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ABC MADRID 19-12-1987 página 66
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ABC MADRID 19-12-1987 página 66

  • EdiciónABC, MADRID
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VI ABC ABC 19 diciembre- 1987 Asida a la palabra Lo que más admiro de Marguerite Yourcenar es que nunca quiso hacer de su vida un espectáculo. Sintió tan profundamente su dedicación a la literatura, era tal su vocación y su deseo de resistir agarrada a la palabra, que se puede decir que ha muerto con las botas puestas. Pero no unas botas de guardarropía. Los que hemos leído apasionadamente su obra habríamos querido conocerla, sin embargo, para escribir como ella lo hacía es necesario dedicar todo el tiempo al perfeccionamiento del lenguaje. De modo que no creo que fuese una mujer antipática, sino alguien que sabía que es imposible ir como un zarandillo por ahí y poseer la concentración necesaria que hace falta tener para un simple gerundio. Nunca sucumbió a los honores y esto debería ser una lección para muchos. En lo que respecta al sentido del rigor y al modo de llevar su vida privada me recuerda a Mergé Rodoreda. Carmen MARTIN GAITE El ámbito de la interioridad El ingreso de Marguerite Yourcenar en la Academia Francesa, en enero de 1981, supuso el reconocimiento, un tanto tardío, de una de las producciones literarias y artísticas más valiosas aparecidas en la segunda mitad de este siglo no sólo en el ámbito de las letras francesas, sino en el marco de la cultura occidental. Nacida en Bélgica (Line, 1903) Marguerite Yourcenar- Marguerite de Crayencour- de padre francés y madre belga, recibió en su infancia y adolescencia una educación eminentemente clásica, basada, sobre todo, en el estudio de los grandes maestros griegos y latinos, cuyas lenguas dominaba a la perfección a una edad precoz y cuya influencia pasaría a ser uno de los elementos más característicos de su futura obra literaria y de su trayectoria intelectual y espiritual. Tras viajar y vivir en diversos países (Bélgica, Francia, Inglaterra, Italia, Suiza, Grecia, Alemania) residió hasta sus últimos años en Mount Desert, isla frente a la costa oriental del Estado de Maine, en los Estados Unidos, donde escribió gran parte de su producción literaria. Siempre al margen de modas literarias, apartada del mundillo de las letras, de las élites intelectuales, y sin pertenecer a grupos ni tendencias determinadas, Marguerite Yourcenar realizó una obra literaria que abarca distintos géneros (novela, poesía, teatro, ensayo, traducción, memorias) lejos del avasallador acontecer de la realidad, pero, a la vez, muy cerca de él: su alejamiento físico de las grandes urbes no significó una fuga del mundo ni una fuga espiritual. Marguerite Yourcenar permaneció siempre cerca, terriblemente cerca, del mundo porque su contacto con él se producía por la única vía de acercamiento total con garantía de retorno (o de extensión absoluta, pero nunca de extravíos o de dearnbuleos bobos) la vía del conocimiento. Marguerite Yourcenar habitaba otro ámbito: el íntimo e i: tangible, creado y descubierto en su interioridad en el instante en que empezó a ser la escritora que sería, el instante en que tuvo lugar la secreta, personal ceremonia de reconocer como suyo el ámbito configurado por las lecturas y el pensamiento de los autores que participaron en su formación, y decidió permanecer en este reducto, y reconoció en sú propia voz el eco de la de los clásicos, y optó por recogerlo y lanzarse con él al vacío de la escritura. Como traductora Marguerite Yourcenar realizó una prodigiosa labor, vertiendo al francés novelas de Virginia Wootf, de Henry James, los poemas de Cavafis, los de la norteamericana Hortensia Flexner, una colección de spirituals negros (bajo el título de Fleuve Profond, sombre riviére, de Gallimard, 1964) y la Historia y memoria Sin