ABC MADRID 21-11-1987 página 45

SÁBADO 21- 11- 87 SUCESOS Final feliz para Mélodie A B C 45 La Operación Baby continúa con la búsqueda de otros cómplices del secuestro Detenidos en París el cerebro del grupo y un cómplice Estepona. Ricardo Domínguez, enviado especial En la película de malos en la que Mélodie se ha visto inmersa conviene realizar una serie de razonamientos previos para situar tanto la acción como para entender lo que puede haber sucedido, aunque por el momento ni una ni otra cosa haya sido totalmente esclarecida por ios mandos policiales. La detención de otros dos cómplices en París, uno de ellos el cerebro de la banda, hace pensar que el servicio no está aún concluido. Se intuye en el suceso que no sólo faltan por capturar los dos individuos que se fugaron por la zona de El Gido, cerca del polígono industrial de San Pedro de Alcántara, Bernard Londeau y Bernard Gherrie, sino también de otros, aunque existe una absoluta reserva en las investigaciones que se prosiguen. Anoche se supo que la Policía francesa había detenido en París al cerebro de la operación y a otro miembro de la banda, que estaba encargado de recoger el dinero. De cualquier forma, y para entrar en materia, habría de decirse que los delincuentes italianos y, en concreto, los sicilianos son los maestros en este tipo de delitos y que la mayoría se dedica a dar golpes única y exclusivamente para obtener dinero y no como vendettas Estos secuestros se llevan a cabo, por lo general, por un nutrido grupo en los que muchas veces no se conocen los propios componentes del grupo y que en su infraestructura unos se dedican a recabar información, otros a preparar el escondite o chamizo y, por último, los ejecutores. En aquellos secuestros de corte o índole mafioso llega el momento en que se pretende desviar la atención de la víctima protagonista, lo que se llama la teoría de la justificación. Siempre, en todos estos delitos, suele suceder que dos de los miembros de la banda actúen como vigilantes, al tiempo que también suele haber una mujer en el caso de que la víctima sea un niño, amén de utilizar a los medios informativos cuando les interesa. Entre los secuestros con trasfondo terrorista existe igualmente la denominada transferencia de culpabilidad, que es cuando los secuestradores intentan por todos los medios que el propio secuestrado no sea el foco de la atención, sino historias periféricas que pueden surgir a posteriori. Y, en efecto, en el secuestro de la pequeña Mélodie puede que más de uno de estos ingredientes se haya mezclado en la coctelera. reunir los dos millones de dólares que le pedían por la vida de su hija. Se busca entre los delincuentes extranjeros y la Policía francesa envía incluso un informe en el que se facilitan datos sobre individuos capaces de llevar a cabo una acción de esta envergadura. Tras una serie de palos de ciego y de filtros, de esperas y de recibirse cientos de llamadas en las dependencias policiales- l a colaboración ciudadana ha sido más que notable en este caso- la Policía que investiga el asunto comienza a tirar del hilo del ovillo con la pista seguida por una cartera extraviada. Según se dice ahora, un hombre que realiza footing todas las mañanas por la zona de Banalmádena costa extravía en un momento dado del bolsillo trasero de su deportiva vestimenta una cartera con determinados documentos que son más que comprometedores. Los secuestradores intentaron desviar las pesquisas que seguía la Policía rescate pedido por ella y que han sido difundidas en Prensa. Esto motivará que la mujer entregue a un sacerdote la documentación y el dinero que lleva dentro: 150.000 pesetas en moneda extranjera. A partir de ese instante comienza a producirse una serie de situaciones que desembocarán en una pista sólida que conduzca a los maleantes. El religioso hace entrega a su vez de la cartera en una Comisaría y la curiosidad del agente que la recibe será, en definitiva, el detonante para una buena investigación. La pista es buena y hay que a provecharla, hasta el punto de que se fijen los ojos de los investigadores en determinadas urbanizaciones y