ABC MADRID 30-11-1987 página 43
- EdiciónABC, MADRID
- Página43
- Fecha de publicación30/11/1987
- ID0001622482
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LUNES 30- 11- 87 CULTURA ABC, póg. 43 Cy Twombly, la epopeya de Homenaje a Gregorio Marañón un vitalista entre ruinas enla Real Academia Española El artista norteamericano expone en Barcelona Barcelona. Juan Bufill La Fundación Caixa de Pensions presenta hoy en Barcelona la exposición Cy Twombly. Series sobre papel 1959- 1987 que se prolongará hasta el 17 de enero. El artista norteamericano había sido objeto ya de exposiciones en Madrid, pero en Barcelona su obra no había podido ser contemplada directamente hasta ahora. Esta circunstancia- e l conocer el arte tan sólo indirectamentees de hecho menos insólito de lo que parece. Baste recordar que un pintor tan conocido como Magritte no ha sido- nunca objeto de una exposición antológica en nuestro país, ni siquiera ahora, cuando se cumple el vigésimo aniversario de su muerte. Esperemos que esta muestra, proveniente del Kunstmuseum de Bonn, permita a muchos descubrir por sí mismos si la obra de Twombly está o no a la altura de sus intenciones, indudablemente bien dirigidas. La trayectoria de Cy Twombly parte del genuinamente estadounidense expresionismo abstracto, pero matiza su espontánea gestualidad y su ostentación energética mediante dosis de balbuciente contención y de referencias a la cultura antigua- griega, romana y persa, principalmentey a lo anterior a toda cultura: los elementos de la naturaleza. Un aspecto importante de su obra son sus series realizadas con técnica mixta sobre papel, que protagonizan esta muestra, desde Poemas al mar -veintiséis obras de 1959- hasta Escenas de un matrimonio ideal (1987) pasando por Más allá Virgilio Bacanales El calendario del pastor Gaeta Set. Por el amor de! fuego y el agua y sus series Sin título de 1963, 1972 y 1980. También se muestran los libros Contemplación del crisantemo y Retratos realizados este año. En total, unas ciento cincuenta obras. Como vemos, las referencias a la mitología clásica- no es extraño que Twombly, nacido en 1928, viva en Roma desde 1957- y a la naturaleza abundan en sus títulos, lo cual no siempre es visible en sus obras. Leda puede figurar como un mal garabato con buen nombre y su homenaje a Virgilio, poeta de la naturaleza, puede ser totalmente desnaturalizado: el nombre del poeta en inglés, caligrafiado con subjetivísima torpeza sobre un rectángulo que es el cuadro, con marco y sin horror vacui Como en The Deep (1953) de Jackson PoHock, o. como. en numerosos collages de Rauschenberg, Cy Twombly deja a veces que se asomen los momentos anteriores de la obra y subraya la superposición de niveles: el vacío y el pasado están detrás, el futuro y la amenaza- de inscripción ocultadora o de agresiva borradura- están delante, sobre ese nivel de lo presente, que sería el de la superficie ya pintada. Esas presencias, entre el esbozo y el vestigio, parecen a menudo a punto de desaparecer, más que en la energía del caos, en una muda disolución emparentada a las aguas y las brumas de Monet. En ese lugar de indefiniciones hay signos gráficos que se repiten sin señalar más que a su propia textura. Probablemente, el visitante de esta exposición no encontrará en Twombly una traducción del mundo tan genial como la de Klee, ni disoluciones tan sublimes como ias de Monet, ni una lectura de la naturaleza tan visionaria como los barroquísimos Diluvios de Da Vinci- ahora expuestos en Madrid- ni una fantasmagoría espaciotemporal tan hermosa como la presentada ahora en la muestra Barceló en Barcelona ni, finalmente, una riqueza de formas y contenidos y una síntesis de orden y caos como las logradas por Vicente Rojo en su espléndida serie México bajo la lluvia Pero en Cy Twombly se intuye algo de todo