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ABC MADRID 11-12-1987 página 45
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ABC MADRID 11-12-1987 página 45

  • EdiciónABC, MADRID
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VIERNES 11- 12- 8? INTERNACIONAL- La cumbre de Washington A B C 45 Un balón de oxígeno para zanjar los problemas internos Moscú. Alberto Sotillo El acuerdo entre EE UU y la URSS ha consagrado a Gorbachov como primer estratega y autoridad indiscutida en materia d 3 control de armas, sin sombra de oposición alguna dentro de la cúpula del poder soviético. Pero el compromiso abre también el camino a unas nuevas conversaciones, previstas como mucho más complejas y difíciles que las sostenidas hasta ahora para llegar al des. mantelamiento de los cohetes de alcance medio. El éxito reporta al líder soviético un respiro después de haber recibido varios reveses en su política interior, pero le pone al mismo tiempo ante la perspectiva de un nuevo trabajo, extraordinariamente comprometido. Sería muy duro defraudar las expectativas de nuevos acuerdos en desarme, suscitadas tanto en el interior como en el exterior de la Unión Soviética. De acuerdo con la tradición impuesta en anteriores encuentros en la cumbre, la URSS no tardará en lanzar, previsiblemente, una ofensiva para intentar hacer suyo el espíritu de Washington como ya ocurrió con el espíritu de Ginebra o el de Reykjavik, lanzando simultáneamente contra Estados Unidos la acusación de intentar dar marcha atrás, o de no traducir las declaraciones en hechos que ayuden a progresar en el desarme. Un espíritu que, como el saldo favorable recogido por Gorbachov, puede mantenerse durante un lapso dilatado, pero no indefinido, durante el próximo y, según opinión unánime de los analistas, enrevesado camino hacia la continuación del desarme. Por otra parte, según informa France Presse, los medios informativos soviéticos han alertado ayer a la opinión pública del país sobre ei peligro que puede suponer una euforia desmesurada por los resultados de la cumbre, sobre todo después de la conferencia de Prensa ofrecida por Reagan y Gorbachov, en la que todo parecía indicar que jamás la situación había sido tan favorable Se da la circunstancia de que, según insistía la prensa soviética, pese al importante acuerdo firmado, existen otras cuestiones- s i se quiere más domésticas pero no por ello menos conflictivas- sobre las que los dos líderes han especulado sin encontrar muchos puntos en común: temas como el de Afganistán o el de la situación en Suramérica han estado sobre la mesa de negociaciones y se han discutido sin éxito ni acuerdo. Entretanto, y puestos a dar una interpretación propia sobre el y ahora, ¿qué? los rusos se preguntan fundamentalmente si después de esta cumbre será posible un nuevo acuerdo, más importante, para la reducción del 50 por 100 de las fuerzas estratégicas para ei cual el presidente norteamericano deberá devolver la visita y volar a Moscú. Todo apunta que los esfuerzos de Gorbachov continuarán en busca de nuevos acuerdos de desarme que le permitan desviar recursos económicos destinados a armamento para su reforma económica. Una exhibición de Gorbachov con la fuerza y energía de un ejecutivo El líder soviético se ha movido como pez en el agua en EE UU Nueva York. J. M. Carrascal No hay duda. Gorbachov es distinto a todos los líderes soviéticos hasta la fecha. Es flexible y sonriente, sabe usar los medios de comunicación, tiene un sastre italiano y una mujer elegante, y quiere hacer reformas. Pero, ¿le basta eso al Oeste para adoptar otra postura ante la URSS? El único predecesor con quien podría comparársele es Kruschov, otro reformador, popularista, experto en relaciones públicas. Pero con diferencias. A Gorbachov no se lo imagina uno nunca sacándose el zapato para golpear la mesa en señal de desacuerdo. Lo que no quiere decir que no lo muestre con igual energía con palabras afiladas y golpeando con la palma de la mano, como ha hecho más de una vez en Washington. Eso sí, apresurándose inmediatamente a sonreír. Aunque su mayor diferencia con Kruschov es que, mientras éste, un individualista, intentó llevar adelante sus reformas en solitario, Gorbachov ha aprendido de sus errores y trata de llevarlas a cabo contando con la maquinaria del partido, por lo que ha empezado poniendo hombres de confianza en sus puestos claves. Tampoco amenaza con enterrar al Oeste, sino que quiere colaborar con él, arropado por una nueva generación de yuppies soviéticos, que van a luchar por la perestroika con la determinación del que lucha por su puesto. Las biografías que ahora se desentierran de él nos lo muestran como un joven secretario del partido en un distrito próximo al mar Negro, donde solían venir los jerarcas moscovitas en vacaciones. Su simpatía personal y diligencia en proporcionarles una estancia cómoda, le ganó el favor de algunos de ellos, en especial de Andropov, entonces jefe de la temida KGB. Ello le valió el traslado a Moscú y el rápido ascenso, sobre todo cuando Andropov fue nombrado secretario general. A su muerte, le sucedió. Lo demás es conocido. El delfín del jefe de la temida KGB se convierte en el gran reformador y en la estrella de los medios de comunicación occidentales. Encanta a la dama Mijail Gorbachov de hierro británica y firma con el más anticomunista de los presidentes norteamericanos ei acuerdo de desarme más importante de la posguerra, tras haber venido, visto y, si no vencido, por lo menos avasallado, a Washington con su energía sin límites y su capacidad, tanto para dar golpes como para encajarlos. Parece un ejecutivo occidental, pero lo que ni él ni nosotros podemos nunca olvidar es su condición de líder soviético. Se ha visto una y otra vez en esta visita. Podemos entenderle perfectamente cuando habla de amenaza nuclear, de la necesidad del desarme, de la urgencia de entendernos. Pero en cuanto entramos en los derechos humanos, la libertad de Prensa, de asociación o de movimiento, se produce un cortocircuito. Gorbachov, un marxista leninista, no puede entender la importancia que damos a esos valores. Y es que el marxismo leninismo marca carácter. Gorbachov es el producto de una cultura y un sistema donde el colectivo es más importante que el individuo, lo que significa que la vida diaria debe estar bajo control. Creen que hay buenas razones para ello, al estar convencidos de que va en interés, no sólo del Estado, sino del propio individuo. En una palabra, para ellos, control significa seguridad; individualismo, un caos que no puede tolerarse. Es lo que hace a Gorbachov distinto a nosotros, pese a sus trajes italianos y su dominio de los medios de comunicación. Ante todas estas audiencias, junto a su energía, quedó en evidencia que su democracia no es la misma que la nuestra. Saque ahora cada uno sus propias conclusiones.

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