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ABC MADRID 16-11-1987 página 80
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ABC MADRID 16-11-1987 página 80

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC, póg- 80- TRIBUNA ABIERTA -LUNES 16- 11- 87 N periodista occidental, que tuvo oportunidad de entrevistar a Mao Tse- tung en la época culminante y final de su inmenso poderio total sobre China y los chinos, le preguntó lo que pensaba de la Revolución Francesa. Aquel ser curtido de experiencias, sobreviviente supremo, de una larga lucha y docto en fragilidades humanas, le respondió: No le parece que todavía es un poco temprano para opinar? La respuesta sibilina equivale a un buen retrato de Mao, pero también contiene una lección de permanente validez que con frecuencia olvidamos. Tenemos la tendencia a formular juicios de valor absolutos, a condenar o absolver sin apelación, a simplificar en deformados esquemas los más complejos sucesos y los más contradictorios personajes, con lo cual se nos dificulta mucho llegar a acercarnos a la verdad histórica. Por una especie de fatalidad psicológica no alcanzamos sino visiones parciales y perspectivas deformadas. Atila es malo, César es bueno, Pedro el Cruel fue un rey abominable, el rey Fernando es ún santo. La complejidad crece cuando se pasa de los personajes a los sucesos. La historia dé la reforma religiosa del siglo XVi sigue siendo un tema de inagotable disputa, según se la mire desde un punto de vista católico o protestante. La imagen de Lutero desde tos países católicos ha cambiado más que Proteo, y de ser un reprobo maldito ha pasado a ser un eminente teólogo que incurrió en errores. Las grandes encrucijadas conflictivas de la Humanidad no llegan nunca a convertirse en historia objetiva. Siempre se las ve desde un punto de vista forzosamente parcial: las pugnas y desgarramientos que provocaron no parecen tener término y prolongarse indefinidamente en el debate de los historiadores y en el recuerdo de las gentes. u TEMPRANO PARA OP! tar una Historia que podría resultar tan vasta a inabarcable como la vida misma. Por Arturo USLAR PIETRI Habría que hacer la historia de la RevoluLa dificultad de juzgar ha aumentado inción Francesa con todos los aspectos de la mensamente con toda la riqueza de aspectos vida nacional de los franceses en esa época, que hoy tiene que considerar el historiador. para ello nada carecería de importancia y Ya no puede contentarse con narrar los hetoda omisión podría ser dañina. Se llegaría chos visibles, los grandes sucesos, los persoasí a una especie de registro total de lo múltinajes sobresalientes y los resultados de la luple cotidiano que podría ser tan confuso y dicha. Ahora esa tarea, ya difícil fícil de conocer como la misma antes, se ha complicado mucho. vida colectiva. Borges imaginó Esa historia atenida principaluna vez un mapa tan perfecto y mente a los acontecimientos, exacto que representaba en esque los franceses llaman descala natural todo lo que aparecía pectivamente evenementielle sobre la superficie de un país, y que en español podríamos decon lo que terminaba por ser un signar tal vez como acontecitrasunto de papel que cubría y mental que parecía limitada a ocultaba toda la superficie. narrar lo más externo y notorio Reproducía toda la extensión de los grandes momentos, ya no territorial y resultaba tan imposiparece aceptable. ble de contemplar en conjunto El campo de la Historia se ña como el país mismo. El caso de extendido y complicado mucho, la Historia totalizante y completa tal vez excesivamente; ya nadie podría resultar muy parecido. se puede satisfacer con conocer Sería casi como registrar todo lo los personajes, sino además, y que ocurre en una ciudad, en un A. Uslar Pietri acaso sobre todo, conocer lo de la Academia Venezo- país o en el mundo en un lapso lana de la Lengua que se pensaba, cómo se vivía, determinado. cuáles eran las creencias, cómo Sea lo que fuere de este proestaba organizada la producción, cómo se pósito inalcanzable, lo cierto es que ya no se comportaban los varios estamentos sociales, podrá escribir la Historia, ni tratar de conocómo se compraba y se vendía, cuál era el cerla, del modo simplista