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ABC MADRID 19-11-1987 página 3
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ABC MADRID 19-11-1987 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 19 DE NOVIEMBRE 1987 ABC lo custodiaba mi pretensión y me sacara el precioso tesoro. La relación del viaje de la dama Egeria no nos ha llegado completa. No sabemos el itinerario que hizo exactamente desde España, para ir y venir de Constantinopla, pero nos detalla los viajes al Sinaí, al monte Nebón, a Cárneas, a Mesopotamia. Nos lo cuenta con un lenguaje delicado y fascinante, primitivo y refinado a un tiempo, que produce un gran atractivo sobre filólogos y latinistas. Así como se sabe que el poeta de Boewulf no desconocía la Eneida es posible que la autora de la Peregrinatio además de conocer la Vulgata de San Jerónimo, escrita en el mismo siglo (382) o de San Juan Crisóstomo, conociera también a Herodoto o la Anábasis ¿Se es primitivo o náíf de una vez para siempre, o es sólo una etapa de la cultura? Nos lo hacen pensar, por ejemplo, algunos personajes femeninos deliciosos, como lo son los inolvidables de Valéry Larbaud o de Paul Morand, entre el mundo de los cenáculos sofisticados del 1920. Pienso también en Laura Albéniz y su Diario delicioso, no publicado hasta el momento, incomprensiblemente. Egeria era una dama muy principal, pues aparte de su nombroso cortejo y de los gastos que representaba este viaje, no había ciudad o monasterio que no la saliesen a recibir los monjes o soldados. Se ha relacionado a menudo a la autora de la Peregrinatio con el emperador Teodosio (nacido en Cauca, la actual Coca, provincia de Segovia) y eso explicaría quizá las facilidades que hallaba Egeria en sus viajes. Heléne Petré, en la edición francesa de la Peregrinatio Journal de voyage Les Editions du Cerf. París, 1971) aporta las opiniones de Dom Morin y de Dom Lambert y dice REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA AL una impensada imagen felliniana, mi vieja amiga la dama Egeria (los amores apócrifos de la cual con el caballero Kosmas historié hace años) avanzaba, a través del desierto, bajo un palio multicolor y una corte de nubiles sirvientas con sombrillas, bandejas repletas de frutas y jarras de hidromiel. De cuando en cuando, soplaban las flautas bizantinas arrastrando tras de sí litúrgicas melodías coptas, pues de Egipto se trataba. Cataclismos, rosas y milagros. Habían atravesado inmensos territorios. Mucho más allá del Olimpo, asomándose al Mármara y al Asia Menor: hacia San Ignacio y San Aniceto, de Capadocia; San Pedro monje, y Eutimio el Joven, de Galacia; de la Frigia, santos como Daniel de Tassos y Lucas el Estilita; de Miria y de Bitinia, el agitado grupo de Tomás Defurkinos, Cristóbal, Constantino el Judío, Pedro de Atroa y Neófito. Nos lo decía, anticipada e irónicamente, hace ya muchos años (exactamente, el año 1944) el admirado Juan Ramón Masoliver, cuando ponía notas al Vasíliev, en un texto titulado Donde la Física pierde sus derechos Exacto. T ITINERARIOS DE ORIENTE Nadie conocía la existencia de Egeria antes de 1884, año en el que fue descubierta por Gian Francesco Gamurrini, el cual dio su noticia, pero identificándola erróneamente con Santa Silvia. Gamurrini publicó la narración escrita por Egeria y la Uamó Peregrinatio ad sancta loca Después, una vez descartada Santa Silvia, vino el lío de los nombres: ¿Egeria, Eteria? De la Carta de San Valerio del Bierzo (si es la misma Egeria) se deducía que era galaica y no de Narbona, y del extremo litoral del mar Océano Dom Ferotin, la mejilla apoyada en la palma de la mano, escudriñaba los detalles y escribía (1903) en honor de la bienaventurada Egeria Zacarías García Villada, jesuíta, cuando redactaba su monumental obra Historia eclesiástica de España que no pudo acabar (desapareció en el torbellino de 1936) cuenta que quiso ver el texto. Con el deseo de estudiar por mí mismo el original, estuve, no ha mucho, en la encantadora ciudad de Arezzo; y poco faltó para que saliera de ella sin lograr verlo. Me dirigí a la preciosa catedral, donde nadie me supo dar cuenta de su paradero. Acudí al Ayuntamiento de la ciudad, y me aconteció lo propio. Por fin, me enteré de que existía un museo en la gentil villa. Enderecé allá mis pasos, y quiso Dios que, después de algunas aclaraciones, entendiera el conserje que qu elle était peutétre la filie d un defensor civitatis d Espagne, unie probablement par des lien de párente ou d amitié avec Théodore qui, on la sait, était originaire de Galice et, una fois empereur, fit venir a Constantinople sa famille espagnole Todo el libro es un misterio iluminado, deslumbrante. En el Sinaí, cuando Egeria llega al sitio de la Zarza ardiendo, comulga, después de ser recibida por los monjes, y lee el pasaje del libro de Moisés. La región era un lugar de eremitas. Seguro que les cantaban, bajo el cielo azul, una escuadrilla de aves mecánicas bizantinas, inflamadas de entusiasmo. Era el lugar donde, en el siglo VI, Justiniano edificaría un monasterio que posteriormente (siglo IX) estaría dedicado a Santa Catalina. Lo atestigua el adorable padre Ubach, que relata la donación en la Edad Media del retablo de la santa por mercaderes catalanes, y (con la aprobación de los archimandritas Joaquín, Teóclito y Macario) el hallazgo de la momia incorrupta del monje Stephanos, sentada en un trono, así como la identificación hecha por el célebre crítico alemán Tischendorf del Codex Sianiticus precioso manuscrito griego de la Biblia, actualmente conservado en el British Museum, que pagó, para conseguirlo, cien mil libras esterlinas al Gobierno soviético, incluyendo el Pastor de Hermas y la Carta de San Bernabé. LA MAYOR EXPOSIGON DE EUROPA A LOS MEJORES PRECIOS PIEZAS EXCEPCIONALES Y UNICASPAREJAS DE COMILLOS EN TODOS LOS TAMAÑOS- FIGURAS- ANIMALESAJEDRECES- COLMILLOS TALLADOS NETSUKES- ETCETERA MADRID 27610 74- 276 5667 Continúa el viaje. En Tierra Santa le acompaña la sombra de Santa Helena, madre de Constantino, rebuscando en el Gólgota la Cruz. Visita el Anástasis, el Martyrium (edificado por aquellos días, según Eusebio de Cesárea) y describe la liturgia hagiopolita con el Leccionario Armenio. De regreso a Constantinopla cruza la Capadocia (con las iglesias excavadas y pintadas) la Galacia y la Bitinia, y debió pasar por Cesárea, Nicomedia y Calcedonia, donde veneró el martyrium de Santa Eufemia y tenía la intención de llegar hasta Asia, es decir, a Efeso, al efecto de poder orar ante el martyrium del santo y bienaventurado apóstol Juan Falsa es la hipótesis de su amor por el caballero Kosmas y su desaparición dentro de un códice (que llegó a pertenecer a San Braulio de Zaragoza) por el maleficio del demonio tartamudo Arnulfo. Según la historia apócrifa, deshecho ya el maleficio, Egeria asistió, en su muerte, a Kosmas, también acompañado por el autómata Arquímedes II y un ruiseñor. Juan PERUCHO

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