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ABC MADRID 06-12-1987 página 112
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  • EdiciónABC, MADRID
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V 2 ÍA. BC ESPECTÁCULOS DOMINGO ó- 12- 87 Música Presentación de Víctor Pablo Pérez como principal director invitado de la ONE Arias, cosolista en feliz alternativa del maestro Rampal Teatro Real. 4- XIH 57. Orquesta Nacional. Director: Víctor Pablo Pérez. Solistas: Jean Pierre Rampal y Antonio Arias. García Abril: Celibidachiana Clmarosa: Concierto para dos flautas Khatchaturian: Concierto para flauta Britten: Sinfonía de réquiem Para presentarse como principal director invitado de la Orquesta Nacional, puesto que desde el presente curso ostenta en unión de Walter Weller, el joven maestro burgalés Víctor Pablo Pérez ha tenido el gesto- l a valentía- de elegir un programa por completo infrecuente, lejos de toda ganga por apoyo directo en obras de repertorio y predilección acreditadas: tres de ellas que figuraban por vez primera en los programas de la ONE y la restante, si estrenada ya, con valor de novedad para muchos. Actitud de servicio, determinante de un esfuerzo mayor, un aprovechamiento ejemplar- del tiempo de ensayo disponible, que, por ventura, fue premiada con un saldo positivo en resultados artísticos y aplausos. Todo muy justo, porque Víctor Pablo Pérez realizó un trabajo serio, de buen músico y alcanzó unas versiones en general más pulcras de lo exigibte ante la ambición de la meta propuesta, dirigidas con eficiente naturalidad, sin alardes vanos, con atenta sensibilidad. Si conservamos et muy discutible orden establecido en el programa, por el que después de una obra de hoy para centuria orquestal completa se retrocedía en el tiempo a la se. gunda mitad del XVIIL con partitura con solistas y grupo de cámara, el primer recuerdo se- debe a Celibidachiana de Antón García Abril, que pudo recoger desde el estrado el general y caluroso aplauso que su partitura merece. Creo que pocas obras como esta, que el gran compositor turotense dedicó al maestro Sergiu Celibidache, y Hemeroscopium nos dan más alta medida, o que en artista como él es decir mucho, de- su magistral dominio de la gran orquesta. Como corresponde al destinatario, siempre orfebre de la sonoridad y capaz de quintaesenciada y exprimir planos y posibilidades de timbres, colores y empastes, García Abril consigue mantener viva nuestra atención en el curso de veinte minutos en los que las intensidades, las tensiones, los matices, desde los más delicados hasta la explosión postrera, sostienen lo que en él es venturosa constante: la capacidad de cantar y que el instrumento, por lo que dice y por cómo lo dice- por la melodía y el clima sonoro protagonista- no sea reflejo simple de ideas, sino de una expresividad latente. El ordenado, puro mundo, justo en el desarrollo, amable en los temas, virtuosista y equilibrado en el empleo de los solistas con intervenciones que se enlazan y juegan paralelas del Concierto para dos flautas y orquesta en sol mayor de Domenico Cimarosa, brindó gratísima ocasión para que el maestro Jean Pierre Rampal diese una merecida alternativa, ganada á pulso en la actuación perfecta por técnica, -fraseo, sonido y equilibrio, al profesor solista d la Orquesta Nacional Antonio Arias. Se multiplicaron las salidas, fundidos en un abrazo, de los protagonistas deléxrto, en el que participaron, como en los aplausos, los miembros de la ONE. Jean Pierre Rampal, de acuerdo con su autor, realizó la transformación del Concierto para violín de Aran Khatchaturian en brillantísimo Concierto para flauta y orquesta con excelente cadencia del propio solista. El orientalismo directo, la peculiar comunicatividad del compositor, no impiden que, para el personal juicio, la más de media hora que dura su obra se haga excesiva, únicamente salvable por la admirable calidad y esa técnica excelente que todavía es gala de Rampal. Tuvo el merecido éxito y no se olvidó de compartirlo con el clarinete, que establece con él un jugoso diálogo. Preciosa obra la Sinfonía de réquiem de Benjamín Britten, el tan notable y tan mal conocido entre nosotros compositor británico. Dedicada a la memoria de sus padres, emplea una orquesta completa- incluidos piano y saxofón, éste en cometido de tanto relieve como bien servido- y nos prende a partir de las tortísimas llamadas de bombo y timbales, hasta el diluido final del tercer tiempo, que encierra momentos