ABC MADRID 22-12-1987 página 44
- EdiciónABC, MADRID
- Página44
- Fecha de publicación22/12/1987
- ID0001625795
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44 ABC CIEN ANOS DE VICTORIO MACHO MARTES 22- 12- 87 Zoila Barros: Era un ser profundamente humano, poseía un carisma especial La viuda del escultor evoca al hombre que hablaba con los pájaros Madrid. Trinidad de León- Sotelo En estos días, Patencia, su ciudad natal, dedica a Victorio Macho un gran número de homenajes. Pero Zoila Barros, viuda del escultor, sigue pensando que su marido es el gran olvidado Ella compartió la vida del artista desde el 14 de julio de 1951- fecha de su boda- hasta el día de su muerte, en 1 S 66. Desde entonces lucha denodadamente por su memoria. La pareja se conoció en Lima, en los años cuarenta, durante el exilio. El escultor, según recuerda Zoila, llegó al Perú destrozado por la guerra civil española y encontró en América un refugio de paz. En Colombia- evoca- el presidente Santos lo trató como a un príncipe y allí realizó varios monumentos, entre ellos el de Belalcázar y el de Uribe para el Parque Nacional de Bogotá; en Caracas, el monumento sepulcral dedicado a los familiares de Bolívar en la catedral de la ciudad. Podría citar hasta veintiocho monumentos de su época sudamericana, pero, al margen del trabajo incesante, la nostalgia se pierde por los vericuetos de las atenciones de las que fue objeto Victorio Macho. El poeta Guillermo Valencia salió a recibirlo a la carretera y por la noche, como es costumbre allá, le dedicaron una serenata. En Perú le dieron, para que la utilizara como taller, una sala inmensa en el Museo Boliviano, hoy Museo Nacional de Historia, sala que en la actualidad lleva su nombre y es cuidada con gran amor. cuerpos de su madre y de su hermana, que murieron en América Al llegar a España, el matrimonio se instaló en el Hotel Nacional, porque el artista quería algo próximo al Retiro. El hilo de ¡a memoria se enreda en un momento triste. Victorio cayó gravísimámente enfermo de emoción; Ya en el avión, al ver recortado desde lo alto el mapa de España, no pudo contener un sollozo que me impresionó por lo que tenía de terrible desgarro. Marañón lo trató y lo curó; por cierto, que le hacía tomar enormes jarras de zumo de naranja. Que el entorno se normalizara costó un poco de tiempo. Castiella, en América, buscó mucho a Victorio para que volviera, pero al estar ya aquí había gente que no se atrevía a acercársele, por si eso podía perjudicarle, pero poco a poco los periódicos empezaron a dar información sobre él; el pionero fue Alonso de Ojea. Deseaba tanto volver, que al ver España desde el avión no pudo contener un sollozo y cayó enfermo de la emoción relata Zoila Barros, viuda del escultor. nos, era muy jovial. Hay facetas de su personalidad muy poco conocidas. Por ejemplo, le encantaban los animales y solía decir, bromeando, que San Francisco de Asís le tenía celos. A los pájaros les silbaba de tal forma que conseguía que le contestaran. El hecho es que Macho volvió a injertarse en España. Entre las esculturas que realizó destaca el monumento a Benavente que le encargó la Sociedad de Autores y que terminó en 1962. Como en el parque ya estaban Benavente, Galdós y Caja! la gente comenzó a llamarle el escultor del Retiro aunque, desgraciadamente, el monumento a Rubén Darío no llegó a cuajar, a pesar de que él ya había elegido incluso el emplazamiento. Zarpazos en el barro Zoila Barros recuerda a Victorio Macho como un hombre que sentía pasión por el trabajo: La verdad es que empezó a los dieciséis años y no paró hasta su muerte Algo que le llamaba la atención era su forma de modelar: En el barro daba como zarpazos, dejaba hasta sgs huellas dactilares. Trabajaba muy rápido, la cabeza de Marañón la modeló en media hora Desde Pérez Galdós, a