ello, al menos en las intenciones. Para quienes le conocemos sólo a través de reproducciones, la cuestión será descubrir hasta qué punto esa ambigüedad vislumbrada se queda en las medias tintas o- como cabe esperar- se revela como una fuente de sugerencias y pensamiento. Intervinieron Marías, Torrente Ballester y Laín Madrid. T. León Sotelo En la Real Academia Española se celebró ayer una sesión solemne en homenaje a Gregorio Marañón, con motivo del centenario de su nacimiento. Pedro Laín Entralgo, director de la docta institución, y los académicos Torrente Ballester y Julián Marías, expresaron en palabras su admiración por el ilustre polígrafo. Torrente Ballester comenzó lamentando que su alejamiento de Madrid le impidiera conocer al homenajeado, aunque la lejanía no fue obstáculo para beneficiarse de su sabiduría. La distancia- d i j o- lo envolvía, en su calidad de médico, en un halo mágico de enemigo de la muerte. Tal y como era de esperar del autor de una novela titulada- Don Juan, su disertación sobre Marañón se basó en las teorías que este planteó acerca de uno de los mitos más españoles. Explicó Torrente que exigía osadía convertirse en desmitificador de una figura universal, y añadió que sus ideas fueron rebatidas, no con argumentos o razonamientos sino con pasión. De hasta qué punto le interesaron las teorías que sobre don Juan desarrolló don Gregorio es prueba que la novela sobre el caballero conquistador esté dedicada al ensayista genial. No dejó de lado Torrente otros beneficios que le afectaron como estudiante y profesor de Historia. Citó, concretamente, el libro que Marañón e s c r i b i ó sobre el Conde- Duque de Olivares y otros que hacen referencia a la misma época. Un tiempo que el conferenciante no dudó en calificar de fascinante. Son muchas y contradictorias las obras de aquella etapa, aseguró, pero los que han seguido a Marañón los han tenido como guía. Manifestó que es lógico que el reinado de Felipe IV sea muy atractivo para un escritor, pero lo que diferencia a Marañón de otros es que él reduce los personajes a su estricta verdad No terminó Torrente su charla sin hacer una referencia, corta pero precisa, a la ejemplaridad política y al talante liberal del hombre a quien rendía homenaje. Julián Marías explicó al audito- Gregorio Marañón rio que la amistad de Marañón es uno de los priviligios que le ha regalado la vida y eligió como asunto a desarrollar el elemento novelesco en la obra del destacado biógrafo. Declaró que no quería referirse a la recreación histórica, sino a lo que sucede cuando el escritor se, centra en el personaje del que se conocen pocos datos y ha de poner en juego su imaginación, talento este del que se hace menos mención cuando se enumeran los muchos que Marañón poseía. Marañón, según Marías, no utilizaba la imaginación para fantasear sino para construir la vida. Se ciñó a los trabajos de Marañón con respecto a Garcilaso y, sobre todo, a Luis Vives. Por la vía de la sensibilidad- -dijo- -hace vivir al humanista valenciano. Está presente en su trabajo a la luz de un candil o, como fondo último, en el amor por su esposa. Por tanto, en el caso de Garcilaso como en el de Luis Vives, lo que más atrae, al escritor que bucea en sus vidas es el hecho de que vivieran alejados de España. La incurable nostalgia de la distancia que también vivió Marañón lo acercó a esas dos figuras. Cerró el acto Laín Entralgo, que se refirió al Marañón archiacadémico que fue panegirista de las Academias Del autor de Amiel fueron estas palabras: No, yo no creo que haya pasado el tiempo de las sociedades científicas y las Academias. Y LA FELIOSOI 10 Es feliz quien se reconstruye, y más feliz, quien mejor se reconstruye. La felicidad es hacerte cconstantemente con juguetes nuevos que te distraigan del hijo de mala madre que es la muerte. Julio CERÓN