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ABC MADRID 24-12-1989 página 63
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ABC MADRID 24-12-1989 página 63

  • EdiciónABC, MADRID
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24 diciembre 1989 ABC ABC III T Sólo dos elementos OMANDO pie en se salvan del naufragio la más célebre general: la literatura y de las películas Miguel Sánchez- Ostiz el cine. La primera, de Jean Renoir La Premio Herralde. Anagrama. Barcelona, 1989. 172 páginas. 1.200 pesetas para dejar constancia grande ¡Ilusión 1937) -aunque sea relatiMiguel Sánchez- Ostiz (Pamplona, 1950) aborda en esta su quinta sible carencia se topa con el supuesto esen- va- a través del bibliotecario, de esa histonovela un nuevo descenso a los infiernos del cial del texto: la condición inaccesible de los ria subterránea el segundo, porque se preuniverso provinciano. El modelo personal más individuos. Sánchez- Ostiz es, en todo caso, senta como la alternativa a las insidias de la inmediato lo representaba Tánger Bar fiel á su reconocido poder para levantar mun- realidad cotidiana. En alguna ocasión incluso (1987) con la que La gran ilusión guarda dos, construir climas, transmitir el espesor de (página 113- 118) al autor se le va algo la no pocos puntos de contacto: la rememoralas relaciones humanas. Detrás de esas pa- mano en la apología del cine, que se introduce de manera poco funcional, sobre todo porción de una juventud perdida, la evocación de que va ligado al propio personaje del narraun mundo miserable, y el propósito del narrador, que debería tal vez haber quedado al dor de llegar al fondo- e l fondo posible- de margen de esa cosmovisión fílmica unas vidas, del naufragio existencial de unas criaturas. La gran ilusión tiene la solidez habitual de Sánchez- Ostiz, uno de los pocos narradoEsa voluntad edipiana se ve aquí, no obsres españoles actuales capaces de articular tante, bloqueada por el hermetismo de que una fábula sobre sustancia de significación, Sánchez- Ostiz ha investido a uno de los persobre personajes veraces, justamente porque sonajes centrales de la novela: el abogado él cree también en la búsqueda del mundo Lavardin. Éste es uno de los dos narradores subterráneo de las ciudades; búsqueda ésta de la historia que se cuenta; el otro es un bique es un eco, o una variante, de la concepbliotecario que se siente interesado por un ción balzaciana de la novela como historia escritor trágicamente desaparecido en París, privada dejas naciones Nada de narración y que es quien incorpora plenamente la fun light Ahora Tom Wolfe vuelve a reclamar ción del narrador. El relato se articula a dos la vigencia de la novela realista; con todas niveles: las actuaciones del bibliotecario, la las matizaciones que se quieran, es una apecrónica de sus pesquisas que él refiere por lación obligada cuando la aventura de las escrito tres meses después de haberlas llevavanguardias ha llegado ya a su fin. Eso no do a cabo, y las declaraciones que sobre el significa que haya sido estéril y que deba reasunto investigado efectúa el abogado Lavarnunciarse a sus conquistas. din ante el bibliotecario. Estas declaraciones sólo arrojan parcialPrecisamente, esa fundamentación sustanmente la verdad de lo ocurrido. El bibliotecativa en que se basa el universo de Sánchezrio, en sus andanzas, lleva a obtener datos Ostiz hubiera exigido una mayor explicitación sustanciales que Lavardin, sin embargo, le de algunos elementos. Cierto, La gran iluhabía escamoteado. De ahí que termine de sión habla de la condición intransitiva de los contar su versión de los hechos entre manihombres. Pero esa voz interpuesta que es la fiestas perplejidades y preguntándose por la del abogado Lavardin suena trucada en algún identidad profunda de su principal informante. momento: ¿cómo es posible que no hable de Esta disolución o esta condición problemática que uno de los tres amigos es su propio hijo? de los signos de identidad dista de estar ais ¿Y no se ha