ABC MADRID 07-11-1987 página 64

XII ABC ABC 7 noviembre- 1987 -Pensamiento y ciencias socialestacan dos argumentos ODA afirmación repetidamente planteaacerca del prodos en Andalucía en greso o atraso los dos últimos siglos: económico de una sola cuestión agraria (en ciedad implica un juicio especial el régimen de comparativo con otra Gumersindo Ruiz (coord. Andalucía en el pensamiento económico, Arguval (Málaga, tenencia de la tierra) y c o m u n i d a d que se 1987) 247 págs. Aurora Gámez Amián, Transformaciones económicas y sociales en las ventajas que Tos toma como elemento el Reino de Granada. Siglo XVIII, Universidad de Málaga (Málaga, 1987) 222 págs. productores de la rede referencia. Si deciJuan Francisco Zambrana Pineda, Crisis y modernización del olivar, Ministerio de gión atribuían al libre mos, por ejemplo, que Agricultura, Pesca y Alimentación (Madrid, 1987) 472 págs. María José Alvarez Arza, cambio. Desdé un punEspaña o Portugal eran La economía andaluza vista por los viajeros del siglo XIX, Universidad Nacional de to de vista histórico países económicamenEducación a Distancia (Madrid, 1986) 418 págs. está desmostrado que te subdesarrollados halas diferencias en la cia 1950, estamos, en realidad, afirmando que la composición de tantes que a los del resto de España. Si esto asignación de la riqueza y la renta implican sus sistemas productivos, sus niveles de biefue así, ¿cuándo y por qué Andalucía quedó determinadas consecuencias sobre el progreso económico. Lo que está mucho menos nestar individual y el grado de servicios co- retrasada respecto a otras regiones? claro es que el problema de la desigualdad munitarios que sus habitantes recibían a meLa respuesta al primer interrogante es más deba plantearse sólo en la habitual referencia diados del actual siglo estaban por debadjo fácil: cuando se industrializó la mayor parte del rango medio de los restantes países de de España antes que Andalucía. Salvo Cata- a la cuestión latifundista y que las dificultades para la modernización económica de Andalu Europa occidental. Precisamente el gran reto cía residan sólo en el desigual tamaño de las histórico de las economías atrasadas es confincas. Así, del documentado libro de Aurora seguir la vía para lograr unas tasas de creciGámez Amián se deduce. que la distribución miento anual, á lo largo de un determinado del producto local entre tos agricultores miniperiodo, que permitan reducir las diferencias fundistas de Málaga y los comerciantes excon los países más avanzados. Ese reto ha portadores pudo no ser menos desigual en el supuesto una serie de dramáticas alteraciopasado que entre los latifundistas y los jornanes, a lo largo del tiempo, saldadas en unos leros de Sevilla o Córdoba. En otros países, casos con el éxito y en otros con la frustraInglaterra, por ejemplo, el aumento de dimención, tras etapas más o menos cortas de essión de las explotaciones agrarias en el siglo peranzada actividad. XVIII significó un incremento de la productiviLa historia económica de España a lo largo dad que repercutió favorablemente en el prodel siglo XX, y sobre todo entre 1950 y 1973, ceso de cambio económico. Por ello es dudoes la de un proceso de transformación culmiso que la cuestión deba plantearse de manenado por él éxito. Pero dentro de España, al ra simplista en términos de tamaño de la cabo de dicho proceso, también puede hapropiedad rural. De hecho, influyeron otras blarse de regiones económicas más avanzacircunstancias, como la abundante oferta de das y de otras con un perceptible atraso commano de obra agrícola, o la implantación de parativo. Esta realidad plural estimuló una luna, cuya modernización data del siglo XVIII, un sistema arancelario que favoreció el surgimuy abundante literatura, del mismo modo casi todos los actuales espacios industriales miento de industrias en el Norte, a la vez que que ocurrió en Italia en la década de 1950. surgieron después de 1850. La historia del la supervivencia de explotaciones costosas y La aparición de problemas