conocerla, fue para mí una amiga. Fue para mí un descubrimiento hace mucho tiempo. Cuando vivía en Roma leí en francés justo en el momento que visitaba la tumba de Adriano, su libro Memorias de Adriano. Me maravilló la precisión y vitalidad de sus escritos: parecía haber convivido con los episodios que contaba. Yo no sabía entonces quién era ella, es decir, su personalidad en el mundo de la historia y de la arqueología, y me maravilló su vitalidad y el haber escrito eso que se llama una novela histórica, que en esta ocasión tenía más de memoria que de historia. Después este libro fue conocido, valorado, y ella salía de su querido anonimato. Publicó más tarde una antología personal donde figuraban maravillosas poesías traducidas directamente del griego y algunas también del latín. Era, pues, una grande sabia que trabajó a su gusto fuera de toda clasificación. Así, que le debo mucho. Nunca la llegué a conocer personalmente, más para mí ha sido una amiga, un ser excepcional que me ha acompañado y servido de referencia por su saber y por lo que he conocido de su vida. Una verdadera maravilla. María ZAMBRANO Escritora excepcional Es poco lo que puedo decir sobre la extraordinaria escritora Marguerite Yourcenar. En estos momentos sólo puedo expresar mi gran, mi profundísima admiración hacia una excepcional autora. Era, sin lugar a dudas, una mente de enorme volumen, de enorme peso. Conozco poco su obra, pero su novela Memorias de Adriano me parece sencillamente excepcional, de admirable belleza. El resto de su producción no lo conozco demasiado bien. Pero sólo con esa obra, ya sólo con Memorias... demuestra que es una mente de primerísima categoría. Es una lástima no poder decir más. Pero quiero reafirmar mi gran admiración y entusiasmo hacia una escritora excepcional. Lamento mucho su desaparición. Rosa CHACEL extraordinaria antología de poetas griegos Le Lyre et la Coroune, Gallimard, 1979, En cuanto a su obra de creación personal, Marguerite Yourcenar publicó dos libros de poemas, Feux (poemas en prosa, Gallimard, 1974 J y Les charités d Alcippe, 1956; escribió seis obras de tatro y una colección de relatos, Nouvelles Orientales (Gallimard, 1963) mezcla de erudición y de una tremenda belleza poética. Pero los libros que más fama dieron a su nombre son sus novelas: Alexis ou le traite du vain. combat, (publicada en 1929) Le coupe de grace, La nouvelle Eurydice, L Ouvre nigre, Les memoires dAdrianne; publicó también los dos primeros volúmenes de su autobiografía, Souvenires pieux (1974) Archives du nord y (1987) dedicado el primero a la familia materna y a la figura de la madre, y el segundo, a la del padre, y que configuran una serie de prodigiosos retratos humanos, a la vez que una crónica lúcida y documentada de los cambios sociales, espirituales y culturales acaecidos en la Europa de la época. Alfaguara ha editado en castellano, en nuestro país, buena parte de tan magnífica producción. Y hay que reconocer que la obra de Marguerite Yourcenar ha sido afortunada en lo que a su traducción castellana se refiere, pues tanto la labor de Emma Calatayud, en sus versiones de los títulos publicados por Alfaguara, como la del desaparecido Julio Cortázar en Memorias de Adriano (Ednasa) son realmente excepcionales. No hay duda de que los libros de Marguerite Yourcenar más frecuentados por el lector peninsular han sido Memorias de Adriano y Alexis, o el tratado de inútil combate. Llevará su tiempo profundizar en la valía de la obra de esta escritora, heredera, por formación, y seguidora, por vocación, de las huellas de los grandes maestros de la cultura occidental. Baste- tomando a Musil las palabras que éste le dedicara a Rüke- con señalar que: No es la cumbre de este tiempo, pero sí una de estas elevaciones sobre las cuales pasa el destino del espíritu de todos los tiempos. Ana María MO 1 X

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