo no puedo resistir este mete y saca de ya voy ya vengo, porque me perjudica extraordinariamente y yo tengo que adoptar una actitud fuerte de trabajo y mano izquierda en estos momentos de tantísimo interés para mí. Yo sé perfectamente lo que tú piensas ¡desgraciadamente! Pero yo te digo y te prometo solemnemente, por lo muchísimo que te quiero, que cuando un hombre se coloca en su camino, ni lobos ni perros deben hacer que vuelva atrás y yo, afortunadamente para mí, tengo una lanza como la de Don Quijote. En mi camino estoy, papá; ¡no me hagas volver la vista atrás! Yo sé que vosotros me queréis mucho, pero no hacéis más que pagarme en la misma moneda porque yo os quiero a vosotros mucho más. Yo sé también que quisierais tenerme a vuestro lado, pero esto es cosa que imponen las circunstancias. ¿Qué hago yo ahora en Granada? Escuchar muchas tonterías, muchas discusiones, muchas envidias y muchas canalladas (esto naturalmente no les pasa más que a los hombres que tienen talento) y no es que a mí se me importe nada porque, gracias a Dios, estoy muy por encima, pero es molestísimo, molestísimo. A los tontos no se los discute y a mí me están discutiendo en Madrid gentes muy respetables, y eso que no he hecho más que salir, que ya será la gorda cuando estrene otras cosas y así probablemente hasta tener un gran nombre literario. Triunfar de pronto en toda la línea es perjudicial para el artista. Esto aparte, yo estoy preparando mis libros y voy muy despacio porque me ando con pies de plomo para dar a luz un libro sensacional. Aquí escribo, trabajo, leo, estudio. Este ambiente es maravilloso. Casi no salgo. Las gentes (que son muchas) vienen a visitarme aquí. No salgo nada más que para ir a casa de Gregorio Martínez Sierra y a la redacción de España con un grupo de intelectuales fuertes y jóvenes. Pero jo más principal para no poder marcharme no son mis libros (que ya que tiene peso sic sino que estoy en una casa de Estudiantes ¡que no es ninguna fonda! Aquí cuesta entrar muchísimo trabajo y si yo por mis méritos y simpatías personales y por mis amistades pude entrar sin. solicitud y sin engorro, haciendo el director chanchullos y quitando a otros ¡10! que tenían hecha solicitud para ponerme a mí, que llegué con las manos lavadas, es una incorrección a esta casa, que tanto me ha de ayudar, y una grosería imperdonable decirles de pronto en medio del curso: ¡Ea, me voy, queden ustedes con Dios! Y yo que antes iba a venir y no vine, y (ya sabes todo) dirán que soy una veleta y quedaré descalificado y ridículo. Yo, por esto más que por otra cosa, te suplico que me dejes aquí. ¡Yo, queridísimo papá, soy un hombre formal! ¿Te he dado nunca un disgusto? ¿No te he hecho caso siempre? Yo me porto aquí como uno debe portarse, mejor que en casa, porque aquí tengo que adoptar una actitud seria. Tu carta diciéndome que me vaya porque, si no, tú vienes por mí, me ha producido un gran disgusto y una gran inquietud, porque esa actitud tuya revela el estado de un padre al que su hijo hace una travesura imperdonable y el padre lo recoge para darle dos azotes o meterlo en Santa Rita. Eso revela un estado tuyo que no quiero creer. Me dices: Vente por dos meses y después vuelves. ¿Cuándo, querido papá? ¿Cuándo? ¿En Agosto? Ven, si quieres, que tengo muchas ganas de verte como a toda la familia. Ven y, si quieres que me vaya contigo porque te empeñes, me iré, pero te aseguro que no tardarás en arrepentirte. Yo te obedezco porque ése es mi deber, pero me habrás dado un golpe de muerte, porque me llenaré de pesadumbre y desanimación y se me quitará el entusiasmo que tengo y me hace falta animar. Yo te suplico de todo corazón que me dejes aquí hasta fin de curso y entonces me marcharé con mis libros publicados y la conciencia tranquila de haber roto unas espadas luchando contra los filisteos para defender y amparar al Arte puro, al Arte verdadero. A mí ya no me podéis cambiar. Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo. Dejadme las alas en su sitio, que yo os respondo que volaré bien. Así es, papá, que no insistas en que me vaya porque semejante idea me llena de angustia. Yo he dado, creo, mis razones. ¿Son razones o no? Pero si es que os soy gravoso decídmelo, que yo sabré responder como un hombre. Cuesta muy poco ganar dinero teniendo buena cabeza. Afortunadamente pienso así y creo que tengo razón. La vida y el mundo hay que verla con ojos claros y llenos de optimismo y yo, papá, soy optimista y tengo mucha alegría. Contéstame como yo te he contestado, y por última vez te suplico de todo corazón que leas bien la carta y recapacites. Piensa además que no soy un objeto que te pertenece y que amas mucho; piensa que tengo vida propia, resolución, y que este ir y venir me perjudica y no es formal. Hay que ser audaces y valientes. Lo mediocre y el término medio es fatal. No consultes estas cosas con amigos abogados, médicos, veterinarios, etc. gentecilla mediocre y a n t i p á t i c a sino con mamá y los niños. Creo que tengo razón. Sabes que te quiere de corazón tu hijo FEDERICO

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