como el paro o el subdesarroilo andaluz es, por tanto, una his- poco dinámicas dentro de Andalucía. No fue envejecimiento industrial en algunas zonas toria relativamente corta. Sin embargo, esto hasta hace veinticinco o treinta años cuando otrora prósperas parece haber mitigado el de- no quiere decir que no estén vigentes desde la aparición de una demanda alternativa de bate acerca dé la existencia de regiones ricas hace muchos siglos algunas peculiaridades fuerza de trabajo, en las ciudades industriales y regiones pobres. Pero sería engañoso pen- que en su momento impidieron que Andalucía españolas o en otros países europeos, detersar qué se trata de una cuestión sin tanta im- se modernizara. minó una reducción en la mano de obra disportancia como la que tuvo hace diez o veinEl más conocido y debatido de dichos ras- ponible, un aumento del salario rural medió y te años. gos peculiares es el de la desigual distribu- una consiguiente elevación de la capitalizaEn el casó de Andalucía, su posición res- ción de la riqueza, especialmente la propie- ción agraria y de la productividad en la agri. pecto ai resto de España apenas ha variado dad de la tierra. En él libro de estudios sobre cultura andaluza, en los últimos quince años. De acuerdo con pensamiento económico en Andalucía- recolos datos del Biáncó de Bilbao sobré distribu- pilados por Gumersindo Ruiz Bravos se desPero la existencia de un. sector dinámico ción dé renta regional, el ingreso medió famidentro de la agricultura andaluza está ya paliar per cápífa de Andalucía es el antepenúltitente en el. sjglo XIX, cómo demuestra el exmo, tras la región extremeña y ¡la castellanocelente, libro. de Zambraria, Pineda. sobre, el manchega, en i 983, y supone apenas el 70 olivar. Hubo empresarios en los últimos cien por 100 de lamedia espartóla. Desde un punaños que supieron, adaptarse al mercado, to de vista histórico, puede plantearse la premodificar sus explotaciones y obtener liña gunta de si esto fue siempre así. Hay indirentabilidad, comparativamente elevada; Lo cios, por ejemplo, de que el producto por HaAcaba de. aparecer La guerra civii espaque sorprende es qué esa capacidad emprebitante en Andalucía á mediados del siglo ñola en la novela. Diez añps de democrasarial apenas é manifestase fuera de la. proXVIII era superior, al de la mayoría de (as recia, tercer tomó de lá bibliografía comenpia agricultura, hp ya erí. lás minas de cobre y tada de la hispanista canadiense Maryse giones españolas dé entonces. Él dato no Bertránd de Muñoz; errlá- Editorial- José plomo- explotadas, por extranjeros- sino en debe sorprendersi se considera fa composiPorrúa Turanzas. la propia comercialización exterior de los proción mayoriíariamerite agraria que tenía enCérea de ciento setenta novelas te la ductos primarios. Y llegados a este punto patonces iá producción y él consiguiente peso guerra civil se: analizan en. este tomo, rece legítimo preguntarse si la combinación específico que el valle del Guadalquivir, por además de las ochocientas estudiadas, en de todos estos factores- bajo poder adquisiejemplo, poseíareír Iá economía española, fosdos tomos anteriores. tivo de gran parte de la población, abundante por no hablar deí córñercio dé CátJiz con Un libro indispensable para todo invesmano de obra, eteyada, rentabilidad de las extigador de la España moderna, dé ta no- América o de las exportaciones de Málaga y vefa de la posguerra y de la guerra, ivi 4. plotaciones; agrarias, limitada clase dirigente Jerez al norte de Europa. Incluso en tá prime: ra mitad del ¡stgíp XIX, según se desprende PEDIDOS: fuera del sector rurai no ayudó ün. persistente, aunque productivo, ensimismamiento del interesante Ero dé María José Alvárez, EDITORIAL JOSÉ PORROA TURANZAS de los empresarios agrarios andaluces. los viajeros extranjeros por Andalucía no conCea Bermúdez, 10, 28003 Madrid JPedro TEDDE DE LORCA sideraban más pobres o infelices a sus habi- T ¿Desde cuándo es Andalucía un país atrasado? La guerra civil española en la novela