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ABC MADRID 14-11-1987 página 105
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ABC MADRID 14-11-1987 página 105

  • EdiciónABC, MADRID
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Hombres de tetras N la mili entra uno andando como un sinsorgo y safe moviéndose como un mactetman. Es lo bueno de la mili y el revés del nuevo periodismo, el gubernamental, al que el recluta llega pensando en el Watergate y acaba colocándose de amanuense en un chiscón ministerial para redactar, a lo mejor, el paite de novedades del señor Chaves. Bueno, no hay más que echar un vistazo al Parnaso para darse cuenta de que nuestra república de las letras le debe más a la mili- Cervantes, Lope, Calderón, Cortés, Díaz del Castillo, Garcilaso, Ercilla, Hurtado de Mendoza, -que a toda la historia del periodismo, donde, en resumidas cuentas, el problemaMK) está en remedar el ingenio de Larra, sino en cuadrar la entradilla de una crónica municipal, lo cual no deja de ser otra manera de llevar el paso. En el garito de una Redacción, habitualmente empapelado con los comunicados del Comité de empresa, el sueño literario de un conscripto del nuevo periodismo está, como se sabe, en ir escribiendo, entre entrevista y entrevista al presidente del Gobierno, algo parecido a lo que Tom Wotfe llamaba La Novela, cuyos renglones, de resultar más gratos a los funcionarios que a los dioses, habrán de granjearte en el cine esa subvención ministerial que anhela el pelafustán español para asegurarse el cocido, ideal harto menos glorioso que el que anima en un cuerpo de guardia, habitualmente empapelado con versos de Calderón, a un conscripto del Ejército con inquietudes literarias, que para recreo de su espíritu siempre puede aprovechar las agónicas madrugadas de las garitas para alumbrar versos inmortales, como Ercilla, que en hojas arrugadas anotaba durante la vigilia cuanto en la jornada aconteciera, o como Lechuga, que escribía de noche sus tratados para no hurtarte tiempo al ejercicio del día. A pesar de la decadencia, la mili sigue siendo, si no una religión de hombres honrados un venero de hombres de letras, comenzando por el ministro, que no la hecho (pero que tiene nombre de dramaturgo costumbrista muy citado por Gómez de la Sema- qué calle, señor, la calle de la Montera aunque quiera pasar a la historia como el Mario de la reforma) y terminando por el furriel de mi compañía: era poeta- premio Adonais- y me abrasó a guardias. Hace medio año que me licencié, pero nunca olvidaré su cara. Ignacio RUIZ QUINTANO E Operación de talla de mozos de 1917 en la Casa de la Moneda. De Romanones, abogado de Camarasa, a González, abogado de vidas y haciendas, nada ha cambiado en setenta años: los mismos quintos y los mismos políticos, pero con distintos collares Los que tienen que servir Nada mejor para los jovenzuelos O hay cosa que le guste más a una madre que su que lucen pelusilla bajo la napia y hijo jure bandera. No por- erección permanente tras el calzón que se haga un hombre, que de que darles un afeitado contundente eso ya se entera cuando viene la y una ración de bromuro en el escriada con el predictor positivo, tofado. Antes de que se dediquen sino porque teniendo colocado al a fisgar en los cajones familiares y zagal en el cuartel se libra de tener saquen la Parabellum que tiene al zángano metido en casa llenan- guardada su progenitor desde los do de colillas la alfombra, bebién- tiempos de la División Azul, para dose el anisete, robándole las pas- encañonar la oreja de cualquier tillas anfetamínicas para adelgazar transeúnte y sacar un dinerillo para y fumándose los puros de su señor sus vicios, conviene ponerle un padre. Peor que tener a la suegra Cetme de repetición en las manos en el hogar es tener a un hijo en el para que frían a tiros a todos los paro con cinco años sin aprobar el fantasmas de su imaginación. COL) metiendo casetes de U 2 las Lo malo de tener a tanta muchaveinticuatro horas del día. chada dispuesta a llenar de plomo N SUMARIO Ya se van los quintos, madre Jorge Berlanga Poli Díaz Beatriz Cortázar Gabinete Caligari Gomaespuma Fernando Márquez Joaquín Albaicín José Alejandro Vara Isidro Juan Palacios Rubi Violeta Cela Montesol a cualquier semoviente que se ponga a ojo es que, por medidas diplomáticas, ya no hay capitán que se atreva a lanzar sus huestes contra el moro, con lo que resulta que al final la soldadesca se dedica a confraternizar con el infiel gastándose la paga del mes en la droga con envoltorio que vende el muy ladino en cualquier esquina a cien metros del campamento. Erróneo es también que los chicos, convencidos por las proclamas publicitarias que el Gobierno hace de la moda de España, tengan que apartar la elegancia subvencionada de su mente para caer en la uniformización. La recia felpa del traje de recluta, por muy gastada que esté, queda lejos de la arruga bella. Se comprende la actitud gallarda y heroica de los guerreros de antaño, vestidos con colores vistosos, casacas de seda, cascos de oro y lucidos penachos. En otras épocas el arte de la guerra era algo similar a un desfile de modelos, sólo que con un espíritu más caballeresco que los de ahora, llenos de pisotones, codazos y comentarios malignos que se lanzan como dardos. Poco gloriosa es la perspectiva en la actualidad del hombre de guerra, que en vez de morir a espada con el nombre de su dama en su boca, puede morir reventado por un misil con los calcetines sin lavar y el pronóstico del partido LogroñésBetis en la punta del bolígrafo. Pero así están las cosas. Entre juventud perdida y perder la juventud, en medio está la caja de reclutas para meter a los que tienen que servir. Jorge BERLANGA Felipe González ABC 105 JABADO! 4- 11- 87

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