ABC MADRID 14-11-1987 página 85
- EdiciónABC, MADRID
- Página85
- Fecha de publicación14/11/1987
- ID0001620028
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SÁBADO 14- 11- 87 ESPECTÁCULOS A B C 85 Jazz en Madrid Miles Davis triunfa por encima de las etiquetas, pero también sin ellas El Príncipe del Silencio, convocó a más de siete mil personas Madrid La presencia de Miles Davis sobre el escenario del Palacio de Deportes madrileño, una vez más, congregó el máximo interés del público seguidor del Festival de Jazz, y volvió a desenterrar! a eterna polémica sobre el avance o estancamiento musical del Príncipe del Silencio Y también, como es habitual, una cascada de sus notas, elipsis incluidas, fueron más emotivas que algunos conciertos ya presentados anteriormente. nudo y desenlace, cuyo argumento se gestó Escuchar a Miles Davis, y además verle, es hace mucho tiempo, y que en el futuro podrá ün espectáculo que no por repetido cansa. A tener muchos finales, pero siempre con la su música, la plástica de su actuación, cual misma moraleja, fruto dé su providencial sabiprolongación natural, justa y necesaria a ella, duría. se convierte en inusitado ballet expresivo Si antes se vestía a la moda, ahora igual. del alma que va esculPero la moda ha cambiado. Igual que la múpiendo en cada nota el sica pop de antes no es la de ahora. Miles, trompetista que hoy sicontinúa mirando al pop pero de Prince, y gue sacando provecho él lo sabe; es hoy el Tin Pan Alley del pasaa la elección realizada do, y la cotidaneidad del presente, que es en su juventud al supriotro tiempo verbal para conjugar su forma de mir el vibrato Por hacer. ello toca como toca, y Vestido de guerrillero Urbano; pósmóderno lentejuelero, 0; ascético monje galáctico, da igual que se fe escape un clásico, como que Su inagotable magia vuelva a versionear el Time after time de arrastra sus paseos soCyndi Lauper, o el Human Nature Como bre el tablado, no sólo Mlles Davis es lo mismo que Al Foster esté a la batería o los objetivos de los foque la aporree su sobrino, que los vatios tógrafos, sino las receptivas y atentas mentes sean los del Bitehes brew o los de la saga de todos los espectadores del Palacio, que Decoy You are under arrest Tutu asistieron a una historia con introducción, Entretejió una tela de araña electrificada que atrapó al público madrileño Y es así porque la negritud de su trompeta, alimentada del mejor blues y de todo el acervo cultural del jazz cosechado y acumulado hasta los años cuarenta, y desarrollado desde entonces hasta hoy, están. sobre el escenario. Y porque la máxima gloria de Kenny Garret, Bobby Irving, Adam Holzman, Joe McCreary, Darryl Jones, Rudy Bird y Ricky Wellman es y será la de haber sido sus siervos. Con ellos Miles Davis convierte su trompeta en un mágico rayo director descubridor de senderos. Su música no es la de antes, muy cierto en gran parte; pero su trompeta es la misma de siempre, y mantiene la fuerza en feliz equilibrio con el silencioso reverso tenebroso. Pues si la ausencia de placer genera dolor, la ausencia de sonido complace y explica el mensaje de su trompeta, cuya sordina penetra más y más profundamente que todos los badajos catedralicios. Ángel Luis INURRIA D Sarah Bernhardt y Marlene Dietrich. Novecientos cincuenta mil francos suizos se pagaron por un brazalete en forma de serpiente que perteneció a Sarah Bernhardt, fallecida en 1929 y considerada como una de las mejores actrices de teatro que jamás haya pisado un escenario. En la misma subasta, celebrada en Ginebra, se pujó por ocho piezas pertenecientes a Marlene Dietrich. El espíritu de Trane y el legado del AAGM dejaron su mensaje Los. grupos Memorial John Coltrane y The Leaders protagonizaron dos soberbios conciertos en el Palacio de Deportes. El público, que cubrió aproximadamente la mitad del aforo disponible, disfrutó las actuaciones hasta donde lo permitieron las nefastas condiciones sonoras del local. Coincidiendo con el XX aniversario de su desaparición se ha creado el quinteto Memorial John Coltrane, que invoca a su espíritu, por otra parte presente en cualquier festival de jazz aunque no siempre acuda a la cita. -En- la reunión espiritista el maestro de ceremonias es el pianista McCoy Tyner; el médium, el batería Elvin Jones, mientras el bajista Reggie Workman evita que no se desunan las voluntades de los presentes, donde se encuentran la trompeta negra, negrísima, de Freddie Hubbard y el presunto doble de Trane el saxofonista Sonny Fortune, que cumple efectivamente la tarea de sumergirnos en la ensoñación que nos traslade al pasado. Como Tyner, Jones y Workman sustentaron el mítico grupo del saxofonista invocado, Hubbard colaboró en destacadas ocasiones con él, y Fortune hace de fotocopia; aunque sus hojas de sonido se apoyen en las del papel pautado, el remake funcionó, aunque para ello estos gigantes del jazz tengan que controlarse un pelín. Todos menos Hubbard, claro. Que con igual desfachatez inicia una solitaria introducción de Stardust al no menos universal Body and Soul, como interrumpe la actuación de The Leaders, para resaltar las cualidades de su colega, Lester Bowie, a pesar de que sea de Chicago, y pedirle que toque blues que eso es lo bueno. No hay duda de que las intensidades, contrastes, contemporaneidades y clasicismos de Lester Bowie, Chico Freeman, Arthur Blyhe, Kirk Lightsey, Cecil McBee y Don Moye explican la ophistea A. L. I. Ximo Tebar y Stivin- Dasek, entre el Este y el Oeste El jazz de la costa este española, los valencianos del cuarteto de Ximo Tebar, y un curioso dúo del este europeo, los chechos Jiri Stivin y Rudolf Dasek, amenizaron con generosidad al escaso público que acudió al simpático Círculo de Bellas artes. Después de escuchar a los coltranenianos y a los líderes del Palacio de los Deportes, el recuerdo de su música, el sueño acumulado, y el buen sentido, se impusieron. Ximo Tebar es un guitarrista que gusta de recordar a Wes Montgomery, amante del tema Impressions y cuyo aspecto pulcro y educado, parece reflejarse en su guitarra, reguardada en el piano de Ricardo Belda, el contrabajo de Luis Llario y la batería de Jeff Jerolamon. Más correctos que intensos, y buenos intérpretes cedieron su sitio a una extraña pareja. Frente a la pulcritid de ejecutivos, de los jóvenes valencianos, el aspecto de los más que maduros checos, recordaba a los bohemios andadores de carreteras de Keruac. Jiri Stivin, flautista, saxofonista, y Rudolf Dasek, guitarrista, dialogaron con variedad y riqueza de argumentos en un diálogo donde ambos sabían escucharse, comprenderse y responderse con sabiduría. Sus vivencias no las inventaron, pero sus interpretaciones se enriquecieron por la improvisación. Personales y notables músicos, eligieron como lenguaje el jazz después de conocer la música clásica. Mientras Stivin se volcaba sobre su instrumento, sin espacio para el silencio, aunque con lugar para as citas Dasek apretaba el acelerador, acumulando notas no exentas de densidad, consiguiendo ofrecer una personal forma de entender el jazz donde los conocimientos de la música clásica se encuentran cómodos con su inventiva de intérpretes, aliada a la improvisación y libertad, bien entendida, que aporta el jazz Sorprendente y valorable su actuación, aunque ante pocos asistentes, fue un postre con sabor diferenciado que borró el regusto del empacho anterior. A. L. 1.