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ABC MADRID 10-06-1988 página 51
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  • EdiciónABC, MADRID
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VIERNES 10- 6- 88 CULTURA ABC pág. 51 Francisco Ayala: En la literatura española hay mucha variedad y cierto desconcierto El académico, galardonado con el Premio Nacional de las Letras 1988 A las doce de la mañana de ayer se reunía en la sala Velázquez del Ministerio de Cultura el Jurado encargado de entregar el Premio Nacional de las Letras Españolas 1988. Dos horas más tarde se hacía público él resultado: el so El premio liega cuando es oportuno decía ayer a ABC Francisco Ayala desde sus ochenta y dos años y el peso de una extensa obra como crítico, sociólogo y escritor. Es una especie de recapitulación de la obra que uno ha hecho. En ocasiones, esa recapitulación es un premio. ¿Que qué prefiero, si la obra literaria o ef. ensayo crítico? Si he de aspirar a contestar esa pregunta, para mí lo importante es la obra de creación literaria, de poesía de invención imaginaria. Es lo que realmente me importa. Y estos días se reedita Recuerdos y olvidos con los mismos materiales pero cambios importantes y a punto está un volumen de relatos cortos, El jardín dé las malicias, título idea dé Rafael Conté, que acepté con entusiasmo, suponiendo que mis relatos fueran maliciosos y que parafrasea El jardín de ¡as delicias. El Premio Nacional de las Letras Españolas, instituido en el año 84, busca reconocer y galardonar la obra literaria de un autor español vivo. Una obra que esté considerada como parte inMadrid. Clara Isabel de Bustos cíólogo, crítico literario y escritor Francisco Ayala, por mayoría y tras cuatro votaciones. Un fallo que ha querido evitar la mención de un solo finalista, porque lo son todos los candidatos desde Rafael Alberti a María Zambrano. tegrante del conjunto de la litera- ya que cualquiera podía haber tura española actual. Unas Le- sido galardonado. Todos meretras Españolas que Ayala ve cían el premio puesto que todos comparables a las de los de- son nombres inevitables a la más países: hay mucha variedad hora de enjuiciar nuestra literatuy cierto desconcierto. Pero no- ra puede darse un juicio global soY fue Lázaro Carreter el enbre el panorama cargado de glosar mínimamente El Jurado, integrado por Juan la figura de Ayala y expresar el Manuel Velasco, José María Me- sentir unánime del Jurado por la rino, Rosa Chacel, Julio Caro persona y la obra premiada LáBaroja, José Filgueira, José Ma- zaro Carreter recordó la vincularía Satrústegui, Miguel Dole i ción de Ayala a la Revista de Dole, Fernando Lázaro Carreter, Occidente y La Gaceta Literaria, Vicente Verdú, Claudio Rodrí- fundada y dirigida por el recienguez y Elena Soriáno, realizó temente fallecido Ernesto Gimécuatro votaciones sucesivas has- nez Caballero. Habló igualmente ta otorgarle el galardón, dotado de los años del exilio- también con cinco millones de pesetas, evocados por Rosa Chacel, destinados quizá a pagar deu- quien recordó un antiguo enfrendas Y en esas cuatro votacio- tamiento por su distinta forma de nes fueron cayendo con gran concebir la literatura- cómo se pesar como afirmó Lázaro Caestudiaban en loé años sesenta rreter, los otros ocho candidatos: y en las Universidades americaRafael Alberti, Pere Calders, nas con verdadera admiración Joan Coraminas, Jaime Gil de sus obras La cabeza del cordeBiedma, José Hierro, Rafael ro, Muertes de perro y El fondo Sánchez Ferlpsio, José María del vaso. Prosista bellísimo de Valverde y María Zambrano. honda raigambre intelectual, esPero el Jurado no: quiso dar él critor de gran fuerza en la creanombre de un solo finalista por- ción, con una prosa tersa, limpia que- afirmó Lázaro Carreter- y de enorme claridad fueron