ABC MADRID 10-11-1987 página 26

26 A B C NACIONAL -La infiltración de ETA en la Ertzaintza MARTES 10- 11- 87 El policía autónomo Briones pasó a ETA planos y croquis de instalaciones militares Ha sido condenado por el asesinato de un policía nacional Madrid. J. Z. La Audiencia Nacional condenó la pasada semana al policía autónomo Pedro María Briones Goicoechea a diversas penas que suman unos setenta años de cárcel por la comisión de diversos delitos como integrante de la banda terrorista ETA, entre ellos el asesinato en San Sebastián del policía nacional Eduardo Navarro Cañada, atentado en el que resultó herido de gravedad el agente del mismo cuerpo Clemente Medina Monreal. El juicio contra este etarra ha estado marcado por los intentos de su abogado de presentarle como un individuo que no había cometido los hechos imputados y, simultaneamente, solicitar para él las medidas de reinserción por arrepentimiento espontáneo ya que, al parecer, decidió abandonar ETA poco antes de ingresar en la Policía autónoma vasca (Ertzaintza) Uno de los testigos de la defensa fue el parlamentario de Eusko Aikartasuna Joseba Azcárraga, que, como se sabe, tiene un papel protagonista en todo lo referido a la citada reinserción social. Esta estrategia llevó a la defensa anunciar acciones judiciales contra ABC por la inclusión de Briones Goicoechea en una información sobre la presencia de elementos etarras en la Ertzaintza. En una de las sentencias dictadas por la Audiencia Nacional contra Pedro María Briones, alias Kepa se declara probado que a partir de 1979 y hasta 1983, tuvo contactos con ETA y pasó a la banda planos y croquis del destacamento militar de Jaizquíbel, en los que daba detalles de los servicios y relevos de las tropas, y matrículas de vehículos pertecientes a mandos y jefes militares, así como de coches policiales camuflados. También se declara probado que entró a formar parte del comando Bianditz para llevar a cabo la lucha armada y actos de violencia Para ello, realizó un cursillo de cinco días en Francia en el que recibió instrucciones y adiestramiento sobre el empleo de armas de fuego y confección de explosivos, realizando prácticas de tiro con pistolas y metralletas provistas de silenciador. El armamento del comando estaba compuesto por dos subfusiles, tres pistolas, munición, detonadores, cebos eléctricos, veinte kilos de goma- 2, armamento que Kepa tuvo a su disposición hasta el verano de 1984 y con el que se perpetró, entre otras acciones terroristas, la colocación deun artefacto explosivo en una sucursal del Banco Guipuzcoano en Oyarzun causando daños por un importe de un millón de pesetas. En la sentencia, se condena a Pedro María Briones a siete años de prisión mayor y trescientas mil pesetas de multa como autor y criminalmente responsable de un delito de pertenencia a banda armada; a seis años y un día de prisión mayor pot depósito de armas de guerra; y a un año de prisión menor por un delito de estragos. La defensa solicitó una aclaración de la sentencia por si se podía aplicar a Briones la atenuante de reinserción social equiparable a arrepentimiento espontáneo como había dictado la Sala para el también procesado Mi- El juicio contra el ertzaintza Pedro María Briones Goicoechea se celebró la pasada semana. Probada su vinculación a ETA, ha sido condenado por diversas penas que suman setenta años de cárcel guel Ángel Alustiza (ver ABC del 8 de Noviembre de 1987) El Tribunal se ratificó en su sentencia y no apreció ninguna circunstancia modificativa de las responsabilidades penales. En el caso de Alustiza se había concedido porque había actuado sólo como correo Condenado por asesinato La otra vista en la que fue juzgado Pedro María Briones era la relativa al asesinato del policía nacional Eduardo Navarro Cañada, el 15 de diciembre de 1983, atentado en el que resultó gravemente herido, el agente del mismo cuerpo Clemente Medina Monreal, en cuya representación se presentó una acusación particular protagonizada por Miguel Ángel Pinero Mun, del bufete de abogados de Jorge Argote. Este letrado rechazó las tesis sobre el