como hasta ahora lo nivel de los precios, cuáles las enfermedahemos hecho. des, las costumbres, los juegos, la alimentaEsto cambia y tendrá que cambiar aún mución, los precios, la mentalidad; es decir, el cho más la visión que tenemos del pasado y hombre entero dentro de entera circunstande los grandes acontecimientos, -lo que nos cia. dará una idea más exacta, una mejor comTal vez es mucho pedir a la Historia y a prensión y una muy saludable actitud de sus cultivadores y, en buena parte, privar a duda. las gentes de su inveterado gusto por las Más nos importará conocer que opinar, leyendas, los cantos de gesta, la novela hisporque, como lo sabía Mao, siempre es detórica y el anecdotario del pasado para intenmasiado pronto para opinar. cribiendo el Libro de las Profecías, y yo haciendo mi tesoro con las obras del maestro Por Germán ARCINIEGAS de Rotterdam. Y todo de la Academia Colombiana de la Lengua entre navegantes analfabetos, sacados de las prisiones, e indios maño hasta que se hundió bajo la raya del que al mirarnos no sabían si comernos o dehorizonte. Andando se me agrandaba el mar. jarnos vivos. Yo navegando por buscar nave Con las horas fueron desapareciendo hasta que sacara de la isla del naufragio a mi amo los pájaros. Yo sabía poco de navegaciones de estos mares lejanos, y con la imaginación y no estaba seguro de llegar con precisión a puesta en el otro amo, que ni me conocía. la otra isla. Y por algo raro, no pensaba en mí sino en él. El, a quien todo lo llevaba a Fue más fácil hacer en cuatro días la travepensar en Esdras y San Ambrosio, cuando yo sía de Jamaica a La Española que en un año era de los que sóio buscan en el Nuevo Tes- conseguir la manera de recoger los náufratamento. Porque había dos mundos no sólo gos. En tierra, el huracán de la codicia había en esto de las tierras separadas, sino en lo creado choques entre los españoles, matanque decía la Biblia, y descubría para mí el zas con los indios. Los de Jamaica, perdienmaestro único; Erasmo. Parece fuera de toda do la esperanza. Y yo, buscando un amigo realidad ver a dos hombres perdidos en las del almirante que fletara una nave... Al fin aguas de éste en que estábamos, mar del surgió Diego de Salceso, a quien el almiranJapón, el uno navegando con el Viejo Testate, en sus buenos tiempos, había concedido mento, y el otro con el Nuevo. Mi amo, con monopolio del jabón... Con una carabela las Crónicas, Esdras y Nohemías, y yo, su grande y un velero pequeño este otro Diego criado, sacando de las bibliotecas apolilladas llegó a Jamaica, y los cien náufragos regrede los escolásticos esa deliciosa revolución saron a La Española. Entre ellos, tres colode la inteligencia llamada Erasmo. ¿Quién ha nes: don Cristóbal, Fernando y Bartolomé... imaginado semejantes discrepancias en las Cristóbal para encaminarse a la muerte. Los Indias nuevamente descubiertas? Se dan otros dos, para seguir llevando un nombre cuenta quienes me oyen de don Cristóbal esque era más una tragedia que una gloria. E STE es el relato de Diego Méndez: Miraba yo a esos náufragos desgraciados en Jamaica, que clamaban a Dios. Don Cristóbal era una miseria, con su hijo y su hermano, que daban compasión. Por la noche lo oía llorar de dolor, de ira, de soberbia. Semejante palo de hombre, como si estuviera él mismo comido por la broma. Yo, su criado, sentía que el alma se me partía. Me daba cuenta, sabía que era un loco, pero hay cosas que piden a voces justicia y galardón. Quien había unido la Europa con el Asia, tirado así, ahora, en una playa de indios. Lo único era ir a humillarse ante ei gobernador de Santo Domingo: pedir a Obando ayuda por misericordia. ¿Cómo, cómo ir de una isla a la otra, si no era metiéndose en una canoa, y arriesgar? Decidí hacerlo. Le dije; amo y señor mío: ¿Cómo va a ser que se muera de hambre y abandono en estas playas? Con unos canastos de casabe y poco más para el mantenimiento, y unos indios remeros, salimos en dos canoas. Me acompañaba otro español. Todavía lo estoy viendo a él, flaco y amarillo, despidiéndome sin voz, a tiempo que arrancaba en la canoa a la buena del Todopoderoso. Lo vi disminuyendo de ta- ERASMO EN CANOA

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