personajes de esta costa. Así, pronto la investigación les lleva a pisar terreno firme, y ya el pasado martes ha podido canalizarse prácticamente las averiguaciones, centrando las zonas de actuación. No obstante, aún habrán de pasar algunos días antes de asestar el golpe final, que no puede permitirse el lujo de un mínimo detalle, por cuanto está en juego la vida de la niña. Los policías- n o han sido sólo quince, como ha venido diciéndose, los artífices del éxito del caso, sino muchos más- van estrechando el cerco. Confidencias, bulos, trabajos de descarte, esperas y, en definitiva, profesionalidad, hacen que el plan de ataque se sitúe en Málaga capital, Benaimádena- Costa y Playa Guadiaro (Cádiz) Ha llegado el día D y la lógica reserva policial ha dado sus frutos. No se trata de la captura de unos meros atracadores, e incluso de los secuestradores de un adulto, sino de una criaturita, por lo que el golpe ha de ser rápido- n o más de treinta segundos- absolutamente preciso, sorprensivo Encuentran una cartera La cartera en cuestión será encontrada horas más tarde por una mujer residente en Fuengirola, pero que trabaja en una sucursal bancaría de la primera de las localidades citadas. La mujer revisa la cartera y se extraña al encontrar en la misma, escrito en francés, unas cuartillas un tanto comprometedoras, pues, además de hallarse escrita la palabra Mélodie, se encuentran determinadas frases que, al parecer, corresponden al precio del Colaboración Aunque se haya centrado la investigación, surgirán, sin embargo, problemas para la Policía, como el de haberse creado una banda paralela que, al olor de la sardina intenta aprovecharse de la situación y actúa por su cuenta para pedir, asimismo, rescate. Sin embargo, los ardiles de estos maleantes de baja estofa, humildes aprendices de los anteriores, pronto serán descubiertos en razón de trampas interpuestas por la Policía. Avanzada ya la fase de investigación, en la que colaboró eficazmente la Guardia Civil, y tras pedirse una serie de datos a los archivos de la central de Interpol, en París, se muerde (argot policial que significa marcar, seguir la pista a alguien) a determinados individuos que, por su modus vivendi y movimiento sospechosos de idas o salidas parecen ocultar algo más que importante. No se equivocan los inspectores que actúan. Esos individuos se encuentran- algunos son lobos solitarios de apartamentos- escondidos en diversos puntos de la costa y, en concreto, en lugares diametralmente opuestos, como Torreguadiaro, en la provincia de Cádiz; barrio de San Roque, en la zona conocida como Campo de Gibraltar, en la propia Málaga capital, y en Benalmádena- Costa, a tan sólo diecisiete kilómetros de la última localidad. Las pistas La Policía detiene a dos subditos británicos que habían oído hablar de un proyecto de secuestro. Se recupera la furgoneta empleada por los delincuentes en el rapto. Se busca entre delincuentes extranjeros a los posibles autores. Desde Francia, los policías envían a sus colegas españoles listas de posibles autores de una acción de esta envergadura. Una mujer encuentra una cartera, propiedad de un individuo que hace deporte, con el texto de uno de los mensajes. Se sigue el rastro de las llamadas telefónicas y los mensajes, hasta centrar la zona de actuación de los delincuentes. os investigadores, con ayuda de Interpol, logran situar el edificio donde se cree que puede estar la niña, así como otros refugios de la banda. Empezó de cero La investigación de este caso, en el que han colaborado estrechamente las Fuerzas del Orden, Policía y Guardia Civil, partió de un total de cero pues la limpieza de la ejecución había sido tal que pocas pistas parecían encontrarse. Sin embargo, la paciente labor de investigación de todos los agentes de la zona y de otros llegados expresamente desde Madrid pondrían contra las cuerdas a los delincuentes, que en una actuación relámpago, dentro de lo que se había denominado Operación Baby lograrían la recuperación de la niña, sana y salva, y sin que sus padres pagaran una sola peseta por su rescate, pese a que el señor Nakachian había logrado ya