arrepentimiento, ya que, como dijo, si hubiese existido un arrepentimiento espontáneo real lo lógico es que el procesado se hubiese presentado al día siguiente del atentado en Comisaría para confesar su crimen, cosa que no hizo. La sentencia declara como hechos probados que Briones Goicoechea, en unión de otros dos individuos, Rafael Echeveste Garmendia (muerto cuando manipulaba un explosivo) y Rafael Gómez Ces (recientemente detenido en Italia y pendiente de extradición) decidieron llevar a cabo un atentado contra miembros de la Policía Nacional que patrullaban por el centro de San Sebastián para lo que decidieron apoderarse de un vehículo de la Policía Municipal con el que llevar a cabo esta acción criminal. El 15 de diciembre de 1983 hicieron una llamada telefónica a las dependencias de la citada Policía y dijeron que un hombre se estaba paseando desnudo por las inmediaciones del merendero Irati, en el monte Ulía. Al llegar el vehículo municipal al citado lugar, Briones abordó a sus ocupantes en unión de sus dos compañeros de comando que portaban pistolas. Briones se puso a los mandos del coche y se dirigieron a otro lugar del monte donde despojaron de sus camisas, cazadoras y gorras reglamentarias a los policías, disfrazándose con dichas prendas. La finalidad de esta maniobra no era otra que facilitar la huida tras perpetrar el atentado. Según la sentencia, Briones permaneció al volante del coche de la Policía Municipal mientras los otros dos componentes del comando asesinaban a Eduardo Navarro y causaban gravísimas lesiones a Clemente Medina, de las que tardó en curar 637 días, quedando incapacitado para su trabajo habitual y con diversas secuelas. La Ertzaintza y el terrorismo San Sebastián. Carlos Olave Desde su constitución, la Policía Autónoma Vasca ha sido centro de numerosas polémicas, motivadas, en la mayoría de los casos, por la falta de voluntad de sus responsables políticos a la hora de combatir a ETA. La infiltración de etarras en la Ertzaintza y las formas de acceso, han sido también criticadas. El primer escándalo saltaba a la opinión pública el 28 de febrero de 1983 cuando un comando de ETA asaltó la Comisaría que la Ertzaintza tiene en la Diputación Foral de Guipúzcoa, apoderándose de ciento doce pistolas, más de seis mil cartuchos, seis radiotransmisores y uniformes. Desde que se creara la Policía Autónoma Vasca, hace ya más de cinco años, sus agentes todavía no han desarticulado ningún comando de ETA ni han encontrado zulos con armas o pisos francos donde se ocultaran los terroristas. Únicamente el 2 de noviembre de 1986 miembros de este Cuerpo se enfrentaron con activistas de ETA, en el transcurso de la operación en la que fue liberado el industrial Lucio Aguinagalde, afiliado al PNV. En el tiroteo falleció el jefe de operaciones, Genaro García Andoain, y un terrorista pudo escapar. Hasta la fecha han sido siete los agentes de la Ertzaintza detenidos por sus vinculaciones con ETA. Como se recordará, se trata de José María Pizarraga Goicoechea, Pedro María Briones Goicoechea, Jesús María Bastardea Munduate, Juan Manuel Pumar Méndez, José Ignacio de Juana Chaos y Pedro Gamecho, así como Ignacio Rodríguez. La forma de detener a estos dos últimos suscitó airadas protestas por parte de Luis María Retolaza, al quejarse de que no había sido informado con la necesaria antelación. En algunos medios políticos se ha venido criticando, especialmente durante los últimos veranos, la pasividad de la Ertzaintza a la hora de exigir el cumplimiento de la legalidad vigente en materia de uso de la bandera nacional, no retirando la ikurriña que ondeaba en solitario en Ayuntamientos incluidos dentro de su ámbito de despliegue. Al mismo tiempo dirigentes del PSE- PSOE han acusado en ocasiones a la Policía Autónoma de negligencia a la hora de defender sus sedes ante los ataques de manfestantes de la izquiredá abertzale La última polémica ha surgido al conocerse unos documentos que probarían que la condición de militante del Partido Nacionalista Vasco es requisito necesario para acceder a formar parte de la Poticía Autónoma Vasca.