quien dedicó dos monumentos, pasando por Dolores Ibarruri, Menéndez Pelayo, León Felipe, Menéndez Pidal, Valle- lnclán y Ramón y Cajal, hasta Cristos imponentes y personajes populares pasaron por sus manos. Su imaginación creadora no se complacía sólo en los monumentos de dimensiones grandiosas. La madre y el Hermano Marcelo son prueba de ello. Un nido en Roca Tarpeya En 1953, el escultor fija su residencia en Roca Tarpeya, residencia convertida en museo- ahora cerrado y en estado de abandono- y allí en Toledo se celebraban tertulias a las que, según recuerda Zoila, asistían personas procedentes de todo el mundo y de todas las clases sociales. Un sábado y un domingo al mes, él mismo acompañaba a- Ios visitantes. Era un ser profundamente humano y poseía lo que ahora se llama un carisma especial. Por supuesto, tenía un gran temperamento, pero en mi opinión no era sólo el gran selvático que se ha dicho; conmigo, al me- Esperado regreso a España En 1952, el deseo de España puede más que el triunfo americano, y el- escultor decide volver. Zoila, treinta y cinco años más joven que su marido, le insinúa que el viaje sea para una estancia de unos seis meses. Yo sabía- asegura- que aquí aún había carestía de muchas cosas, pero él no se dejó convencer. Recuerdo que me dijo quemo mis naves y asi lo hizo. De modo que nos vinimos en un barco cuya bodega se llenó de esculturas y en la que también estaban los -La magiaMadrid. Servicio de Documentación 1887 (23 de diciembre) Nace en Palencia el escultor y pintor Victorio Macho. 1897: Se traslada con su familia a Santander y trabaja como aprendiz en un taller de escultura. En la capital cántabra conoce a Menéndez Pelayo. 1902: Consigue una beca de la Diputación de Palencia y marcha a Madrid para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde conoce al pintor José Solana. Victorio Macho comienza a interesarse por la obra del escultor y paisano suyo Alonso de Berruguete. Viaja por España y recorre Palencia, Santander, Valladolid, Salamanca, Vizcaya y Guipúzcoa, estudiando concienzudamente los tipos del país. 1904: A los diecisiete años esculpe el sepulcro del doctor Llórente, emplazado en el cementerio de San Justo, de Madrid. Completa su formación en París. 1921: Expone por vez primera en el Museo de Arte Moderno de Madrid. Victorio Macho jamás concurrió a exposición o certamen alguno, por lo que con los años se le terminaría denominando El selvático 1922: Concluye el monumento a Santiago Ramón y Cajal, situado en el parque del Retiro madrileño. Además, sus obras forman parte de la Exposición de Artistas Ibéricos. 1924: Termina de esculpir la estatua yacente de su hermano Mariano. 1925: Victorio Macho visita al Rey Alfonso XIII. En su fugaz encuentro se produjo el siguiente diálogo: Venga usted por aquí con más frecuencia- l e dijo el Rey- como hacen sus compañeros Es que soy republicano, Majestad le contestó Macho. Eso no importa- l e replicó Alfonso XIII- porque yo soy tan republicano como usted En ese caso- l e contestó vivamente el escultor- yo soy tan monárquico como usted 1926: Expone sus obras en la Bienal de Venecia. 1928: Realiza el sepulcro del poeta Tomás Morales, en e! cementerio de La Laguna (Canarias) Los años veinte sirven para mostrar el estilo personal de un Victorio Macho convertido ya en maduro e independiente escultor. Además de las obras nombradas destacan La Victoria dedicada a Juan Sebastián Elcano, y las estatuas de Benito Pérez Galdós en Madrid y Canarias. 1930: Pinta el retrato de medio cuerpo de Miguel de Unamuno y concluye la monumental efigie del Cristo del Otero, sobre un cerro próximo a Palencia, afortunado ensayo de aplicación de su peculiar estilo a lo religioso. Contrae matrimonio con una palentina y se traslada a Madrid. 1932: Vuelve a exponer en la Bienal de Venecia.