de intensidad, luego del tan bonito motivo de flautas. Puede ser que lo mejor se guste en el Lacrymosa inicial, lamento sostenido con gran fuerza dramática. La brillantez mayor corresponde al tiempo central Dies irae con realce del grupo del metal, en el que estuvieron magníficos de igualdad- mejor que los trompas primero y tercero- dos trompetas de intervención descarada y difícil. En resumen, un concierto que desentumece atenciones otras veces mortecinas, por tan reiteradas versiones sólo discretas de obras archirrepetidas. Antonio FERNANDEZ- CID El recital barcelonés de Camarón acabó violentamente Barcelona. Adela Farré Cualquier aficionado al flamenco convendrá conmigo en que un Palacio de Deportes no es e) lugar más adecuado para escuchar cante, tanto más cuando la sonorización convierte las palmas en sones de nueces que se cascan y desvirtúa las voces que debería potenciar. Convengamos también que quizá solo un local de esas dimensiones puede hoy día acoger una actuación de José Monje, el Camarón de la Isla, pero admitamos, al fin, que no hace falta alargar innecesariamente e! suplicio de la incomodidad de una sillas de tijera o de unas graderías pensadas para soportar, como mucho, hora y media de confrontación deportiva. Y, sin embargo, quien más quien menos llevaba cuatro horas y media aguantando la alternancia de buenos momentos de cante- Aurora Vargas, José Mercé. algunos arranques de José de La Tomas a- con presentaciones excesivas y larguísimos intermedios cuando los ánimos se encresparon y las primeras filas de sillas de pista se convirtieron en una batalla campal. Esta vez la espanta de Camarón- que llevaba largos minutos afinando su guitarra y manteniéndose a la expectativa de lo que fuera a hacer la nerviosa audiencia- fue justificada. La cosa parece que fue una pelea, vaya usted a saber por qué peregrinas razones, entre payos y gitanos, pero, fuera por lo que fuere, la intervención de la Policía para dispersar a los adversarios y las carreras histéricas de buena parte del público dieron al traste con el recital cando Camarón acababa de iniciar su segunda intervención de la noche. Quizá el problema de fondo, aventuramos, fuera un exceso de oferta. Lo mejor del programa fue, precisamente, la actuación de los artistas que ya estuvieron en la última de esas convocatorias: Aurora Vargas, gitana de voz áspera, que tuvo que luchar con sus pies para no arrancarse a bailar desde el primer rasgueo de la guitarra de Quique Paredes, brillante en sus aires de bulería; José Mercé, un Soto que hace honor a la saga a la que pertenece, con un chorro de voz de tintes oscuros, excepcional en esos tientos- tangos y en esas bulerías con las que cerró su noche y casi la noche de todos antes de que se iniciaran los altercados; y Camarón, cuyo gran mérito es haber mantenido su sello de identidad D José Carreras cumplió ayer cuarenta y un años en la clínica norteamericana donde se encuentra ingresado a causa del reciente autotrasplante de médula al que ha sido sometido. La dirección y la Asociación de Amigos de la Opera de Viena enviaron un telegrama al tenor español para felicitarle por su aniversario y desearle una pronta recuperación. El director de la Opera, Claus Helmut Drese, se congratulaba así por el éxito inicial de la operación y aseguró que todos están, con él de pensamiento El- año pasado. Carreras celebró su cuadragésimo cumpleaños cantando el Werther de Massenet en la Ópera vienesa, y al final de la representación recibió el homenaje del público, que le cantó acoro el Cumpleaños feliz. Fallece el director de orquesta Kurt Woess mientras ensayaba Dresde (Alemania Oriental) Dpa El conocido director de orquesta austríaco Kurt Woess falleció, a los setenta y cuatro años, a causa de un fallo cardíaco, mientras ensayaba con la Orquesta Filarmónica de Dresde. La muerte le sobrevino, según informó ayer en Viena el hijo del fallecido, horas antes de que, al frente de dicha orquesta, dirigiera la Segunda sinfonía de Antón Bruckner. Natural de Linz, Woess fue, al término de la segunda guerra mundial, director de la orquesta de músicos de la Baja Austria, para dirigir posteriormente en Tokio la orquesta NHK, así como la Victoriar) Symphony Orchestra de Melbourne, Australia. Durante su carrera, Woess estuvo al frente de las orquestas más prestigiosas detínurido, desde las Filarmónicas de Viena, Berlín y Nueva York, hasta la Royal Philarmonic Orchestra de Londres.

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