todos son finalistas. Decir un otras de las palabras dedicadas nombre sería hacer poca justicia, por Lázaro a Ayala. Bibliografía Obra de ficción: Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925) Historia de un amanecer (1926) El b o x e a d o r y un á n g e l (1929) Cazador en el alba (1929) El hechizado (1944) Los usurpadores (1949) La cabeza del cordero (1949) Historia de macacos (1955) Muertes de perro (1958) El fondo del vaso (1962) El as de bastos (1963) El raptó (1965) De raptos, violaciones y otras inconveniencias (1966) Obras narrativas completas (1969) El jardín de las delicias (1971) El tiempo y yo (1978) De triunfos y penas (1982) Critica literaria: Indagación del cinema (1929) Histriohismo y representación (1944) El escritor en la. sociedad de masas (1956) Breve teoría de la traducción (1956) Experiencia e invención (1960) Realidad y ensueño (1963) Los ensayos: teoría y crítica literaria (1972) Confrontaciones (1972) La novela: Galdós y ilnamuno (1974) Cervantes y Quevedo (1974) El escritor y su imagen (1975) La retórica- del periodismo y otras retóricas (1985) Tratados y ensayos: Historia de 1 la libertad (1943) Razón del mundo (1944) Tratado de sociología (1947) La invención del Quijote (1950) Introducción a las ciencias sociales (1952) Tecnología y libertad (1959) España a. la fecha (1965) El Lazarillo reexaminado (1971) Hoy ya es ayer (1972) Memorias: Recuerdos y olvidos (1982) Él exilio (1983) Recuerdos y olvidos (Memorias completas) (1988) El peregrino en su patria El título dé la gran novela bizantina de Lope cuadra con cierta precisión a la peripecia existencia! de Francisco Ayala. El escritor abandonó España, como un republicano peligroso, en 1939; no volvió a establecerse en ella hasta 1977, cuando ya había sido derogado el increíble régimen -son sus palabras- nacido de la guerra civil. En esos casi cuarenta años, el novelista y sociólogo había vivido y sobrevivido, en la América de lengua española, primero, y después, durante algunos años, en los Estados Unidos. Ayala escribió y describió, pues, la parábola de la España peregrina Pero no fue un español del éxodo y el llanto El exilio no cristalizó en él en las estériles imágenes de la nostalgia. Su obra madura, desde. Los usurpadores (1949) sobrevuela las referencias españolas aunque éstas puedan ser sustantivas (La cabeza del cordero) para alzarse a una visión entera de lo humano. El Ayala maduro, que rompe con el sugestivo vanguardista de sus relatos de los años veinte, crece íntegramente en el destierro. Basta, por lo demás, con leer sus espléndidas memorias para entender el equilibrio y la inteligencia vital con que el autor supo afrontar la durísima experiencia del exilio, después de haber dejado en los campos de la patria ingrata -otra vez sus palabras los restos amados de su padre y su hermanó, fusilados por orden del Gobierno de Burgos. De ese equilibrio, al que posiblemente contribuyó de manera decisiva la profesión jurídica del novelista- catedrático de Derecho en la Universidad de Madrid antes de 1936- ha surgido uno de los universos más coherentes de la narrativa española posterior a la guerra civil, hecho de ironía y de burla, veteado de tragedia, y sumamente medido en sus modos estilísticos y estructurales. Los largos años de proscripción y silencio se rompieron al filo de los años setenta, con la edición de las obras completas (1969) y luego con la concesión en 1972 del Premio de la Crítica. En 1983, la España oficial le concedía un galardón: el Premio Nacional de Literatura. Ahora le ha otorgado el Premio Nacional de las Letras Españolas. Francisco Ayala, peregrino con tantos miles de peregrinos más por tantas soledades, continúa recibiendo los aplausos de su patria. Miguel GARCÍA- POSADA

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