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ABC MADRID 26-11-1987 página 137
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ABC MADRID 26-11-1987 página 137

  • EdiciónABC, MADRID
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Ricardo Sánchez Galería Infantas C Infantas, 19 UNQUE Ricardo Sánchez (Avila, 1955) es un pintor con largo historial (bienales Gran Duque de Alba, de Zamora, Oviedo, Extremeña, de Barcelona, Internacional del Deporte, etcétera) lo cierto es que su nombre saltó del todo a la actualidad en la reciente exposición del II Premio BMW de Pintura, en el que obtuvo una medalla de honor con su cuadro Estación pulcra composición que podría situarse en esa crónica de la realidad que también llevan a cabo, entre otros, Cayetano Portellano y Amalia Avia. Por aquel cuadro ya podía saberse que Ricardo Sánchez es un buen dibujante (es profesor de Dibujo en un centro docente) pero no se estaba en lo cierto al suponer que su obra discurría por esos caminos de la crónica de la ciudad a que aludíamos, crónica para la que el pintor abulense está muy bien dotado, y a través de la cual podría tener especial relevancia entre los cultivadores de ese género, tan identificable con el realismo nuevo. Pero Ricardo Sánchez, además de cultivar tal especialidad (en esta exposición hay un Amanecer en Avila que lo corrobora) lo que hace más bien Hasta el 11 de diciembre ABC! dc í arTcr J. M. Rueda, III Premio Duran Galería Duran Serrano, 30 O me cansaré nunca de recomendar a los amantes del paisaje el libro de Kenneth Clark, clara y no desapasionada visión de un género que mantiene su sugestión a lo largo de los siglos, desde mucho antes que fuese advertido como protagonista, a finales del siglo XV, que fue cuando Durero lo señala así en la obra de Jochimin Patinir. ¿PoT qué es el paisaje un arte dominante en nuestro tiempo? Quienes limiten su observación al cambiante panorama de las vanguardias y a la variedad de sus temas experimentales, en los que el paisaje casi no existe, se sorprenderán de que Kenneth Clark lo considere arte dominante Mas, si ello fuera posible, una estadística de sus pintores y sus coleccionistas confirmaría abrumadoramente el aserto, y lo verdaderamente necio sería considerar necia esa notable mayoría. En un tiempo en que todo está domesticado, el paisaje sigue ahí, idéntico a sí mismo, como el único estado de naturaleza que sobrevive. Es un reto, y así hay que entenderlo cuando jóvenes pintores, extraordinariamente preparados, lo encaran y se arriesgan a un ejercicio que carece del valladar defensivo del art pour l art de subjetivismo tan salvador. No ha de extrañar, pues, que un pintor tan bien dotado como José María Rueda Andrés (Madrid, 1949) profesor de paisaje en la Facultad de Bellas Artes madrileña, nos proponga desde su pintura una tan personal versión de la Naturaleza, genérica porque no precisa su identificación geográfica o familiar, de donde que sus cuadros se titulen Paisaje amarillo Arboleda Paisaje rosa ¿Estamos Hasta el 7 de diciembre A es desarrollar un intimismo lírico (en su catálogo hay un poema de Juan Ramón Jiménez que señala que la casa es el alma que se complace en describir solitarios interiores, objetos solitarios, con un pormenor dibujístico que es, en definitiva, el que protagoniza sus cuadros. Un mundo hogareño y poco menos que desolado proyecta aquí su poética melancolía. N Paisaje amarillo ante un paisaje naturalista, impresionista, expresionista? Ardua sentenza. Naturalista no es, porque la luz no es la espacial del lugar; tampoco, en pureza, expresionista, porque su correspondiente fauvismo está amortiguado, y de impresionista lo único que tiene es la unidad de sensación, pero la atmósfera del cuadro no se corrobora en la continuidad colorista, sino más bien en una relación arquitectural, como quería Cézanne. O sea: que el paisaje de J. M. Rueda participa de cuanto conforma la tradición moderna del paisaje, con lo que se manifiesta así de personal y nada plagiario, como diría Eugenio d Ors. A propósito del IV Premio Duran de Pintura, Narváez Patino, hablé de Constant Permeke; ahora, a propósito de J. M. Rueda, puede hablarse también del gran expresionista belga, no sé si llegado a Rueda a través de Narváez Patino. De cualquier manera, José María Rueda es uno de nuestros primeros paisajistas. A. M. CAMPOY Bodegón sobre el armario Pilar de Blas Centro de Arte Serrano, 5 UE podría decirse, a estas alturas, de la pintura de paisajes? Kenneth Clark, en un bellísimo libro, ha explorado su más honda perspectiva espiritual. Puede decirse, como John Dyer, que además de pintor era poeta, que el paisaje es siempre nuevo. Pero a condición de que sea mirado con ojos nuevos también, quiergdecirse mirado en libertad, sin adscripciones previas a un ismo pues de no hacerse así el pintor se academiza, sean sus modelos impresionistas o fauves. Pilar de Blas (un nombre que hemos de retener de ahora en Hasta el 5 de diciembre adelante) trae a nuestra pintura de paisaje la novedad de una mirada nueva, es decir, personal (y de la personalidad a la originalidad sólo hay un paso) y ello es así porque mira la tierra, el bosque, el jardín, la casa, sin preocuparse de los antecedentes de su mirada, estrenada por ella en el instante de percibir el natural, y a medida que lo traduce- l o recrea- desde una sensibilidad única, que es la suya. De ahí la variedad de asociaciones que podrían detectarse ante estos cuadros de sencillo y refinado lenguaje, tan inteligente en la mitigación del colorido. Pilar de Blas pone su sensibilidad en la versión fresca y jugosa de lo mirado, no importándole nada la t é c n i c a que en cada ocasión utiliza, que es justamente la que le demanda el natural ocasionalmente. No recuerdo otras exposiciones de Pilar de Blas, pero recordaré ésta que ahora gloso. La próxima que veamos, seguro que ya alcanzará la unidad estilística que ahora se presiente. El puente JUEVES 26- 11- 87 Casa en la carretera ABC 137

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