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ABC MADRID 19-11-1987 página 38
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ABC MADRID 19-11-1987 página 38

  • EdiciónABC, MADRID
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38 ABC OPINIÓN JUEVES 19- 11- 87 Prensa extranjera Los yes men No está claro que los europeos apoyen realmente el próximo acuerdo con los rusos. La Alianza Atlántica está dirigida por varios yes men como todas las grandes organizaciones, y nadie desea levantarse y afirmar en público lo que están dispuestos a decir en privado. Esto resultó particularmente notorio el otro día, cuando el Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN difundió su comunicado después de una sesión ministerial en Monterrey, California. El comunicado decía apoyo total al acuerdo en principio para eliminar los misiles de alcance medio. Cuando esta pregunta se apruebe formalmente los senadores que tengan que votar el acuerdo harían bien en someter a los mismos ministros de Defensa a un test detector de mentiras. Las dudas en la comunidad de defensa son profundas. El último mando supremo de los aliados, el general Rogers, se enfrentó públicamente con sus disidentes. Ningún hombre, se dijo, puede mantener su perspectiva una vez se le ha nombrado con un título que contiene la palabra supremo Pero su sucesor, el general Galvin; ha sido, sólo aparentemente, más discreto. Ha asegurado que el Tratado del INF aumentaría el peligro en Europa Nos parece que cualquier apoyo que haya podido expresar acerca del Tratado es político. Wolfgang Altenburg, presidente del Comité Militar de la OTAN, y Manfred Woerner, ministro alemán de Defensa y candidato a la Secretaría General de la Alianza; han expresado su preocupación acerca del Tratado. Los funcionarios franceses se muestran inamovibles en el desprecio que han acumulado contra los soviéticos y los proyectos gorbachovianos. El hecho de que estas objeciones no figuren en los documentos no significa que no existan. Los europeos saben distinguir lo que es una pendiente resbaladiza: por eso estas ostentosas muestras de apoyo europeo al Tratado de armas deberían cesar. La Administración norteamericana y Mr. Bush difícilmente consiguirán el apoyo del Senado a este Tratado al esconder las preocupaciones debajo de la alfombra. The Wall Street Journal Nueva York -E l nuevo Documento Nacional de Identidad significa que ahora, además de que todo el mundo sepa quién eres y lo que haces y lo que has hecbo, lo sabrá también la Policía. Planetario ESTAMPA DE UN COLAPSO ÓNQUE saqué las muletas del arreglo de cadera que me había hecho Palacios Carvajal, me desgreñé un poco, busqué una chaqueta vieja y ajada y me lancé a la plaza de Colón. Atardecía. Grupos de minusválidos abrían las barjuletas de plástico y sacaban a relucir tortillas de patata, chorizos de Cantimpalos, latas de paté y litronas de cerveza. Mozallones provistos de gordas estacas reinaban en el centro de ja calzada, limpia de automóviles. A esas horas la plaza de Colón parecía ya un vertedero de inmundicias. Podría haber sido considerada como metáfora de la política municipal. Era imposible circular y la mierda invadía aceras y parterres. Entre nosotros, los minusválidos, circulaban jayanes de robustas pantorrillas que daban órdenes. En torno, cientos de automóviles, docenas de autocares yacían silenciosos en ef triste sopor de la gasolina domesticada. Discretamente Ios coches del 092, o sea, de la Policía Municipal, que a primeras horas de la hermosa jornada se habían dedicado a producir el completo corte circulatorio, se habían esfumado. Pensé en el 23- F. Este levantamiento salía mejor. Ningún subsecretario se había considerado obligado a constituir un comité de urgencia. Los respetables miembros del Gobierno tenían cosas mejores en G que no ocuparse. Pavía, con charreteras y perilla blanca, según un caballito de juguete que me regaló mi tío Blas allá por los años veinte cuando yo era un mocoso, había sido sustituido por otro general de cabellos blancos y jersey con cuello de cisne que no comparecía ni en la plaza de las Cortes ni en la plaza de Colón. Sin embargo, todo funcionaba a las mil maravillas ante la estupefacción de un Gobierno acollonado y un alcalde dominado por la más asombrosa de las contradicciones... Muleteando, recorrí el ferial. Bien- p e n s é- esto es perfecto. Alguien comprueba hoy cómo se puede paralizar una gran ciudad. Hay invertebrados- según he leído que pueden clavar el oviscapto en el lomo de un coleóptero, sembrar en él sus huevos y dejarlo tieso, inmóvil, para ser pasto de sus larvas, cuando, carnívoras, salgan de los huevos. Unos cuantos ensayos así, con todo, como dicen los del teatro y el escenario para una primera representación de la revolución antisocialista y antiburguesa, que viene a ser lo mismo, a juzgar por las corbatas de Celine, los langostinos y otros signos externos, podrá alzar el telón para pasmo de ciudadanos inocentes. Una muchacha motorizada en su cochecito de ruedas me empujó con cierta violencia. Yo, con sólo muletas, debía de ser un representante de las clases opresoras para ella. Recordé cierta coplilla del Bachillerato: Un cojo cojeando cogía coles y otro cojo le dijo: cojo ¿qué coges? A tus coles, me dije. Volví a casa. Ya era noche cerrada. En la urbe abandonada, los primeros coches reanudaban la marcha entre tetritus, con un bufido, indignado de motores. No había luz en ninguno de los balcones de nuestros somnotientos gobernantes. Lorenzo LÓPEZ SANCHO El ultimátum de Nakachian A los seis años Mélodie tenía todo lo necesario para creerse una niña feliz: unos padres que la mimaban, una casa suntuosa en la Costa del Sol. Su padre, Raymond Nakachian, es un hombre de negocios libanes, multimillonario, y su madre, la princesa Kimera, descendiente directa de una bella familia coreana, es hoy conocida como intérprete de éxito en la música pop Kimera ha aparecido en televisión con la voz entrecortada por los sollozos, leyendo un comunicado en el que- se pedía que lavaran el pelo y peinaran a diario a su hija, frase sibilina con la apariencia de un mensaje: en clave. Raymond Nakachian ha invertido los papeles al enviar un ultimátum a los secuestradores, conminándoles a aceptar la suma propuesta antes del 16 de noviembre. Los raptores han replicado, ultimátum por ultimátum. Le Monde París CHIQUITO RIZ las noches del Chiquito APRISCOS y LUBINA V r L 2 C Coslada, 3 ieservas: 245- ¡8 23- Parking gratuito- fmuerzos y cei

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