cedido un punto en la configuralada en el conjunto: todas las relaciones entre ción del bibliotecario como el fruto maduro los personajes se hayan organizadas sobre la de un error administrativo Si la sombra kaf extrañeza de los individuos, unos para con kiana alentaba sobre el personaje, éste tenotros. En este sentido el personaje más explídría que haber sido presentado con un desacito es el narrador- protagonista, quien proclarrollo más completo. No cabe aquí objetar la ma reiteradamente su desconfianza en los necesidad de una imagen fragmentaria que La gran ilusión tiene la demás, la naturaleza conflictiva de la amistad derivaría de la función mediadora de Lavary la sustancia desolada de que está hecha, solidez habitual de Sánchez- din. Alguna concesión se adivina también en según él, la vida humana. las frecuentes apariciones del alcohol. Ostiz, uno de los pocos La novela es la historia de una gran ilusión Sea bien venido este nuevo descenso de narradores españoles destruida por el curso fatal de las cosas. El Sánchez- Ostiz a los infiernos de la provincia actuales capaces de filme de Renoir es un contexto y una presupor su verdad existencial y por la coherencia posición de sentido. Tres amigos que comarticular una fábula sobre de los componentes de la narración, con el partieron lá ilusión de la amistad acaban trácabeza: el novelista navarro escrisustancia de significación, estilo a la prosa ajustada a las exigencias del gicamente enfrentados. Son David Lawstein, be en una sobre personajes veraces. el escritor; Gabriel Echenoz y Luis Armando discurso narrativo, lejos de la ornamentación Orbiac. Las causas profundas de ese enfrenSea bien venido este nuevo liricoide y de las vacuidades del preciosismo. tamiento sólo en parte quedan aclaradas. Por La alternancia de los registros- coloquial en descenso del autor a los lo que el texto declara o insinúa, entraron en el caso del abogado, que habla ante la grainfiernos de la provincia juego pasiones oscuras pero primarias- e l badora, y narrativo en el caso del bibliotecaorgullo, la envidia- junto a otras circunstanpor su verdad existencial y ria- no afecta a la unidad de la obra. cias que permanecen en la sombra. por la coherencia de los Con La gran ilusión la última novela esDe estos planteamientos deriva la mejor pañola retoma decididamente la visión trágica componentes de la virtud de La gran ilusión su clima, su amdel mundo, que constituye una de las líneas narración biente; la capacidad del escritor para trazar, fundamentales de la novela europea. No es mediante la combinada estrategia de signos, nueva en Sánchez- Ostiz. Estaba ya en El indicios y alusiones, mundos y atmósferas de pasaje de la Luna si bien de modo más meperfil inquietante. En realidad, toda la novela tafísico; estaba también, por ejemplo, en es una variación o un conjunto de variacio Tánger Bar pero las perspectivas eran nes, muy reducidas en todo caso, sobre ei labras- escribe el narrador refiriéndose a las más consoladoras. Las consolaciones aquí tema dorsal del malestar y la frustración. Son del abogado Lavardin- sólo hay oscuridad han desaparecido. Lukács habló del romantres historias las que aquí comparecen, conticismo de la desilusión y por aquí se mueDesde ésta se ha concebido el universo de tadas de modo más o menos completo, a las ve el sólido novelista navarro. Citar a Lukács, La gran ilusión La fábula contada no es, que debe agregarse una que sólo se relata claro está, no es impertinente, ni tampoco un en su contenido, excepcional: el propio Lavarde forma oblicua: la del bibliotecario. anacronismo. Aunque a algunos pueda pare- din había de esa historia subterránea y noccérselo. turna que corre por debajo de todas las ciuQuizá pueda echarse en falta una mayor dades y el bibliotecario abundará en plansustancia de los personajes o una mayor inteamientos similares. Miguel GARCÍA- POSADA formación sobre ellos. Pero al formular la po- La gran ilusión

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