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ABC MADRID 23-11-1987 página 28
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ABC MADRID 23-11-1987 página 28

  • EdiciónABC, MADRID
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28 A B C NACIONAL LUNES 23- 11- 87 El PNV aspira, tras las últimas reformas, a regenerar el nacionalismo vascongado El partido de Arzallus supera poco a poco sus vicios ancestrales San Sebastián. Carlos Olave. Con las últimas reformas acometidas en su organización interna, el Partido Nacionalista Vasco intenta, obligado por las circunstancias, amoldarse a la nueva situación política de la Comunidad, mucho más plural de lo que las ideas emprendidas por Sabino Arana llegaron a plantear, identificando el partido con el conjunto de la sociedad. Poco a poco el PNV parece ir superando sus vicios ancestrales y enfila el reto del año 2000. Obviamente, la realidad actual dista mucho de aquella otra, no lejana, en la que el PNV tenía el monopolio del poder en la práctica totalidad de las instituciones autonómicas. No cabe duda de que el PNV sigue conservando un fuerte protagonismo en la dirección política de la Comunidad Autónoma Vasca, pero ahora compartido con sus socios de coalición. Ha perdido, además, el poder en las Diputaciones torales de Álava, donde lo comparte con el PSC- PSOE, y de Guipúzcoa, que hasta hace poco eran sus feudos exclusivos mediante la Ley Electoral o Juntas Generales, en donde primaba el voto rural. Esta serie de circunstancias abre expectativas de moderación en el seno del partido que lidera Javier Arzallus, a la hora de plantear sus viejas reivindicaciones nacionalistas. Y parece que este espíritu va a servir de orientación en la actividad que el PNV desarrolle al menos en los tres próximos años. Para mantenerse en el poder, el PNV necesita de sus aliados socialistas, y ésto lógicamente reduce su campo de maniobra. Al tándem BenegasJáuregui también le interesa conservar el grado de colaboración con el PNV, por considerarlo un interlocutor mucho más válido que lo que pudiera ser Carlos Garaicoechea. Frente a las pretensiones de Eusko Alkartasuna de reformar el Estatuto de Guernica por entender que ha entrado en vía muerta, tanto José Antonio Ardanza como Javier Arzallus van a seguir apostando por su regeneración, entendiendo que sus posibilidades distan mucho de estar agotadas. Recuerdan que la Constitución, en un apartado, permite al Estado delegar a la Comunidad Autónoma competencias que en principio le son exclusivas. Así, los dirigentes nacionalistas parecen ir abandonando paulatinamente sus antiguas referencias a la independencia e incluso a la libre autodeterminación. En sus últimas. intervenciones públicas, Ardanza y Arzallus mantienen un tono más realista, huyendo de ese recurso a la exaltación patriótica. Frente al terrorismo, el PNV parece también decidido a abandonar sus viejas ambigüedades. En esta nueva fase de moderación, muchos observadores políticos destacan el papel fundamental que viene desempeñando el lendakari José Antonio Ardanza, más abierto al diálogo que su predecesor. Se equivocan quienes vieron en él al hombre títere colocado por Javier Arzallus en momentos especialmente delicados para la familia nacionalista. José Antonio Ardanza salló fortalecido tras el debate que sobre política general celebró el Parlamento Vasco el pasado 25 de septiembre. En medios nacionalistas se pone de manifiesto que Ardanza, a pesar de no tener ningún cargo interno, posee dentro de su partido una autoridad superior a la que ie correspondería como militante. Entre los analistas políticos no se tiene dudas de que si el pacto de Gobierno entre nacionalistas y socialistas se rompiera y se hiciera inevitable el adelanto de las elecciones autonómicas, ante la ausencia de alternativas, el PNV entraría en una fase de mayor radical ización, en una batalla electoral a vida o muerte con Eusko Alkartasuna. Con el PNV en la oposición, hombres como Ardanza darían paso a un nacionalismo más radical. El carisma de Arzallus San Sebastián. C. O. A pesar de los graves problemas que ha atravesado el PNV y de las polémicas personales en las que se ha visto envuelto, Javier Arzallus conserva un elevado carisma entre los nacionalistas vascos, y de ahí que se le haya pedido, especialmente en Vizcaya, que continúe llevando las riendas del partido. No obstante, su liderazgo se ve en parte favorecido porque en la actualidad no se vislumbran sucesores inmediatos. La previsible reelección, en enero, de Javier Arzallus como presidente del Euskadi Buru Batzar parece que únicamente tendrá cierta contestación entre los nacionalistas guipuzcoanos, un tanto recelosos por el mayor control del partido que, debido a los nuevos estatutos, logrará la organización vizcaína, gracias a su elevado número de afiliación. Uno de los problemas que habrá de afrontar el PNV en los próximos años es el de la carencia de personas cualificadas a la hora de ocupar puestos clave, y no porque no disponga de ellos, sino por el sistema de incompatibilidades que se impone entre cargos públicos y privados, flexibilizado algo en las últimas reformas. Este problema ya ie venía de antiguo, pero se agravó especialmente en Álava y Guipúzcoa con la escisión. En algunos medios nacionalistas se vienen apuntando los nombres de Joseba Aguirre, consejero de Cultura y portavoz oficial del Gobierno Vasco, y de Jon Azúa, secretario de la Presidencia, como futuribies, una vez concluya el próximo mandato de Javier Arzallus. En algunos medios nacionalistas se considera que José Mana Gorordo, actual alcalde dé Bilbao y ex director general de Euskal Telebista, es el tapado del PNV para que en las próximas elecciones autonómicas sea designado candidato a lendakari Se le tiene como un buen gestor, imaginativo, pragmático y poco dado a los dogmatismos. Recuperar la ilusión de las bases San Sebastián. Carlos Olave Superada en parte la crisis que desembocó en la escisión, a los dirigentes del PNV les aguarda en los próximos años la ardua tarea de devolver la ilusión y la confianza a las bases nacionalistas, que han visto impotentes cómo por cuestiones internas, cuando no de protagonismo personal por parte de sus líderes, su partido ha perdido la hegemonía. El partido que fundara Sabino Arana se ha dado un plazo de ocho años para completar su reforma interna y encontrar el papel que le corresponde en la sociedad vasca, precisamente cuando se cumpla el centenario de su nacimiento. Tras la aparición de Eusko Alkartasuna, el PNV ya no es ese movimiento nacionalista que rebasaba incluso la consideración de partido y dominaba todas las áreas de poder, desde el Gobierno autónomo hasta la mayoría de los Ayuntamientos, pasando por Diputaciones y Juntas Generales. En muchas de estas instituciones el PNV ha tenido que pasar a la oposición, algo inaudito en esta formación política hasta hace bien poco hegemónica. Tal vez el punto de retorno en la grave crisis padecida por el PNV se encuentre en el último Aldeídi Eguna (Día del Partido) celebrado a finales de septiembre en las campas alavesas de Salburúa, donde se concentraron alrededor de cien mil personas. Sin llegar a Igualar el número de simpatizantes alcanzados en momentos menos traumáticos, los observadores políticos advirtieron atisbos de recuperación. Los dirigentes del PNV consideran que ahora, tras la salida de los críticos, el partido está más cohesionado, y con ello se puede acometer ya la regeneración. Así, creen que una vez que se vaya desinflando lo que supuso el boom Garaicoechea, se abrirá un proceso de recuperación de antiguos militantes que sin comprender bien el significado último de la crisis decidieron en un principio incorporarse a Eusko Alkartasuna.

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